Pastor Ezequias Garcia

 El Islam

Naturaleza: Una religión mundial con su capital en la Meca, Arabia Saudita.

Fundación: 20 de junio de 622 d.C. Fundador: Mahoma.

Autoridad: El Corán y las tradiciones en el Hadith.

Teología: Unitaria. Dios (Alá) es uno. Jesús era uno de sus profetas pero no el Hijo de Dios.

Salvación y vida futura: Sumisión a la voluntad de Dios y cumplimiento de los cinco requisitos del Islam. Depende del balance entre las obras buenas y las malas que uno hace. El cielo para los musulmanes, el infierno para otros.

Símbolo: La luna creciente.

Miembros: Aproximadamente 1.126.000.000 entre más de cien sectas.

Aspectos históricos

En 1994 una de cada cinco personas en el mundo seguía la religión del Islam. Eran los musulmanes4. La palabra Islam significa "sumisión" y se refiere a sumisión a Dios. El nombre musulmán se deriva de la misma raíz y significa "el que se somete". De modo que el Islam se presenta como la religión de los que se someten a Dios. A veces a los musulmanes se les llama mahometanos, por el nombre del fundador de su religión, pero eso no les gusta porque no adoran a Mahoma. La historia de su origen y expansión abarca la persecución de parte de sus enemigos y las guerras de conquista que resultaron en su soberanía en el Oriente Medio, el norte de África y partes de Europa y Asia.

Mahoma, el fundador

Mahoma nació en la Meca, Arabia, en 570 d.C. Su padre, Abdullah (cuyo nombre significa "esclavo de Dios"), murió antes del nacimiento de Mahoma. Cuando Mahoma tenía seis años de edad, su madre Amina también falleció. Fue criado por un tío, Abu Talib, un político de mucha influencia. En su juventud Mahoma tuvo empleo en las caravanas de una viuda rica llamada Khadija. Se casó con su patrona, y de este matrimonio nacieron dos hijos varones (los cuales murieron en su niñez) y dos hijas.

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Como árabe, su herencia religiosa se trazaba desde Abraham y la promesa que Dios le había dado de bendecir a su hijo Ismael y hacerle el padre de una gran nación (Génesis 17:20). La tradición decía que la Meca era donde el ángel habló a Agar cuando huía de Sara, y le dio promesas respecto a su hijo Ismael que nacería (Génesis 16). El cumplimiento se hallaba en las tribus árabes que descienden de Ismael. Entre ellas había muchas pequeñas tribus beduinas en la región que ahora es Arabia Saudita.

Creían que Ismael, y no Isaac, era el hijo a quien Abraham iba a sacrificar en el monte Moriah cuando Dios intervino. Decían que Abraham e Ismael en el desierto edificaron de piedra la Kaaba para un altar a Dios. Era un santuario en forma cúbica en el sitio donde después se levantaría la ciudad de Meca. A un lado del santuario estaba la Piedra Negra (probablemente un meteorito) que, según la tradición, Gabriel había traído del cielo. La Kaaba era el centro de adoración para los árabes.

La tribu de Quraish a la cual pertenecía Mahoma era guardiana de la Kaaba. Pero para aquel entonces los árabes se habían apartado mucho de la fe de su padre Abraham en un solo Dios. En esa región adoraban a por lo menos trescientos sesenta dioses y habían colocado sus cuadros o imágenes en la Kaaba. Entre ellos había un cuadro de María y Jesús. Durante cierto mes cada año la gente venía de muchas partes para dar vueltas alrededor de la Kaaba, besar la Piedra Negra e invocar la bendición de los dioses.

En sus viajes a Siria y Palestina, Mahoma conoció a judíos y cristianos. Y había cristianos nestorianos en Arabia, y entre la familia de su esposa. Mahoma no sabía leer, pero escuchaba la lectura bíblica y aprendió bien sus enseñanzas. Aceptó el hecho de que había un solo Dios, el Dios de la Biblia (llamado Allah en arábigo, y Alá en español).

Iba con frecuencia a una cueva cerca de la Meca para meditar y buscar una relación más íntima con el Dios soberano. En el año 613 ó 614 tuvo allí su primera revelación. Dijo que el arcángel Gabriel le apareció en un sueño y le dio un mensaje de Dios. Él debía ser recitador de lo que Dios le diría. Después tuvo otras revelaciones que debía enseñar. Dijo que eran palabras leídas por Gabriel de un libro que Dios mismo había escrito antes de la fundación del mundo.

Mahoma se convirtió en un profeta fogoso. Proclamaba que Alá era uno y que todos debían arrepentirse para no perecer en el terrible día de juicio. Recitaba por dondequiera los mensajes que recibía supuestamente de Gabriel. No los escribió, pero algunos de sus seguidores lo hicieron. Después de su muerte los recogerían y compilarían el Corán, el libro sagrado del Islam.

Por lo general la gente de la Meca rechazaba el mensaje de Mahoma y se enojaron por su predicación en contra de los ídolos. Pero su familia y otros lo aceptaron. Entre ellos estaba Abu Bakr, comerciante y amigo íntimo de Mahoma quien llegaría a ser su sucesor. Fallecieron su esposa Khadija y el tío quien lo había criado, y se levantó tanta oposición en la Meca que la vida de Mahoma peligraba. Algunos de sus seguidores huyeron a Etiopía.

 

Mahoma envió a sus otros partidarios en pequeños grupos a Medina (llamado entonces Yathrib). Luego en el año 620, él y Abu Bakr salieron una noche a hicieron la famosa "huida a Medina" (la hégira). Los musulmanes celebran la hégira como la fundación del Islam, su religión. Su calendario empieza con esta fecha.

En Medina, Mahoma ejerció mucha influencia política y religiosa sobre los habitantes y las tribus vecinas, entre las cuales no faltaban las riñas y rivalidades. Muchos aceptaron sus enseñanzas y se consolidaron bajo su liderazgo.

Después de la muerte de Khadija, Mahoma se casó con un número creciente de mujeres, una de ellas era hija de Abu Bakú. La poligamia era común en ese tiempo, y parecía una reforma cuando Mahoma limitó a cuatro el número de esposas que uno podía tener simultáneamente. Pero si alguna le causaba problemas, podía divorciarse de ella con sólo decir "Me divorcio de ti", y posiblemente Alá le daría otra mejor en su lugar. Mahoma tuvo una revelación de que a él se le daba una dispensación especial de tener más esposas, y en total tuvo once. Sus adeptos continuaron con la limitación a cuatro en los países donde se permitía la poligamia.

Mahoma llamó a sus seguidores a una "guerra santa" (jihad) para subyugar a todos a la fe en Alá. Al cabo de ocho años fue a la Meca con diez mil soldados y la tomó. Purgó la Kaaba de los ídolos y la dedicó como el santuario del Islam. Siguió con los peregrinajes anuales y estableció ciertos requisitos.

Al principio Mahoma había aprendido mucho de los judíos y de los cristianos, y los trataba con respeto. Pero al ver que resistían sus enseñanzas, todo eso cambió. Mandó observar el viernes en vez del sábado como día sagrado y orar mirando hacia la Meca y no hacia Jerusalén. Millares de judíos y cristianos fueron muertos en el jihad, y se enseñó que el que daba muerte a un cristiano tenía asegurada la entrada en el paraíso.

Requisitos del Islam

Mahoma estableció lo que se conoce como los cinco pilares del Islam, que son requisitos para todo musulmán5.

1. El credo. Se requiere el repetir cada día en arábigo el credo: No hay Dios fuera de Alá, y Mahoma es su profeta.

2. La oración. Se debe orar cinco veces al día a tiempos señalados. Cinco veces al día suena el llamado a la oración. Los hombres deben arrodillarse con el rostro hacia la Meca y la frente en el suelo, y repetir ciertas oraciones en arábigo. De modo que la oración es un ritual más que una comunicación individual de la persona con Dios. Aun cuando uno no conoce el árabe, aprende de memoria las palabras y las repite. Algunos usan también un collar de oración con noventa y nueve cuentas que representan los noventa y nueve nombres de Dios que revelan su carácter.

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3. La limosna. Mahoma, siendo huérfano él mismo, tenía compasión especial por los huérfanos y los pobres. Estableció el requisito de dar limosna a los pobres y a la familia del profeta. El dos y medio por ciento del capital de cada persona sostenía a los líderes religiosos, a los necesitados y al ejército en sus misiones para extender el Islam.

4. El ayuno. Se ayuna durante todo el mes de Ramadán, sin tomar bebida o alimentos desde antes de salir el sol hasta su puesta. Después de la puesta del sol se puede comer a gusto, y llega a ser un tiempo de banquetes y celebración.

5. EL peregrinaje (hajj). Se requería el hacer un peregrinaje a la Meca por lo menos una vez en la vida, donde se daba vuelta a la Kaaba y besaba la Piedra Negra siete veces. Con la extensión mundial de la religión esto era imposible para millones. Algunos de ellos contribuyen para los gastos de viaje de otro en vez de ir. Millares visitan la Kaaba cada año.

Además de los requisitos, se prohibían ciertas cosas, entre ellas el use del licor o el tabaco y el comer carne de cerdo.

Guerras de conquista

Cuando Mahoma falleció en 632 d.C., las autoridades islámicas en la Meca nombraron a su suegro y fiel compañero, Abu Bakr, como su sucesor, el primer califa. El ordenó la recopilación de los dichos de Mahoma para formar el Corán. Después de dos años lo sucedió un joven militar llamado Omar, quien llevó la guerra de conquista a los países vecinos, logrando el dominio sobre Palestina, Siria, Persia y parte de Egipto.

Con la muerte de Omar en 644 surgió una disensión sobre cuál de dos yernos de Mahoma sería el próximo califa, Otmán o Alí. Otmán ganó el respaldo de las autoridades y dirigió el Islam hasta 656. Extendió el imperio musulmán hasta Afganistán, la Cordillera del Cáucaso y Libia. Hizo sacar una versión revisada del Corán y mandó destruir las copias de la anterior. Esto levantó tanta oposición que un fanático partidario de Alí asesinó a Otmán.

El poder pasó a Alí, esposo de Fátima la hija de Mahoma. Pero se produjo una ruptura y guerra civil con Moawiya, el gobernador de Damasco, respaldado por Aischa, la esposa favorita y viuda de Mahoma. En 661 Alí fue asesinado y Damasco llegó a ser la capital del Islam. Después de otra guerra entre facciones, la capital pasó a Bagdad (Iraq). La Meca continuó como el centro religioso.

Con el paso de los años siguió la conquista islámica de todo el Oriente Medio, el norte de África, y mucho del sur de Europa y Asia. En 732 el Islam dominaba España y una parte de Francia cuando sus tropas fueron derrotadas por Carlos Martel en la Batalla de Tours (Poitiers, Francia). Desde allí no continuaron en la conquista militar en Europa, sino consolidaron su poder en varios países donde hasta fines del siglo veinte el Islam es la religión oficial. En los siglos once, doce y trece los cristianos de Europa se unieron en cruzadas para tomar la Tierra Santa (Palestina) de los musulmanes. Muchos millares de personas

perdieron la vida y sólo se arraigó más un odio a los cristianos que existe hasta la fecha en algunas partes.

Sunnitas, sufíes y chiítas

Desde el principio el Islam ha sido un movimiento tanto político como religioso, y su división en sectas y subsectas se debe a conflictos políticos y diferencias en doctrina. En el siglo veinte ya había setenta y dos sectas islámicas. Cuatro ramas principales son los sunnitas, los sufíes, los chiítas y una subsecta chiíta que ya se puede clasificar como una religión aparte, los Baha’is6. En el capítulo doce hay más información sobre el Baha’i y su penetración en el mundo occidental. Sin contar aparte las subsectas, se calcula que el noventa por ciento de los musulmanes hoy son sunnitas, y el diez por ciento, chiítas7.

Los sunnitas se consideran los musulmanes ortodoxos, los que más se adhieren a las doctrinas originales del Islam.

Los sufíes (entre los sunnitas y los chiítas) dan más énfasis al aspecto espiritual que al político del Islam. Buscan la relación individual con Alá, tienen sus monasterios y se esfuerzan en observar los requisitos del Islam. Se destacan por su literatura.

Los chiítas también se dan mucho al misticismo. En las guerras entre facciones, establecieron su capital en Bagdad, Iraq, y tuvieron parte importante en la expansión del imperio.

No reconocen lo legítimo de algunos de los califatos y dicen que el duodécimo califa, o imán (líder espiritual), desapareció retornará para reinar sobre el mundo entero.

Avance y conversiones

El avance del Islam continúa aún, no tanto por la espada como por misiones. Se ha extendido hacia el sur en el África y es la fuerza dominante en varios países. En 1993 levantaban nuevas mezquitas (templos) en Francia y Alemania a razón de una cada dos semanas. En el Hemisferio Occidental también ganaba cada día más adeptos.

A fines del siglo veinte, se clasifica el Islam en Norteamérica como la religión que más rápido crece. Naciones islámicas del Oriente Medio, ricas por su exportación petrolífera, contribuyen con dinero para construir mezquitas. Millares de árabes estudian en universidades norteamericanas. Misioneros de varias sectas del Islam entran en el país y ganan convertidos.

Algunos líderes atraían en particular a las personas de color en los Estados Unidos. Durante varios años la organización de Musulmanes Negros creció rápidamente. Luis Farrakán encabeza una organización llamada La Nación de Islam, cuya membresía se multiplica entre los afroamericanos y otros que ven en Farrakán a un campeón de la justicia social. Dirigió una manifestación

pacífica en la capital de la nación con su "Marcha de millón de hombres sobre Washington".

Farrakán no pertenece a una secta ortodoxa del Islam. Se proclama abiertamente como el Mesías. Se refiere a profecías bíblicas al decir que es como el Elías que había de venir y también es el Cristo prometido. Predica que el Jesús de la Biblia fue sólo un símbolo y precursor de él, Farrakán, el verdadero Jesucristo que ofrece la salvación a quienes lo sigan.

Entre las muchas sectas diferentes del Islam, varían las enseñanzas sobre el jihad (guerra santa). El jihad todavía es obligatorio para todos los musulmanes, pero la mayoría de las sectas lo interpretan como una lucha pacífica por la justicia en la difusión de su fe. Mientras tanto, ciertas sectas fanáticas creen que el jihad iniciado por Mahoma con fuerzas armadas tiene que continuar como una guerra santa similar para la conquista del mundo. Para ellas tal meta justifica el terrorismo internacional, las bombas y la matanza de los de otra religión.

Sin embargo, en los decenios de 1980 y 1990 las iglesias cristianas han visto con más claridad su responsabilidad de evangelismo al mundo islámico. En esta época ha habido más conversiones que nunca de musulmanes a Cristo. La Palabra de Dios, sembrada de varias maneras, lleva fruto; y el Espíritu de Dios obra en millares, ayudándoles a poner su fe en Jesucristo.

Doctrinas del Islam

Las doctrinas principales del Islam se resumen en seis artículos de fe: en Dios, sus ángeles, sus libros, sus profetas, el día del juicio y los decretos soberanos de Dios.

Dios

⇒ La creencia más importante del Islam es la existencia de un solo Dios, Alá. Él es eterno, santo, soberano y todopoderoso. Es el Creador del cielo y la tierra, el Dios de la Biblia, el Dios de Abraham y sus descendientes, el Dios quien inspiró a los profetas del Antiguo Testamento y a Jesús.

Estamos de acuerdo acerca de la existencia de un solo Dios.

Jesucristo

⇒ El Islam reconoce a Jesús (Ilamado Isa) como profeta, un hombre perfecto, pero no lo considera como el Hijo de Dios. Algunos dicen que era hijo del ángel Gabriel.

El llamar a Jesús el Hijo de Dios escandaliza a los musulmanes. Suponen que creemos que Dios tuvo relaciones sexuales con María, y como resultado nació Jesús. Por supuesto, no creemos eso. Él siempre existente Hijo de Dios se encarnó en la virgen María no por la unión sexual sino por la obra del Espíritu Santo. Así tomó Dios el Hijo un cuerpo humano y añadió la naturaleza humana a su deidad. Lo hizo para poder vivir entre nosotros, revelarnos la voluntad y  

naturaleza de Dios, tomar la culpa por nuestros pecados y morir - el Creador por su creación – en nuestro lugar.

Los ángeles anunciaron a María (Lucas 1:26-38), a José (Mateo 1:18-23) y a los pastores (Lucas 2:8-14) el nacimiento del Salvador que había de venir, y Gabriel lo llamó el Hijo de Dios (Lucas 1:35). Dios habló desde el cielo anunciando que Jesús era su Hijo (Mateo 3:13-17; 17:1-5). Jesús se refería a Dios como su Padre y se llamó el Hijo de Dios (Juan 3:16; 5:17-30).

⇒ Se enseña que Jesús no fue crucificado, que las autoridades crucificaron a otra persona creyendo que era ÉI. Jesús fue al cielo y volverá, aceptará las enseñanzas del Islam y morirá.

Los sacerdotes que exigían la muerte de Jesús lo conocían bien. Estuvieron presentes en el juicio ante Pilato y en la crucifixión y no habrían permitido tal sustitución. El desánimo de los discípulos verifica la muerte de su líder. Juan y la madre de Jesús presenciaron la crucifixión y podían identificarlo (Juan 19:25-27). Muchos testigos oculares, aun cuando esto los llevaba al martirio, aseveraban que Jesús murió, resucitó y ascendió al cielo. Volverá, no para morir sino para reinar sobre el mundo.

El Espíritu Santo

⇒ El Islam enseña que el Espíritu Santo es sólo una emanación de Dios y no una persona. Enseña que Jesús como infante en la cuna habló profetizando la venida de Mahoma y después se refería a él cuando prometió la venida del otro Consolador en Juan 14:16,26.

La venida del Espíritu Santo que se narra en Hechos 2:1-4 es el cumplimiento de la promesa dada en Lucas 3:16; Juan 14:16,26; Hechos 1:1-8. Lo confirma Pedro en Hechos 11:15,16.

Según las Escrituras el Espíritu Santo es una persona. Él intercede por nosotros (Romanos 8:26,27), nos instruye, es nuestro Consolador, se entristece y muestra otros atributos personales que un principio impersonal no tendría (Juan 14:16,26; 16:7, 8,13-15; Efesios 4:30).

La Trinidad

⇒ Los musulmanes creen equivocadamente que los cristianos adoramos a tres dioses: Jesús, María y Dios el Padre.

Esta no es la Trinidad que adoramos. Los evangélicos honramos a María porque permitió que Dios se valiera de ella como instrumento, pero no la adoramos ni oramos a ella. Creemos que Dios ha existido desde la eternidad pasada y siempre existirá en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, la Santísima Trinidad. Cada uno tiene su propia identidad y esfera de acción, pero son tan unidos en carácter, propósito, poder y acción que se presentan como tres en uno, una Trinidad.

La Biblia declara que hay un solo Dios, pero lo presenta en más de una persona. Vemos esta pluralidad en acción unida desde el primer capítulo de la

 

Biblia. Génesis 1:1 dice que Dios creó los cielos y la tierra. En 1:2 el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. En 1:26 Dios dijo a los otros miembros de la Deidad que compartían su imagen y semejanza: "Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza." Y 1:27 dice: "Y creó Dios al hombre a su imagen."

El nombre Elohim usado para Dios muchas veces en el Antiguo Testamento es plural. El Salmo 2 habla del Hijo de Dios. Isaías profetizó (7:14; 9:6) que nacería de una virgen un niño que se llamaría Emanuel (Dios con nosotros), Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz.

Jesús mandó bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:18-20). Enseñó acerca del Espíritu Santo, el otro Consolador, a quien el Padre enviaría (Juan 14:16,26). El Espíritu Santo vino para residir en los creyentes y darles poder, de modo que Hechos de los Apóstoles bien pudiera llamarse Hechos del Espíritu Santo (Hechos l: l-8: 2:1-47).

Pablo inicia sus epístolas invocando la gracia de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. En muchos pasajes enseña que Jesús es el Hijo de Dios y habla del Espíritu Santo (Romanos 1:1-5; Gálatas 4:4-7; Colosenses 1:1-23). Juan escribió su Evangelio para que el lector pudiera creer que Jesús es el Hijo de Dios y así alcanzar la vida eterna en Él (Juan 20:31). Habla también en sus epístolas de la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (1 Juan 5:5-9; 2 Juan 9), y el Apocalipsis es la revelación de Jesucristo. En casi todas las epístolas se halla enseñanza respecto a los tres miembros de la Trinidad

Los ángeles y otros espíritus

⇒ Se cree que los ángeles interceden ante Dios por los hombres. Algunos llaman al arcángel Gabriel el Espíritu Santo. Trajo de Dios las revelaciones para Mahoma. Los jinn (genios) son espíritus buenos y malos, en un nivel inferior a los ángeles, y uno superior a los hombres. Uno de ellos es Shaitin (Satanás), también llamado Iblis (del término griego diabolos). Es el tentador y encabeza un grupo de espíritus malos, los Shaiyatín.

Nosotros también reconocemos la existencia de los espíritus buenos (los ángeles) y los malos (los demonios). Vemos en la Biblia y en la actualidad el ministerio de los ángeles a los siervos de Dios, y vemos el conflicto con las fuerzas malignas bajo la dirección de Satanás. La Biblia presenta a Gabriel como un ángel de alta categoría, no como el Espíritu Santo. Es un mensajero de Dios y no daría una revelación falsa, pero algún espíritu mentiroso haciéndose pasar por Gabriel pudiera hacerlo.

Según Jesús, Satanás es "mentiroso y padre de mentira" (Juan 8:44). "Se disfraza como ángel de luz" (2 Corintios 11:14). Es el gran imitador de las cosas de Dios y suele dar "revelaciones" falsas a los humanos, de donde han salido muchas herejías y religiones falsas. Pablo indica que debemos juzgar las profecías (1 Corintios 14:29). Si no concuerdan con la Palabra de Dios, la Biblia, no son de Él. Nos advierte 1 Juan 4:1-3 el peligro de espíritus

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engañadores y nos exhorta a "probar los espíritus si son de Dios". Se los conoce por lo que dicen acerca de Jesús.

La Biblia y la autoridad

⇒ El Islam enseña que Dios ha dado cuatro libros a la humanidad: La ley (Torá) dada a Moisés, los Salmos (Zabur) dados a David, el Evangelio (Injil) dado a Jesús, y el Corán dado a Mahoma. Como la revelación final, el Corán sustituye a los libros anteriores de Dios y es la expresión de su voluntad para los seres humanos hoy. En cuanto a la Biblia, se dice que los cristianos la han cambiado en ciertas partes, ajustándola a sus creencias, de modo que no se puede confiar en ella.

Muchas evidencias confirman que la Biblia es fidedigna y es la inspirada Palabra de Dios. La comparación con manuscritos antiguos muestra que los cristianos no han alterado sus enseñanzas. Más bien se encuentran alteraciones en el Corán de los acontecimientos bíblicos a los cuales Mahoma se refería. El conocía muy poco de la Biblia y a veces sus "revelaciones" se contradecían o eran una versión errada de la enseñanza bíblica.

Los decretos y la salvación

⇒ Se. enseña que lo que sucede - bueno o malo - ha sido predestinado por los decretos de Alá, aun la fe o la incredulidad de cede persona. El deber del hombre es someterse a la voluntad de Dios, abrazando la fe del Islam y cumpliendo con sus requisitos. No creen en la muerte de Cristo como sacrificio por nosotros.

Aunque Dios es soberano, ha dado al hombre el libre albedrío, el privilegio de escoger, y nos exhorta a escoger el bien (Deuteronomio 30:19; Josué 24:14-24). La humanidad se ha apartado de Dios y se encamina hacia la perdición eterna, pero Dios ofrece a todos la salvación gratuita en Cristo. Él no quiere que nadie perezca (2 Pedro 3:9). Predestina la salvación de todos los que la aceptan. Se pierden quienes la rechazan. Tenemos la responsabilidad de nuestra decisión. Nuestra salvación depende de creer en Cristo y aceptarlo como Salvador y Señor de nuestra vida (Juan 3:16; 20:31; Hechos 2:3 7-39; Romanos 6:23; 1 Juan 1:5-9).

El juicio y la vida futuro

⇒ Se enseña que en el día final sonará la trompeta y todos los muertos resucitarán. Todos los no musulmanes irán al infierno. De cada musulmán los hechos malos y los buenos se pesarán en la balanza. Si pesan más los buenos, entrará en el paraíso, a menos que Dios en su soberanía opte por rechazarlo. Si los hechos malos pesan más, será echado al infierno.

Jesús prometió al ladrón arrepentido en la cruz que ese día estaría con Él en el paraíso (Lucas 23:39-43). No dependía de tener más obras buenas que malas. Hay dos resurrecciones y dos juicios futuros. La primera resurrección es de los salvos que han muerto confiando en el Salvador. Ellos irán con Cristo al cielo y sus obras serán juzgadas para darles su recompensa en el reino de Dios (1 Tesalonicenses 4:13-18; 2 Corintios 5:10; Apocalipsis 11:18). Al cabo

de mil años resucitarán y serán juzgados y echados al lago de fuego los que no han aceptado la salvación que Cristo ha provisto para todos (Apocalipsis 20:1-15).

⇒ El paraíso es un lugar de gran placer, ríos hermosos, jardines, frutas deliciosas y mujeres bellas para el deleite de los hombres.

La Biblia habla de la Jerusalén celestial como lugar de belleza y gozo indescriptible (Apocalipsis 21:1-22:5). ¡Pero no dice nada de bellas mujeres para el deleite de los hombres! Al contrario, Jesús dijo que en el cielo seremos como los ángeles de Dios que no se casan (Lucas 20:27-36).

El trato con los musulmanes

John Elder, misionero presbiteriano durante veinticuatro años en Irán, señala varios principios fundamentales para los que trabajan entre los musulmanes8. Mostrarles amistad y no tratarlos como enemigos. Conocer sus costumbres y observar la cortesía que exige su cultura. No hablar en contra de Mahoma, o llamarlo un falso profeta; eso solamente los antagoniza y los pone a defenderlo.

Si le preguntan al obrero cristiano qué opine de Mahoma, puede responder sencillamente: "Si yo lo hubiera aceptado, no sería cristiano." Luego puede señalar que lo que le interesa es Jesucristo y testificar de lo que Él ha hecho y hace ahora. Los musulmanes se interesan mucho en el testimonio personal.

La paciencia, perseverancia y oración son esenciales. A veces uno siembra el evangelio por años sin ver ningún resultado, pero la cosecha vendrá. El que se convierte necesita la amistad y apoyo cristianos para no ceder a la presión de volver al Islam.

En treinta y un países el gobierno islámico impone restricciones contra el evangelismo9. En algunos, leyes estrictas prohíben el intentar convertir a un musulmán. El que se convierte corre el riesgo de ser asesinado por su propia familia o de ser echado del hogar y declarado muerto para ellos. Algunos son creyentes "en secreto" mientras oran por la salvación de sus familiares.

Los medios principales de evangelización son los programas evangélicos de radio y televisión, los materiales impresos, la sanidad divina en respuesta a la oración y el evangelismo personal. Se recomienda el Evangelio según San Lucas para la lectura inicial. Muchos que no se atreven a asistir a reuniones evangélicas, se interesan en saber lo que creen los cristianos, aunque sea para combatirlo. Compran Biblias, libros y otros materiales impresos en librerías cristianas, o responden a la oferta por radio de un curso por correspondencia gratuita. En 1969 un conjunto de organizaciones misioneras que publicaban cursos por correspondencia indicó que doscientos cincuenta mil musulmanes de casi todos los países árabes o donde se hablaba el arábigo se habían matriculado en los cursos10. Desde entonces han aumentado en número y muchos indican que han aceptado a Cristo por lo que han aprendido.

 

El amor cristiano en acción facilita el trato individual en clínicas, hospitales, orfanatos, escuelas, comedores y hogares para los desamparados, y ayuda en tiempos de desastre.

Para principios de la década de los años noventa el mundo evangélico comenzó a concentrar sus oraciones y esfuerzos más que nunca en llevar a los musulmanes a una fe salvadora en Cristo. Y Dios está contestando sus oraciones.

Avisos en el camino

Al contemplar el rumbo que ha tomado el Islam, vemos cuatro avisos de peligro para nosotros y nuestras iglesias.

1. ¡Cuidado con las revelaciones! Las legítimas de Dios fortalecen la iglesia, pero también las hay que dividan iglesias y apartan del camino. Hay que juzgarlas por la Biblia y rechazar las que no concuerden con ella. 1 Corintios 14:29; 2 Pedro 2:1-3.

2. i Cuidado con un líder que se ensalza como designado de Dios para regir a su pueblo, o que enseña que sólo sus seguidores son salvos! 1 Pedro 5:1-4.

 

3. ¡Cuidado con el espíritu bélico que produce divisiones y lucha contra los opositores humanos en vez de usar las arenas espirituales en la guerra contra Satanás! Efesios 6:12-18.

4. ¡Cuidado con aceptar falsas doctrinas en la ecumenicidad!

También vemos un ejemplo digno de seguir. ¡Ojalá que todo evangélico fuera tan dedicado a esparcir las buenas nuevas de la salvación en Cristo como lo son los musulmanes en el avance de su fe! iQue Dios nos ayude a cumplir con su Gran Comisión, aunque sea a costa de nuestra vida!