"PECADORES EN MANOS DE UN DIOS AIRADO"
Por: Jonathan Edwards.
INTRODUCCION
El siguiente mensaje es un resumen de una
predicación dada a una congregación en el año de
1741. Una tremenda convicción de pecado traída
por el Espíritu Santo, cayó sobre muchas de las
personas allí reunidas, tanto que la gente
gritaba ¡me voy al infierno! y literalmente se
agarraban de los postes del edificio, sintiendo
que allí mismo se hundían en la perdición eterna.
Ese evento ha quedado grabado en la historia de
los avivamientos como algo sorprendente. Como un
milagro soberano obrado por el Espíritu de Dios.
Y para muchos es como algo casi mágico y sin
oportunidad de repetirse.
Un estudio cuidadoso de esta predicación nos
dará una idea de por qué aquella gente tuvo tal
experiencia: El Espíritu actuó junto con las
verdades adecuadas al caso.
MENSAJE
"A su tiempo su pie resbalará" (Dt. 32:35).
En este versículo Dios amenaza con vengarse de
los israelitas por su maldad e incredulidad, a
pesar de que eran el pueblo visible de Dios y
vivían bajo un tipo de gracia. Ellos no
consideraban todas las obras maravillosas de
Dios a su favor, y permanecieron invalidando su
consejo y sin entendimiento, como dice el v. 28.
Este pueblo privilegiado dio a luz un fruto
amargo y venenoso.
La expresión que escogí para mi texto inicial,
"A su tiempo su pie resbalará" relata el castigo
y destrucción que se avecinaba y al que estaba
expuesto este pueblo impenitente.
Implica las siguientes cosas:
1.- Siempre estuvieron expuestos a la
destrucción, así como uno que camina sobre algo
resbaloso está siempre expuesto a caerse. Esto
explica la manera en que la destrucción vendría
sobre ellos. Representa cómo sus pies
resbalarían. "Ciertamente los has puesto en
deslizaderos; en asolamiento los harás caer" (Salmo
73:18).
2.- Implica que siempre estuvieron expuestos a
una repentina e inesperada destrucción. Así como
el que camina en lugares resbalosos está a cada
momento en peligro de caer, y no puede ver más
allá de ese momento, si permanecerá en pie o
caerá; y cuando caiga, caerá sin aviso: "¡Cómo
han sido asolados de repente" (Salmo 73:19).
3.- Otra cosa que implica, es que estaban
propensos a caer por sí mismos, sin que nadie
los tirara. Así como el que camina en un piso
resbaloso no necesita más que el mismo peso de
su cuerpo para caerse. La razón por la cual no
han caído todavía es porque no ha llegado el
tiempo en el que Dios lo decrete. Dios dijo que
cuando llegue ese tiempo, su pie resbalará.
Entonces serán soltados para que caigan sin
misericordia, así como su mismo peso los lleva a
caer.
En otras palabras, Dios ya no los va a sostener
más, sino que los va a dejar a la inercia de su
propia gravedad. En ese mismo instante caerán en
la destrucción. Como el que se para en el borde
resbaloso de un abismo donde no puede sostenerse
solo, y cuando es soltado, inmediatamente cae y
se pierde para siempre.
SOLO LA MISERICORDIA DE DIOS MANTIENE A UN
PECADOR FUERA DEL INFIERNO
La observación de mis palabras es esta: No hay
nada que mantenga a un pecador fuera del
infierno, más que la pura determinación de Dios.
Por la pura determinación de Dios, me refiero a
Su elección soberana. La suprema voluntad de
Dios de extender inmerecidamente su misericordia
un poco más, es lo que preserva al pecador de
ese momento.
La verdad de esta observación puede mostrarse en
las consideraciones siguientes:
1.- Dios no necesita un Poder especial para
enviar al infierno a un pecador en el momento
que Él disponga. Las manos del hombre no pueden
hacer nada cuando Dios se levanta contra ellos.
Los más fuertes no tienen poder para resistirlo,
ni nadie puede escapar de sus manos. No
solamente puede mandar a los malvados al
infierno, sino que lo hace fácilmente. De la
misma manera como el hombre pisotea una lombriz
que se arrastra por el suelo con toda facilidad,
o como quien corta un hilo que está fuera de
lugar, así de fácil es para Dios mandar a sus
enemigos al infierno cuando Él lo decida. ¿Qué
somos para atrevernos a pensar en pararnos
frente a Él, ante quien la tierra tiembla y las
grandes rocas se hacen añicos?
2.- El pecador merece ser echado en el infierno
para que entre en acción la justicia divina.
Dios es justo y nadie podría objetar nada contra
Él. La justicia clama a gritos contra el pecador
por un castigo eterno.
La justicia de Dios dice del árbol que no quiere
dar fruto. "Córtala; ¿Para qué inutiliza también
la tierra?" (Lc. 13:7).
La espada de la justicia divina está preparada
para sus cabezas, y no es más que la mano
misericordiosa de Dios la que al presente la
detiene.
3.- El pecador ya tiene la sentencia de
condenación; la sentencia de la ley de Dios. Esa
eterna e inmutable Ley de Dios condena al hombre
en sus pecados al infierno. "El que no cree, ya
ha sido condenado" (Jn. 3:18) Todo hombre no
convertido pertenece al infierno. Ese es su
lugar, "Vosotros soís de abajo" (Jn. 8:23) Ese
es el destino eterno e inmutable del pecador.
4.- Los pecadores son el objeto de la ira de
Dios, la cual se expresa en los tormentos
insoportables del infierno. Así es; Dios está
airado contra muchos en este mundo, y sin duda
también está airado contra muchos de esta
congregación. La ira del Señor se enciende
contra los pecadores. El hoyo ya está preparado
y el fuego listo; el horno ya está ardiendo sólo
para recibirlos. Las llamas se encrespan
enfurecidas. La espada ya está desenvainada
puesta sobre sus cuellos. el infierno ha abierto
su boca.
5.- El diablo también está preparado para
caerles encima y tomarlos para sí, tan pronto
como Dios se lo permita. El pecador pertenece al
diablo. Es su posesión. Tiene su alma en su
poder. De igual manera, los demonios aguardan
impacientes como leones hambrientos sobre su
presa. Esperan agarrarlo, sólo que al presente
son detenidos. Si Dios quita su mano, por la
cual son preservados, en ese instante caen sobre
su desdichada alma.
6.- En las almas de los impíos hay principios
infernales reinando. El pecado que lo ha
gobernado será su ruina y miseria. Es
destructivo en sí mismo. La corrupción de sus
propios pecados desembocará necesariamente en el
infierno de fuego.
7.- El hombre no tiene ninguna seguridad de que
va a permanecer con vida un momento más. No
importa que goce de buena salud; en cualquier
momento puede pasar al otro mundo. El pecador
que se jacta en el día de mañana debería
considerar que es Dios el que le preserva la
vida, y que puede cambiar Su voluntad y mandarlo
al infierno en el momento que desee, sin darle
cuentas a nadie.
8.- La prudencia natural del hombre para
cuidarse y preservar su propia vida, no trae
consigo ninguna seguridad. Por mucha sabiduría
que tenga, es imposible para él, evitar que
sufra una muerte instantánea e inesperada.
"También morirá el sabio como el necio" (Ec.
2:16).
9.- El infierno es repentino para toda persona
que rechaza a Cristo como Señor y Salvador. Todo
hombre al escuchar acerca del infierno cree y
piensa que va a escapar de ir allá. Depende de
sí mismo, y se ampara en lo que ha hecho, en lo
que hace, y lo que piensa hacer. No espera de
ningún modo llegar a ese lugar de tormento. Se
dice a sí mismo que en adelante intentará llevar
una vida lo más recta posible, y eso lo librará.
Si pudiéramos hablar con los que ahora están en
el infierno y les preguntáramos uno por uno, que
si cuando estaban vivos y escuchaban acerca del
infierno, alguna vez pensaron ser víctimas de
ésta miseria, sin lugar a dudas, ellos dirían:
"¡No!" "Nunca pensé llegar aquí: tenía otras
cosas en mi mente. Pensé que todo me iba a salir
bien, pensaba que estaba bien, me cuidaba de
hacer cosas buenas; pero vino sobre mi
inesperadamente; vino como un ladrón en la
noche, la muerte me alcanzó. La ira de Dios vino
muy rápida e implacable sobre mí, ¡Oh, la
maldición de mi necedad! ¡En vano fueron mis
sueños y mis planes del porvenir! Cuando más
creía que vivía en paz y seguridad, entonces
vino destrucción repentina."
10.- Mientras los pecadores no tengan interés en
el Mediador; en Cristo Jesús y en las promesas
dadas por Dios a los que están en pacto con Él,
no hay ninguna promesa que lo obligue a detener
por un momento más al pecador de caer en el
infierno.
APLICACIÓN
El propósito de este tema tan impactante, es
despertar a las personas inconversas de esta
congregación. Esto que has escuchado es el caso
de cada uno de ustedes que están sin Cristo. Ese
mundo de miseria; ese lago que arde con fuego y
azufre, está extendido bajo tus pies, y no
tienes nada de donde sujetarte. Lo único que hay
entre tu y el infierno es el poder y la
misericordia de Dios que te están impidiendo
caer.
Tu pecado te hace tan pesado como el plomo. Te
da peso y te presiona hacia el infierno, y si
Dios no se opusiera, de inmediato te deslizarías
por ese drenaje que desciende hasta lo más
profundo del abismo. Eres una carga para este
mundo. La creación te aborrece. El sol no brilla
y te da su calor para que sirvas al pecado y a
Satanás. De igual manera, el aire que respiras
no te sustenta para que vivas como un enemigo de
Dios. La creación de Dios es buena y fue hecha
para que el hombre sirviera a Dios en ella. La
misma tierra ya te hubiera expulsado si la buena
voluntad de Dios no la detuviera. Día a día tu
culpabilidad crece y también atesoras cada vez
más y más ira. Ya están listas las flechas de
Dios y la justicia divina las dirige hacia tu
corazón para que se embriaguen con tu sangre.
Mientras ustedes no hayan experimentado un
cambio de corazón por el poderoso Espíritu de
Dios; todos ustedes que no han nacido de nuevo,
ni son nuevas criaturas ¡están en manos de un
Dios airado! No importa si has modificado tu
vida en algunas áreas ¡O si te gusta asistir a
tu muy particular religión!, o si mantienes una
vida aparentemente cristiana, o si oras o lees
tu Biblia. Sólo la misericordia de Dios te
detiene en este mismo momento de la destrucción
eterna. Todos los que se han ido al infierno
estando en las mismas circunstancias que tú, ya
se convencieron que sí era verdad. También a
ellos la ira de Dios los agarró repentinamente y
sin aviso. Dios te aborrece y ha sido muy
provocado por tu maldad. Su ira sobre ti se
enciende como el fuego. Él es de ojos muy puros,
y sus ojos ya no aguantan tu presencia: Eres
diez mil veces más abominable a sus ojos, que la
serpiente más aborrecible lo es a los nuestros.
No hay razón comprensible que nos explique por
qué no estás ya en el infierno, puesto que has
estado acudiendo a su casa de oración,
provocándole cínicamente con tu pecaminosa
manera de vivir. ¡Y aún así asistes a una
reunión de adoración como esta! ¡Oh, pecador!
Considera el horrendo peligro en el que te
encuentras: Es grande la ira de Dios que has
provocado, la has encendido como los que ya
agonizan en el infierno. Y con todo esto, no
manifiestas ningún interés en el único Mediador
que te puede ayudar, ni haces nada real por
salvarte, nada por apagar el fuego de la ira de
Dios.
Considera lo siguiente:
1.- De quien es la ira: ¡Es la ira del Dios
infinito! Si la ira de un rey hacia un hombre
puede ser terrible en extremo, los terrores de
la peor tortura humana no se comparan con la ira
del Rey de Reyes y Señor de Señores. (Lc.
12:4-5)
2.- Estas expuesto a la furia de su ira. Leamos
acerca de su ira "Para retribuir con ira a sus
enemigos, y dar el pago a sus adversarios" (Is.
59:18) "Jehová vendrá con fuego, y sus carros
como torbellino, para descargar su ira con
furor" (Is. 66:15) "De su boca sale una espada
aguda, para herir con ella a las naciones, y él
las regirá con vara de hierro, y él pisa el
lagar del vino del furor y de la ira del Dios
Todopoderoso" (Ap. 19:15).
3.- Considera que al permanecer en ese estado no
regenerado, sin arrepentirte, Dios no va a tener
misericordia de ti cuando te envíe al abismo, ni
tampoco se lamentará. "Pues también yo procederé
con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré
misericordia; y gritarán a mis oídos con gran
voz, y no los oiré" (Ez. 8:18) Dios está listo
para condenarte.
Hoy es el día de misericordia. Puedes
arrepentirte y llorar para obtenerla, pero si
dejas pasar el día de misericordia, el día que
clames y llores será en vano. ¡Estarás
eternamente perdido! Dice Dios que cuando clames
entonces se reirá "también yo me reiré en
vuestra calamidad, y me burlaré cuando os
viniere lo que teméis" (Prov. 1:26) ¡Qué
tremendas palabras!
4.- Que miserable serás cuando tengas que
comprobar que grande es Su ira, en vez de
experimentar que inmensa es su misericordia. Del
mismo modo como no alcanzamos a comprender su
misericordia, tampoco su ira. Ni aún la ira del
rey Nabucodonosor al ordenar que se aumentara la
temperatura del horno de fuego siete veces más
sobre estos tres siervos de Dios, se puede
comparar con la ira del Rey de Reyes. Cuando el
Dios todopoderoso se levante a vengarse de sus
enemigos, y estos sientan el peso de su infinito
poder contra ellos, entonces reunirá a todo el
Universo para que presenciemos Su majestad y Su
omnipotencia (Is. 33:10-14). Así será contigo
que permaneces en un estado de inconversión si
sigues así. Serás atormentado en la presencia de
los ángeles, del Cordero, y cuando estés
sufriendo en agonía, todos los habitantes del
cielo verán ese tremendo espectáculo, y al verlo
se postrarán sobre sus rostros y adorarán al
Señor por su poder y majestad (Is. 66:23-24).
5.- ¡La ira del Cordero es eterna! Es espantoso
sufrir esta ira por un momento, pero tú la
tendrás que sufrir toda la eternidad. No habrá
fin a esta miseria. ¡Oh, quién podrá expresar el
estado de tu alma en esas circunstancias! Todo
lo que podemos imaginarnos está muy lejos de la
realidad. Que triste saber que ese es el estado
actual de cada alma en esta congregación que
permanezca obstinado en sus pecados sin nacer de
nuevo. No importa lo religioso, sobrio,
estricto, si es joven o viejo. Si, hay muchos
aquí presentes que serán los sujetos de esta
miseria eterna. Yo no sé quien será, o que
asiento esté ocupando, o qué estén pensando en
estos momentos. ¡Qué terrible sería saber
quienes son! ¡Cómo clamaríamos por tales
infelices!
Muchos de los que escuchan este mensaje, lo
recordarán en el infierno. No será de
sorprenderse que algunos de los presentes se
vayan al infierno antes de que termine el año, o
antes de que amanezca un nuevo día. ¡Cómo
quisieran las almas que están en el infierno una
oportunidad de ser salvos. Una oportunidad de
estar hoy aquí escuchando este mensaje y poder
escapar de la ira de Dios!
Tú que estás inconverso, ¡Qué no sabes que Dios
está airado contra ti? Si tu corazón se endurece
en este gran día de salvación, vas a maldecir
este día por toda la eternidad, y maldecirás
también el día en que naciste, por haber
despreciado la misericordia de Dios.
Este día es como aquéllos días de Juan el
Bautista. El hacha ya esta puesta a la raíz de
los árboles. Todo árbol que no de buen fruto
será cortado y echado en el fuego que nunca se
apagará. Por lo tanto, ¡todo aquél que esté
fuera de Cristo, que despierte, que huya de la
ira venidera! La ira del todopoderoso está sobre
gran parte de esta congregación.
Que todos huyan de Sodoma: "Escapa por tu vida;
no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura;
escapa al monte, no sea que perezcas" (Gen.
19:17).
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