PRESIONES QUE AMENAZAN A LA FAMILIA
FONDO BIBLICO: 1S. 8:19-22; PR. 23:29-35; 2 CO.
6:14-18; 2 TI. 3:1- 5
VERDAD CENTRAL: EL AMOR Y EL BUEN ENTENDIMIENTO
EN EL SENO DE LA FAMILIA AYUDAN A PROTEGER A SUS
MIEMBROS DE LAS INFLUENCIAS NOCIVAS DEL MUNDO.
TEXTO AUREO: “Y CONSIDERAOS UNOS A OTROS PARA
ESTIMULARNOS AL AMOR Y A LAS BUENAS OBRAS.”
HEBREOS. 10:24
I. INTRODUCCION
En la historia humana nunca como hoy se habían
sentido tantas presiones sobre la familia
cristiana. El espíritu de este mundo está
opuesto a la santidad que demanda la Escritura
(Is. 3:8,9; 5:11, 12, 18-23; 1P4:4). Se necesita
el esfuerzo unificado de toda la familia para
vivir en justicia y santidad. Todos los miembros
de la familia deben luchar con toda diligencia
para sostener una relación personal con Cristo y
mantener a su familia en armonía.
La presión de las comparaciones con los demás y
la influencia de las cosas que están de moda en
el mundo tienen un efecto devastador en el hogar
cristiano. La necesidad humana básica de
aceptación, agravada por el temor a ser
rechazado, induce a adoptar estilos de vida que
son incompatibles con los que enseñan las
Escrituras.
Las presiones sociales y vocacionales perturban
la armonía de la familia. Los distintos miembros
de la familia, sea cual fuere su edad, se ven
presionados a escapar de las dificultades reales
de la vida y adquirir hábitos y vicios que sólo
les servirían para producirles frustración y
daño.
Una de las tareas más importantes del hogar es
la enseñanza de los valores bíblicos. Solamente
se pueden llevar a cabo en la forma debida
cuando los padres son ejemplo de vida cristiana
verdadera y fiel e instruyen a sus hijos por las
sendas de la justicia y la reverencia a lo santo.
¿Cuáles son las presiones más fuertes que
afectan hoy a la familia cristiana? ¿Qué se
puede decir sobre el divorcio, la separación y
la infidelidad en los hogares hoy? ¿Cuáles son
los efectos de la televisión y el cine en la
población infantil y juvenil, y también en los
adultos?
II. LA PRESIÓN DE LAS COMPARACIONES-- 1 S.
8:19-22;2 CO.6:14-18
¿Cuál es la conducta correcta?
Los cristianos deben de estar capacitados para
distinguir entre lo bueno y lo malo. Es
necesario que todos y cada uno de los miembros
de la familia puedan determinar qué es
bíblicamente correcto y se propongan vivir de
acuerdo con ello.
Israel quería compararse con las naciones
vecinas y tener un rey humano también, como
todos los pueblos paganos de la tierra. Samuel
les hizo ver los problemas que surgirían cuando
estuvieran bajo un tipo de gobierno así.
Tendrían que pagar impuestos, y además, todos
serían esclavos del rey. Pero como ellos
anhelaban parecerse a todas las naciones
siguieron exigiendo un rey humano. Dios accedió
a su petición. Las generaciones posteriores se
deben haber lamentado del día en que sus padres
insistieron en tener un rey, porque estaban
viendo que las predicciones y advertencias de
Samuel se estaban realizado en su contra (1 R.
12:13,14).
La familia de hoy tiene problemas en una serie
de aspectos importantes:
1. Divorcio y separación – En la actualidad, uno
de cada tres matrimonios terminan en divorcio
2. Cambio de roles – Sólo un porcentaje de los
hogares de la sociedad moderna funcionan
normalmente, con su padre que gana el sustento
de la familia y una madre ama de casa. Las
madres que trabajan no tienen tiempo para cuidar
de su familia.
3. La presión del tiempo – Todo el mundo está
ocupado; a menudo, demasiado ocupado para
dedicar un tiempo a resolver las necesidades de
los demás miembros de la familia.
4. El materialismo – Debido a tanta presión por
las cosas de la vida la gente se ha dedicado más
a lo material que a lo espiritual. El trabajo,
el dinero y las cosas materiales han venido a
tomar el lugar que se debiera dar a las cosas de
Dios. (Mt. 6:25-34).
5. La movilidad – Son muchas las familias que se
mueven de un lugar a otro buscando mejorar en el
aspecto económico y por razones (Rt. 1:1-7).
6. El afecto de los medios de comunicación – Los
niños de hoy ven entre treinta y cincuenta horas
de televisión a la semana. Esto es sumamente
nocivo, debido a los intereses comerciales y el
descuido ético y moral con que se elaboran los
programas de televisión. Las revistas y los
espectáculos son también un medio nocivo de
comunicación para los niños; y el cine es dañino
para la formación de los jóvenes.
7. La degradación de los principios morales – El
alcoholismo y el abuso de las drogas se han
convertido en un medio de vida para mucha gente.
Lo mismo ocurre con la promiscuidad sexual.
8. Las deficiencias en la comunicación – Muchas
familias viven juntas, pero aquellos que las
componen no se comunican sus verdaderas
necesidades, inquietudes y dificultades.
La presión de las comparaciones con el mundo y
el deseo de imitar a los demás se notan en la
familia cuando sus componentes se sienten
desafiados por el medio y quieren ajustarse a
las costumbres y formas sociales de los demás.
Se necesita una gran fuerza de voluntad y una
personalidad sólida para oponerse a la corriente
del mundo y ser leal a los principios y
fundamentos de la familia cristiana. Aunque esta
presión de la moda se ve más entre los jóvenes,
también afecta a los adultos, especialmente a
aquellos que carecen de una formación sólida
(Stg. 4:4; 1 Jn. 2: 15-17).
La única guía segura para determinar cuál es la
conducta correcta es la Biblia. Para esto es
necesario leer constantemente y ordenadamente
las Escrituras y llevar una vida de oración
adecuada. El secreto de esto es que nuestro
pensamiento será transformado por el Espíritu
Santo en lugar de conformarse al modelo del
mundo (Ro. 12:1-2). Filipenses 4:8 es un buen
punto de partida para comprender el estilo
bíblico de conducta y evitar la conformidad con
el mundo.
Optar por lo que es correcto
Optar por lo correcto significa muchas veces ir
contra la corriente y actuar de una manera
diametralmente opuesta a la que siguen mi
familia, los compañeros de trabajo, de escuela,
de la universidad o de juego. Para esto se
requiere que la persona tenga suficiente fuerza
de voluntad para rechazar el establecimiento de
vínculos con amigos mundanos que tengan un
sistema de valores distintos y contrarios a los
que se establecen en la Escrituras (2 Ti. 3:
16,17).
El grupo que está más presionado por las
exigencias de la moda y de los compañeros es el
de los jóvenes. Estos son más vulnerables,
porque están en el proceso de la formación de su
personalidad y de independizarse, y andan en
busca de su propia identidad.
Podremos ayudar a nuestros jóvenes a enfrentar
este tipo de presiones si, en primer lugar,
estamos dispuestos a reconocer que esto es
normal. También debemos estar dispuestos a
darles cierto grado de libertad para que se
independizen en la forma debida. En el proceso
de ayudarlos debemos buscar las formas más
adecuadas y sabias para ayudarlos a evaluar el
efecto que hace en ellos la influencia de sus
amigos y compañeros. Debemos animarlos a tener
como sus mejores amigos a otros cristianos, y
orientarlos para que limiten sus amistades y
especialmente su noviazgo a la comunidad
cristiana. Naturalmente, nuestro mayor logro
será ayudarlos a que tengan un encuentro
personal con Cristo y mantengan después una
relación profunda con El.
Pablo usó tres términos para describir lo inútil
que es estar ligado con el presente mundo. El
dice que el cristiano no tiene compañerismo o
fundamento alguno para la intimidad con los que
no conocen al Señor. No hay comunión, intimidad
profunda ni sentido para una verdadera
asociación con ellos. Tampoco hay bases para la
concordia, acuerdo o vida armoniosa con ellos.
Los cristianos somos muy diferentes.
Optar por lo correcto demanda no sólo separarse
del estilo de conducta del mundo, sino también
del pensamiento pecaminoso. En esto se incluye
la necesidad de elegir amigos y compañeros cuya
escala de valores esté de acuerdo con los
principios cristianos, no sólo en el trabajo y
en la escuela, sino también en todas las demás
actividades incluso las relacionadas con el
entretenimiento y la recreación. Actúan muy
sabiamente los jóvenes cristianos que se
proponen realizar su noviazgo dentro de las
fronteras de la comunidad cristiana. De esta
manera la Iglesia podrá orientar su noviazgo y
el Espíritu Santo los podrá guiar, tanto en le
presente como en el futuro
III. EL ESCAPISMO – PR. 23:29-35
El escapismo como forma de vida
La vida está llena de presiones de toda clase.
Estas vienen de muchas partes y son tanto
internas como externas. El escapismo se ha
convertido en un modo de vida para aquellos que
no se han fijado metas para la vida.
Los medios para escapar de la vida real son
numerosos. Comprenden una extensa variedad que
va desde la mera apatía hasta la huida en muchos
aspectos. La apatía se manifiesta en una vida
decadente que conduce al aislamiento y la
separación de todo y al abandono de los valores
cristianos. Esto tiene lugar cuando la persona
ha llegado a la conclusión equivocada de que la
vida no tiene ningún significado. Los antiguos
valores han sido rechazados y no se ha hecho
nada por sustituirlos por otros mejores. La vida
se tornará vacía y sin sentido, la persona
aislada se siente desamparada, porque le parece
imposible alterar el curso de su vida.
Lo opuesto a la apatía y el aislamiento en el
escapismo es la huida. Cuando se huye de las
responsabilidades se produce únicamente un
alivio temporal de las presiones de la vida. La
persona que no pueda resolver los problemas de
la familia en la que crece, sin tener que huir
de ellos, no estará en capacidad de establecer
relaciones aceptables y llenas de sentido en su
propio matrimonio y su familia.
Los vicios
Salomón en Proverbios amonesta repetidamente
contra una vida de escapismo. Menciona el vino
como una de las formas de escapar de la
realidad. La persona que ingiere bebidas
alcohólicas se convierte en adicto a ellas sin
darse cuenta. ¿Qué ocurre cuando alguien tiene
los sentidos entorpecidos por los efectos del
vino? Se escapa a un mundo de fantasía, un mundo
irreal que le hace sentirse como un héroe y un
conquistador sin tener que hacer frente a las
situaciones reales. Uno de los próximos efectos
es que se enreda en la promiscuidad sexual. El
borracho pierde el sentido de la ética y de la
fidelidad prometida en los votos del matrimonio.
También hace uso de vocabulario corrupto y
ofensivo; habla perversidades y hace
declaraciones falsas y fraudulentas. Un hombre
en estado de ebriedad no puede resistir los
ataques físicos. Aunque lo golpeen no siente
dolor porque sus sentidos están entorpecidos.
IV. LOS FALSOS VALORES – 2 TI. 3:1-5
Los valores y actitudes que se deben evitar
Los valores son principios de la vida que se
aprenden a través de la experiencia. Se suelen
originar en las actitudes que aprenden en el
hogar. Por definición, una actitud es una
disposición previa del ánimo a reaccionar
constantemente de una manera determinada ante
las circunstancias de la vida: gente, lugares,
cosas, ideas, sucesos, conceptos. Salomón estaba
en lo correcto al declarar en Proverbios 23:7
que tal como una persona piensa, así es. Este
pasaje bíblico nos muestra cuál es la base de la
conducta y el carácter de una persona; mientras
que Lucas 6:45 nos señala de donde vienen los
pensamientos, las palabras y las actitudes de
los seres humanos.
Al escribirle a Timoteo, Pablo declaró que los
valores del mundo están en posición a lo que
Dios quiere para nuestra vida. Los niños y
jóvenes necesitan nuestra ayuda y orientación
para poder desarrollar actitudes y valores que
están acordes con el reino de Dios. (Ro. 12:1,
2; 2 Ti. 3:1-13). A menos que los jóvenes
desarrollen valores que estén centrados en las
Sagradas Escrituras, irán rebajando sus normas
de conductas y sus principios morales y se
habituarán a un tipo de vida que los hará
ineptos para resistir a las tentaciones del
mundo (1 Co. 15:33)
Entonces se desarrolla el orgullo y la persona
empieza a fingir que es mejor que las demás.
Peor aún, el vanaglorioso empieza a burlarse de
otros, se hace irreverente hacia Dios, usa un
lenguaje profano y abusivo que le conduce una
actitud de rebelión.
Cuando alcanza un grado tan bajo de
mundanalidad, la persona se vuelve ingrata hacia
cualquiera que trata de ayudarla. Su vida se
caracteriza por una actitud de maldad que niega
lo que antes tenia por sagrado. Se le endurece
el corazón teberriblemente contra la iglesia, su
familia; se enciende de rabia, insulta a los
demás, difama la verdad y se asocia con todas
las obras del mal. La infelicidad se hace tan
habitual en su vida, que pierde el control de si
mismo y queda incapacitado para cambiar su modo
de ser. En una sola palabra, se ha convertido en
un salvaje (Ro. 8:5-9; Stg. 4:4; 1 Jn 2:15-17; 1
Ti. 6:11).
¿Por qué ha ocurrido todo esto? Porque su manera
de pensar y actuar con respecto a la vida lo
condujo a fijarse en un sistema de valores
contrario a lo que enseña la Palabra de Dios. Se
ha hecho hostil a lo bueno y no le ha importado
nada entregar su herencia cristiana en manos del
enemigo. Es imprudente; provoca confrontaciones
y es una persona inflada en su propia vanidad.
Ha perdido toda reverencia por las cosas de Dios
y todo afecto personal a El. Juzga únicamente
por las apariencias exteriores de la religión y
finge que las cosas todavía marchan bien entre
él y Dios, pero contradice su testimonio en los
actos de su vida cotidiana, renunciando a su
antigua entrega a Cristo y rehusando aceptar las
exigencias del Evangelio en su vida personal.
¿Qué puede hacer esta persona? Ha rechazado la
sangre de Jesucristo, no le queda alternativa; o
volver a Dios arrepentido como lo hizo el hijo
pródigo (Lc 15:17-20) o ser condenado por toda
la eternidad (He 10:26-27)
Valores y actitudes que se deben cultivar
La familia cristiana debe mantenerse vigilante
contra las presiones del mundo que desvían a los
niños, jóvenes y adultos de la senda que el
Señor quiere que ellos sigan (Sal 119:11, 105).
¿Cuál es el proceso por el cual se desarrollan
los valores?
1. Conformidad – La conducta aceptable es
recompensada, mientras que la reprochable es
castigada. De esta manera, el niño va
aprendiendo gradualmente a conformarse a las
formas de conducta que sus mayores desean de él.
2. Identificación – El niño se convierte en
admirador de aquellos que son sus héroes y
modelos y quieren imitarlos en todo; quiere ser
como ellos. Así es como los niños aprenden las
maneras y los gestos de sus padres, y los
jóvenes empiezan hablar y actuar como sus
amigos.
3. Interiorización – Las ideas y acciones de la
persona ya no ocurren como actos externos o como
de otros, sino que llegan a formar parte de sus
actitudes internas. Esta conducta se ha
convertido en él en un sistema de valores que ya
es parte de su vida y de su personalidad.
El conocimiento de que existe este proceso nos
ayudará a reconocer que no podemos pretender que
una persona llegue a tener una escala de valores
correcta solamente con obligarla a cumplir con
ciertas normas externas. La identificación es el
puente importante que conecta la conformidad con
la interiorización. Nosotros tenemos que
convertirnos en modelos de lo que queremos que
nuestros hijos lleguen a aceptar y creer (1 Ti
4:12, 15, 16).
Los valores cristalizan a través de la enseñanza
de las actitudes. Esta es una tarea para toda la
vida y los padres deben hincarla desde la más
tierna infancia de sus hijos, para seguir
cultivándola todo el tiempo que tengan contacto
con ellos.
Hubo un tiempo en que se pensaba que la familia
cristiana era inmune a los problemas y presiones
que confrontan las demás familias del mundo.
Pero ya no vivimos con esa ilusión. Todos
conocemos buenas famitas en la iglesia que son
destrozadas en este mismo momento por las
presiones y dificultades de las que se han
hablado anteriormente. Los padres y toda la
familia deben reconocer que están peleando una
batalla espiritual (Ef. 6:12).
|