¡CUIDADO! UN EVANGELIO FALSO ESTA DESTRUYENDO EL
CRISTIANISMO
“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre
rico que tenía un mayordomo y éste fue acusado
ante él como disipador de sus bienes. Entonces
le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca
de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no
podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2).
Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un
reporte de que uno de sus mayordomos estaba
malgastando sus posesiones. Así que lo llamó a
que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto
que oigo acerca de ti? Entrega cuenta de tu
mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.
Esta parábola es muy importante para el cuerpo
de Cristo ahora. Es la trágica historia de un
siervo de Dios que pierde su poder y unción y
termina ofreciendo un evangelio rebajado y
barato. El hombre rico de esta parábola es
Cristo mismo en quien moran todas las riquezas
de gloria. El mayordomo que está siendo
despojado de la autoridad es cualquiera a quien
le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que
ha sido hallado culpable de desperdiciar los
recursos de su Señor.
Este mayordomo era culpable de malgastar las
posesiones de su señor, una acusación que se
podría hacer en nuestros días en contra de
multitud de ministros, de obreros cristianos y
de ovejas. ¡Qué desperdicio vemos en el reino de
Dios hoy en día!
1. Los Elegidos de Dios desperdician tiempo, el
más precioso recurso que el cielo pudo confiar a
la humanidad.
Los pastores ungidos de Dios, maestros y
evangelistas son tan culpables como las
multitudes del redil que sólo buscan los
placeres. Los mayordomos del evangelio deberían
estar redimiendo el tiempo y no malgastándolo en
pasatiempos, deportes, recreación y la
televisión. Muéstrame un hombre de Dios que se
sienta enfrente del ídolo de la televisión,
desperdiciando horas preciosas, perturbando su
alma y su mente con la corrupción del infierno,
y yo te mostraré a un mayordomo injusto a quien
Dios traerá a cuentas y le despojará de toda
autoridad espiritual.
Este mayordomo se consintió a sí mismo. El tomó
los recursos de su amo y se los derramó encima.
Uno pensaría que todas las riquezas eran
solamente suyas, por la manera en que se gastaba
los recursos y en que se consentía a sí mismo.
Hoy vemos este triste espectáculo en la iglesia,
a cristianos yendo de un lado para otro,
desperdiciando los recursos divinos sin saber
que Dios les va a pedir cuentas por ese
desperdicio.
2. El poder, otro de los gloriosos recursos de
Cristo, está siendo egoísta y tontamente
malgastado.
Los reyes del poder en la casa de Dios son
aquellos que malgastan el poder de su amo para
justificarse a sí mismos. Quieren ser conocidos
y respetados como profetas, como los hombres del
momento, buscados como poderosos guerreros de fe,
acción y poder. Aman el aplauso de los hombres,
la adulación como para un héroe; les gusta ir
por ahí oyendo esas palabras de autoaprobación.
“¡Miren, ahí esta! ¡Ahí va ese poderoso hombre
de fe, acción y poder!” Pablo denunció esa
adulación a ministros. Debemos dar honor a quien
honor merece, y ése es ¡solamente Cristo!
Los creyentes sin discernimiento hacen pequeños
dioses de los autonombrados profetas, sanadores,
y maestros de nuevas revelaciones.
El poder malgastado está corrompiendo al
ministerio y la casa de Dios. Los cristianos
superficiales son atraídos al poder como las
abejas a la miel. Y una terrible acusación en
contra de la iglesia apóstata es oír a los
cristianos decir: “¡Qué bárbaro, qué poder tiene!”,
en vez de susurrar con santa reverencia: “¡Está
lleno de Jesús! ¡Jesús se revela en él
maravillosamente! ¡Hace a Cristo real!”
El verdadero mayordomo del evangelio no busca el
poder para demostrarlo enfrente de multitudes
curiosas. Las multitudes pueden ver la fuerza
del poder sanador de Dios, como cuando Jesús
sanaba a los enfermos. Sin embargo, a Él le oían
decir una y otra vez: “No le digas a nadie”.
Dios le confía su mayor poder a aquellos que van
a los hospitales, a las calles, a los hogares, y
en secreto, lejos de los ojos de aprobación y de
los aplausos, derriban fortalezas, atan a los
demonios y libertan a los cautivos, sanan a los
enfermos y son verdaderos y desconocidos
ministros del poder sanador de Cristo. El
verdadero don de sanidad no se manifiesta en una
atmósfera de espectáculo, sino que se manifiesta
solamente cuando es usado por siervos humildes
que son completamente celosos de la gloria de
Dios, como Cristo lo era.
Un poco del santo poder de Dios que no es usado
o aprovechado solamente para la gloria de Cristo
es un desperdicio. Es un mayordomo injusto
gastando para sí mismo lo que no le pertenece.
Sin embargo, aún hay hombres que se levantan
grandes nombres para sí mismos, robándole la
gloria y el poder al Señor, para engrandecerse
ellos mismos.
3. La fe es otro recurso de Cristo que está
siendo desperdiciado por los cristianos hoy en
día.
¡Toda la fe verdadera proviene de Cristo! Cuando
hablas de todas las riquezas de Dios en Cristo
Jesús, debes incluir la fe. Somos salvos por la
fe de Cristo. Pero la preciosa fe que debería
haber sido cuidadosamente invertida, está siendo
desperdiciada en trivialidades. Los héroes del
capítulo once de Hebreos se apropiaron de su fe
para conquistar reinos, tapar la boca a los
leones, extinguir el poder del fuego, poner en
fuga a los ejércitos del enemigo, ejecutar actos
justos, recibir a sus muertos de regreso, y
finalmente, para soportar torturas, vituperios,
azotes, prisiones y cárceles.
¡Hoy la fe de Cristo es a menudo desperdiciada
en egoísmo! ¡Logros personales, éxito, aumento
de bienes, riquezas terrenales y prosperidad sin
límite, con perfecta salud y una felicidad sin
mancha!
¿Por qué será que los cristianos pueden invertir
todas las clases de fe en un intento de llegar a
ser prósperos y felices, pero no pueden tener fe
para que su casa y sus vecinos sean salvos? ¿Por
qué tan poca fe para recibir la santidad de
Cristo? ¿Por qué tan poca fe para evangelizar a
un mundo perdido?
Uno de estos días, muy pronto, Dios nos va a
poner de espaldas contra la pared y nos va a
pedir cuentas de la forma en que manejamos Su
preciosa fe. ¿La gastamos sólo en trivialidades,
como si la fe sólo existiera para hacernos la
vida más fácil? ¿No nos preguntará el Señor, con
ojos penetrantes, por qué no usamos sus riquezas
sabiamente? ¿Qué pasará en el tiempo que viene
pronto, cuando legiones de demonios sean
soltados sobre esta generación, y los
gobernadores de las tinieblas extiendan sus
reinos siniestros, y furiosas tentaciones;
cuando los ejércitos de Satanás vengan en contra
de nosotros, y los burladores y los torturadores
y los anticristos se levanten para acosar a los
hijos de Dios? ¿Estará el pueblo de Dios, los
mayordomos de Dios, en la línea del frente
haciendo una gran demostración de fe para la
gloria de Cristo, o estarán de pie delante del
Juez para ser despojados y echados fuera por
malgastarla? ¡Señor, ayúdanos!
LA GRAN LECCIÓN
La gran lección de esta parábola va más allá de
la tragedia de una iglesia que desperdicia las
riquezas de Cristo en intereses egoístas; va
hacia el pensamiento corrupto de los mayordomos
cristianos que han sido despojados de la
autoridad divina. Los mayordomos del evangelio
que desperdician el tiempo, la fe, el poder y
otros recursos divinos van, por consiguiente, a
perder su autoridad espiritual en Cristo y van a
ser libres para comprometerse con sus propios
planes y proyectos. Perderán su unción y se
arrastrarán inventando un evangelio que perpetúe
sus propios intereses.
“Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré?
Porque mi amo me quita la mayordomía” (Lc.
16:3).
Los mayordomos que malgastan la riqueza de su
amo y pierden la unción llegan a estar
completamente dedicados a su propia
supervivencia.
Ya no es su interés principal: “¿Qué puedo hacer
por el Señor?”, sino, “¿Qué puedo hacer por mí?”.
Esto incluye tanto a discípulos como a ministros.
Le pregunté al espíritu Santo por qué este
mayordomo no se arrepintió simplemente y se
arrojó en la misericordia de su amo. ¿Por qué
salió y empezó a planear y a hacer proyectos
para protegerse a él mismo y su futuro? Yo creo
que la respuesta es que había ido muy lejos y se
había colocado más allá de la redención. Sus
propios intereses le habían endurecido, se había
entregado a un corazón dividido. Si crees que
los predicadores centrados en sí mismos y los
discípulos nunca están más allá de salvarse, no
conoces la Biblia. Así eran Ananías y Safira;
también Alejandro e Himeneo a quienes Pablo
entregó a Satanás para que otros temieran;
también aquellos de Romanos 1, que cayeron de la
fe a la profundidad de una mente reprobada.
Te lo digo con dolor en mi corazón, que ahora ya
hay ovejas, ministros y ministerios que han sido
desechados por Dios. Estos son los que han sido
engañados por espíritus mentirosos, habiendo
sido advertidos una y otra vez por el Espíritu
Santo y por los profetas de Dios, de que se
arrepintieran y que se humillaran. Ellos fueron
absorbidos por el egoísmo; empezaron a fornicar
con madera y piedras, se convirtieron en
constructores de templos y de monumentos de
realizaciones personales; y rechazaron una vida
de quebrantamiento y humildad. ¡Dejaron el
closet de oración por sus intereses y por la
obra de sus manos! Temerariamente malgastaron el
dinero de Dios, la fe de Dios, el tiempo de Dios
y el poder de Dios.
Por toda la nación, oigo de gente santa de
oración, la misma cosa que oigo de mi Padre del
cielo. Aquellos que están caminando con Dios,
viviendo en el Espíritu, instintivamente sienten
que Dios ha descubierto, y que deplora, todas
las abominaciones en la iglesia, en el púlpito,
en las predicaciones y en algunos ministerios
populares.
No todos son corruptos, ¡gracias a Dios! Hay un
remanente creciente de santos y ministerios que
se han vuelto a la justicia y a la oración. Pero
el verdadero cuerpo de Cristo debe orar por
sabiduría divina para discernir a aquellos que
ya han sido despojados de la autoridad
espiritual y de la unción. Un mundo creciente de
cristianos de oración ahora comparten el mismo
dolor de Dios por toda la mezcla con el mundo, y
sus corazones claman que Dios trate esto pronto.
¡Creo, sin lugar a dudas, que está a punto de
hacerlo! Si Dios puede hacer caer a Babilonia en
una hora, seguramente puede limpiar esta mezcla
en Su templo en un momento.
La mayor parte de los mayordomos modernos que
han sido despojados por Dios de todo servicio
espiritual no son tan sabios como el mayordomo
injusto, no se dan cuenta de que ya todo terminó.
No se han dado cuenta de que ya han sido
despojados de su mayordomía. Pero tú te puedes
dar cuenta que se acabó, por los planes y
proyectos que presentan centrados en el hombre.
Los intereses de Dios ya no son lo más
sobresaliente, ahora lo único importante para
ellos es su próximo proyecto. Terminan un
proyecto de hombre solamente para lanzar otro
más espectacular que el anterior.
Mi corazón clama: “¡Oh, mi bendito Señor! ¿Cuándo
se despertará el pueblo de Dios y empezará a
discernir que todo ese loco gastar, esa
construcción, y esa mentalidad mundana
representan un despilfarro hecho por cristianos
y por ministros que ya han sido desechados por
el Espíritu Santo y que están a punto de ser
llamados a cuentas? ¿Cuándo dejará el pueblo de
Dios de aguantar tal tontería? ¿Cuándo se
despertará el cuerpo de Cristo y gritará en
contra de esto y dirá: ¡Basta!” No hay ya
profetas de Dios en la tierra? ¿No quedan
pastores con suficiente discernimiento del
Espíritu Santo y con autoridad espiritual para
despertar a esta gente respecto a ese peligroso
desperdicio de los recursos de nuestro Señor? Es
triste, pero es cierto, que en algunos de los
más conocidos ministerios del país hoy en día,
ni con mucho se escucha la verdadera Palabra de
Dios. Yo no soy juez, pero por sus hechos es
patente que algunos están más allá de la censura,
cegados por sus propios consejeros, cegados por
ambición, cegados por los dioses del éxito y el
poder.
Algunos de ellos no recibirían un solo profeta
hoy en día, están tan altos y son tan poderosos,
están tan confiados en sí mismos, tan ricos, tan
influyentes, tan establecidos en sus caminos,
tan comprometidos con sus propios planes y
proyectos, que no pueden escuchar nada.
¡Sus ojos están cerrados, sus oídos no oyen, y
no saben que la gloria se ha ido y que Icabod ha
sido escrito sobre sus puertas! Y tan cierto
como que el mayordomo injusto fue derrocado, así
también ellos caerán. Dios va a cortar el
suministro y va a hacer una cosa tan
sorprendente que los oídos de todos los que lo
oigan van a retumbar.
Llamo a todos los santos que oran en toda la
tierra que empiecen a ayunar y a orar por la
limpieza dentro de la casa de Dios y entre sus
ministros y ministerios. Que empiece conmigo y
con el ministerio a mi cargo. Yo necesito esta
purificación tanto o más que todos los otros.
Ora porque el fuego santo de Su santidad llene
de temor todos los púlpitos. Ora para que Dios
salve los ministerios que aún pueden ser
salvados, que Dios humille y rompa las
voluntades necias de los hombres centrados en
ellos mismos, que haya arrepentimiento y un
regreso a la pureza y a la honestidad. Ora para
que ellos respondan pronto. Únete a todos los
otros santos que oran. ¡Que ya no se malgasten
los recursos de Dios! Ya no más alianzas con
aquellos que no tienen preocupación por los
intereses de Dios, sino que usan a otras
personas para aumentar sus intereses egoístas. ¡Ya
no más confiar en aquellos que ofrecen un
evangelio barato y de oferta!
¡Dios danos profetas y pastores y evangelistas,
puros, separados, quebrantados, que se den
completamente para la gloria de Jesús, que
puedan tronar en contra del pecado y de la
corrupción y hagan temblar a los adúlteros, a
los que se divorcian, a los laicos y ministros
tibios en la casa de Dios! Creo que el pueblo de
Dios está clamando por líderes que sean ejemplo
de santidad, y que los conduzcan a caminar más
profundamente con Cristo. Creo que la
congregación está más hambrienta de Dios que
muchos del púlpito. Algunos ministros jóvenes me
dicen que no pueden encontrar a hombres ancianos
de Dios a quienes puedan mirar como modelos de
santidad y pureza. La gente quiere moverse en
Dios, quieren fuego en el púlpito y convicción
en las bancas. Quieren que el Espíritu de Dios
despierte a sus iglesias y los saque de la
corrupción. Al menos, eso es lo que oigo de los
que me escriben.
UN EVANGELIO BARATO, CARENTE DE COMPROMISO
Este mayordomo despilfarrador dijo: “Ya sé lo
que haré para que cuando se me quite de la
mayordomía, me reciban en sus casas” (Lc. 16:4)
Procedió a llamar a todos los deudores de su amo
y les ofreció tratos con tarifas reducidas. Al
deudor que debía a su amo cien medidas de aceite
le decía que sólo pagara cincuenta. El redujo el
trato de otro deudor que debía cien medidas de
trigo. Le dijo que sólo necesitaba pagar ochenta
medidas. Les ofreció a todos los deudores
atractivas rebajas en los tratos.
Cuando el Espíritu Santo se va de un hombre o de
un ministro, y él toma el control, toda clase de
convenios se ofrecen a los deudores. Es por eso
que estamos oyendo ese evangelio barato y
rebajado desde tantos púlpitos.
Ahora hemos llegado al corazón del mensaje de
esta parábola. Estos mayordomos que han sido
despojados, van por ahí haciendo tratos
rebajados con deudores que andan buscando una
forma de pago barata. ¿Quién quiere pagar el
precio completo de la redención cuando hay en
pie una oferta de saldar la cuenta con una
salvación barata? ¿Quién quiere llevar los
sufrimientos de Cristo cuando puedes “cumplir”
con menos? ¿Por qué soportar la muerte, la cruz,
el oprobio y el rechazo cuando simplemente,
reclamas tus derechos y puedes volar justo hasta
el paraíso sin pena ni sacrificio? ¡Santos,
alíniense -es tiempo del evangelio basado en
tratos baratos-!
¡Quédate enfrente de tu televisión, llena tu
alma y tu mente con toda la porquería de los
pozos del infierno, sigue adelante, disfruta el
cine escandaloso, el teatro para adultos; corre
con la multitud, bebe, fuma, ve a centros
nocturnos, cuenta chistes groseros; divórciate,
haz trampas, fornica; gasta, compra y endrógate;
no ores, no ayunes, no clames, no hables de
cargas, de santidad y de apartarse del mundo!
¿Por qué? ¡Porque es el día del evangelio barato
y rebajado, sin dolor, sin poder, contaminado!
Se ofrece diariamente por radio, por televisión
y en cruzadas y en las iglesias por todo el
mundo.
“Y alabó el amo al mayordomo malo por haber
hecho sagazmente... Y yo os digo: Ganad amigos
pro medio de las riquezas injustas, para que
cuando éstas falten, os reciban en las moradas
eternas” (Lc. 16:8-9)
Que quede esto claro. Dios no está alabando el
mal proceder del mayordomo, ni está recomendado
sus acciones como tales. El sólo recomienda la
forma astuta en que el mayordomo injusto se
condenó a sí mismo. El amo alabó la manera en la
que selló su ruina. En otras palabras: “Tú
pensaste sabiamente en ofrecer estos tratos
rebajados. Pero cuando todo se venga abajo, y se
vendrá, tú y todos los que participaron contigo
en tus ofertas deshonestas, serán enviados a los
lugares donde habita Satanás”.
Lo que Dios nos está diciendo es que no hay
atajos, no hay consagraciones a medias, no hay
caminos fáciles a la gloria, o sin dolor. Vamos
a pagar el precio completo, esto significa que
tomemos nuestra cruz, nos neguemos a nosotros
mismos y lo sigamos a El hasta la plenitud de la
vida de resurrección. En el día del juicio todos
los mayordomos despojados y sin poder se van a
parar delante del trono del juicio de Jesús,
mirando no sólo sus ojos llameantes sino que
también verán a los pobres hijos perdidos del
reino a quienes ellos engañaron con ese
evangelio parcial. ¡Qué alarido será oído! Ellos
rechazarán a sus falsos profetas, gritando:
“¡Falso! ¡Impostor! ¡Pastor cruel! ¡Hijo de
Icabod! ¡Inventor de mentiras! ¡Nos heriste con
ceguera con tus medias verdades!”.
Todo lo que le puedes elogiar a algunos hombres
de Dios y a ciertos ministros hoy en día, es que
su astucia y su ingenio están proveyendo para
ellos y sus seguidores un camino con Jesús a un
precio de oferta. Y es astuta la manera en que
las Escrituras son torcidas y entrelazadas para
hacer que suenen correctas y aprobadas por Dios.
Han ido ya tan lejos que muchos pueden pecar a
voluntad y no ser convictos de pecado. Pueden
decir con el Israel apóstata, “Librados somos
para seguir haciendo todas estas abominaciones”
(Jer. 7:10). Doctrinas de demonios y doctrinas
de falsa seguridad son ofrecidas a aquellos que
escogen vivir vidas carnales y sensuales.
El mayordomo injusto pensó que había asegurado
su futuro, pero era una falsa seguridad. El
seguía siendo el mismo hombre permisivo,
tramposo y sensual que siempre había sido, y los
amigos que iban con él eran de su misma
naturaleza, todos ellos cegados por una falsa
seguridad. Puedes estar seguro que pagó un alto
precio por su engaño. ¿Quién puede dudar que el
amo rechazó los tratos rebajados que ofreció el
mayordomo injusto? Yo creo que el amo demandó el
precio completo.
Dios le dijo a la iglesia de Laodicea, tan llena
de bienes y que alardeaba de no tener necesidad
de nada, en realidad eres desventurada, pobre,
miserable, ciega y desnuda. Y hasta que no
renuncie a toda la tibieza, Dios la vomitará de
Su boca a ella y todo lo que representa. Este
hecho espantoso ya está sucediendo.
¡Dios danos mayordomos fieles! Danos santos en
el púlpito y en las bancas que se vuelvan al
Señor con todo su corazón, que rompan sus
ídolos, y caigan contritos delante de Tu
presencia. Y Dios, vuelve a traer el evangelio
de justicia, de separación del mundo, y
mandamientos santos de amor, y levanta ejércitos
de vencedores que alisten sus lámparas y se
preparen para recibir al Novio. Dios, llévanos a
la Cruz, a la muerte de nosotros mismos, a
reconocernos muertos al pecado por fe, y a la
resurrección en el reino de Vida Eterna en
Cristo. Amén.
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