El G-12 |
Relacion entre el G-12 y las enseñanzas de los Jesuitas
Principios ocultistas desarrollados y
aplicados en el cristianismo católico por Ignacio de Loyola.
Ignacio
nació en 1491 llamándose Íñigo de Loyola, en España. En 1521,
defendiendo a la ciudad de Pamplona del asedio de los franceses,
sería herido en una pierna por una bala de cañón, un hecho que sería
trascendental en su vida. Los franceses, admirados por su valor en
la batalla, lo devolvieron para que fuera curado.
Una vez
de vuelta en su castillo, Ignacio, buscando restablecer su pierna,
se sometería a dolorosísimas operaciones, que lo pusieron al borde
de la muerte, y lo dejaron cojo por el resto de su vida. Aburrido
durante su larga convalecencia, pidió que le diesen libros y le
prestaron uno sobre la vida de Cristo y otro con vidas de santos.
Mientras tanto, sus sueños de gloria persistían
(MEGALOMANIA),
pero lo dejaban insatisfechos, mientras que después de leer los
libros de espiritualidad se sentía en paz y satisfecho. Meditando
sobre esto, decidió abandonar sus antiguos objetivos y ponerse al
servicio del Señor: desde ahora sería un caballero de Cristo. Ya
recuperado, partió a Barcelona, para ir después a Tierra Santa.
Inició en España sus estudios para ser
sacerdote pero lo tuvo que finalizar en Francia. Ignacio y sus
compañeros, meditando sobre su futuro, se determinaron a fundar una
congregación, y así, en 1540, nacía la Compañía de Jesús, de la cual
Ignacio fue elegido superior general. Ignacio se dedicaría a partir
de entonces a regular y mantener unida a la orden a través de
cartas. Vería crecer a la Compañía, que en su vida pasó de tener
ocho a mil miembros.
Loyola desarrolló todo un sistema para
buscar a Dios, esta metodología estaba expresada en un libro que
servia de guía a los que se ejercitaban con estas practicas
mentales, en ella se indicaba con mucha exactitud los pasos a seguir
para obtener un encuentro efectivo con Dios.
Lo que Loyola descubrió no es otra
cosa que ocultismo, desde el punto de vista bíblico, así como los
brujos del África y como los mentalistas de la India de Japón o de
China practican el mentalismo dándole otros nombres, así Loyola
desarrolló un mentalismo ocultista con revestimiento cristiano.
Lo que Loyola practicaba aunque muchas
veces fue observado con dudas por las autoridades católicas de la
época fue finalmente aprobado por los siguientes papas, inclusive
los pontífices del siglo XX califican a Ignacio de Loyola como una
mente brillante del cristianismo-romano.
Ya en su época Loyola influenció mucho
sobre los cristianos, sus practicas llegaron ser muy difundidas y
aceptadas. Aun en nuestros días existen casas de retiros donde se
llevan a cabo los Ejercicios Espirituales, incluso esta práctica es
recomendada y bien vista por las autoridades eclesiásticas
católicas, sin embargo recomiendan que tales practicas sean solo
experimentadas por personas adultas.
La organización fundada por este
sacerdote tuvo un crecimiento muy grande aun durante su vida, la
Compañía de Jesús o Los Jesuitas.
Los Jesuitas tienen una conocida
reputación de ocultistas, o sea lo que enseñan a la feligresía es
solo una forma liviana (light) de ocultismo. No solo
Loyola fue el santo católico que tuvo experiencias paranormales,
F. Leroy fue más
allá, recopilando hasta 250 místicos cristianos capaces de atentar
contra la ley de la gravedad, ampliando la lista de Göres con
nombres como San Bernardo, Santo Domingo, San Buenaventura, Pedro
Armengol, San Vicente Ferrer, Francisco Suárez, Felipe Neri, Juan de
la Cruz, José Oriol, Juan Bosco, Santa Gemma Galgani,
Teresa Newman,
etc. Sabemos
que la Iglesia Católica consideraba la posibilidad de elevar a la
categoría de Santo a sus hombres que realizaron hazañas
sobrenaturales, tales como levitaciones y otros fenómenos
parasicológicos. No debemos asombrarnos por las practicas católicas,
pues ellos hasta practican, aprueban o no rechazan abiertamente
muchas de las practicas que para los evangélicos son de orden
ocultista. Aun mantienen las casas de retiros donde practican los
Ejercicios Espirituales desarrollados por Loyola.
Ignacio decía lo siguiente respecto a
los Ejercicios Espirituales: "Y como yo hoy en esta vida no sepa
en qué alguna centella os pueda satisfacer, que poneros por un mes
en Ejercicios Espirituales con la persona que os nombren [...]. (Los
ejercicios son) todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar,
sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo,
como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos..."
De los Ejercicios Espirituales de Loyola
Loyola aconsejaba que los principiantes no tuvieran acceso al manual
de Ejercicios Espirituales. Aconsejaba; “No ponerles en contacto
con el libro sin la preparación suficiente. De ordinario ha
prevalecido la letra sobre el espíritu y más perjuicio que
ventajas...” Coincidente con las recomendaciones dadas en el
Manual del Encuentro del G12; en su página 3 dice:
“Es expresamente prohibida la lectura o manoseo de
este Manual por personas que aun no pasaron por el Encuentro”.
La foto:
"Casa de Ejercicios Espirituales de los jesuitas, En el manual de Loyola así como en el manual del G12 existe un orden a seguir, con oraciones y frases que deben ser mencionadas con exactitud.
El cuerpo y el alma experimentan una
separación.
Se pierde el contacto con la
realidad.
Se experimentan sensaciones
paranormales, tales como; regresión, visualización del pasado,
éxtasis, vuelos del espíritu, etc.
Da a los participantes una sensación
de felicidad única, un gozo incomparable con otras experiencias.
Motiva a las personas a vivir una vida
apartada de los pecados.
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