Valores espirituales de su nacimiento.
Valores
de la encarnación
Filipenses 2:1–11
El apóstol alega:
(1) la encarnación es una
muestra de la gracia y el amor de Cristo;
(2)
que fue emprendida desde el punto de partida
superlativo de la deidad
eterna
(3) que involucraba la más tremenda
humillación; y
(4) que la encarnación era el
fundamento del nombre exaltado del Señor
Jesucristo.
Jesús
tomó para sí mismo, la «forma» de siervo —y
todos los atributos esenciales correspondientes
al siervo—, «hecho semejante a los hombres». Fue
entonces encontrado en «condición», de hombre.
Por lo que puede compadecerse de nosotros
Los beneficios de su humillacion:
Hebreos 2:10
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas
las cosas, y por quien todas las cosas
subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a
la gloria, perfeccionase por aflicciones al
autor de la salvación de ellos
Hebreos 2:17 Por lo cual debía ser en todo
semejante a sus hermanos, para venir a ser
misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a
Dios se refiere, para expiar los pecados del
pueblo.
La doctrina del nacimiento virginal es
vitalmente
importante en toda la estructura de teología
fundamental.
Si Jesús hubiera nacido de un padre natural:
1-
Jesús hubiera heredado la naturaleza adánica de
la raza humana, y su muerte no hubiera sido ni
vicaría ni de sustitución.
2-
Jesús no hubiera sido infinito, y aun si se
hubiera acordado algún método para evitar una
identidad corporal con Adán, Jesús no hubiera
podido morir por los pecados del mundo.
3-
Jesús hubiera sido solamente un sincero, celoso,
pero finito líder religioso; la negación del
nacimiento virginal es una negación virtual de
la deidad de Jesús. Si Jesús hubiera tenido un
padre humano, no hubiera podido ser el
“unigénito del Padre”, el único infinito Hijo de
Dios.
4-
Tendríamos entonces una Biblia indigna de
confianza. Si Jesús no hubiera nacido de una
virgen como lo registra Mateo y Lucas, ¿cómo
podemos confiar lo que registran de su muerte y
resurrección? Si no podemos confiar en nuestras
Escrituras de una materia crucial, entonces toda
la fe cristiana
es como navegar el mar sin carta hidrográfica o
compás.
5-
Por deducción lógica entonces, tendríamos que
rechazar todo aspecto milagroso del
cristianismo. Si Jesús es el eterno Hijo de Dios
que se hizo carne para redimir e identificarse
con el hombre, lo más lógico entonces es esperar
su entrada
milagrosa a este mundo. ¿No dijo el ángel a
María, “porque nada hay imposible para Dios” (Lc.
1:37)?
6-
Entonces Jesús hubiera sido, tal vez, sólo un
genio espiritual con peculiar y profundo
conocimiento religioso, y no el único, infinito
Cordero de Dios quien hizo válido todo
sacrificio del Antiguo Testamento. Sólo una
ofrenda divina e infinita puede hacer efectivo,
de una vez y por todas, el sacrificio por el
pecado. El sistema sacrificial del Antiguo
Testamento hubiera sido poco más que paganismo
si Dios no hubiera tenido la intención de mandar
a su infinito Hijo en la “consumación de los
siglos” para completar la tipología de los
sacrificios de animales que por sí mismos eran
impotentes. En el capítulo diez de Hebreos
leemos: “porque la sangre de los toros y de los
machos cabríos no puede quitar los pecados …
somos santificados mediante la ofrenda del
cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”
(Vs. 4, 10). Un Cristo de padres completamente
humanos no podría ser el Cordero de Dios.
7-
Entonces no podríamos esperar que Jesús viniera
otra vez como el rey con quien todos lo
redimidos reinarán. Sólo la preexistente palabra
de Dios vendrá como Rey de Reyes y Señor de
Señores. Juan dice de Él: “He aquí que viene con
las nubes, y todo ojo le verá … Yo soy el Alfa y
la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que
es, y que era, y que ha de venir, el
Todopoderoso” (Ap. 1:7, 8). Y otra vez: “Estaba
vestido de una ropa teñida en sangre; y su
nombre es el verbo de Dios” (Ap.19:13). Podría
demostrarse, si el espacio lo permitiera, que el
rechazo de la doctrina del nacimiento virginal
debilitaría casi toda otra teología básica de la
historia cristiana. El hecho es que los maestros
contemporáneos que niegan el nacimiento virginal
presentan un evangelio que los apóstoles no
hubieran reconocido y que las Escrituras
refutan.
Algunos creyentes devotos y bien intencionados
han estado tan preocupados por mantener la
deidad de Cristo Jesús que han minimizado su
humanidad. Jesús no tuvo simplemente un roce con
la humanidad, Él tomó para sí mismo una genuina
naturaleza humana con toda atribución humana,
excepto su pecaminosidad. Su naturaleza humana
estaba en sumisión a su naturaleza divina sin
sacrificar nada de su humanidad. Estudiemos las
pruebas de su naturaleza humana:
1-
Jesús nació como un niño natural en el pesebre
de Belén y fue envuelto en pañales (Lc. 2:7).
2-
Creció en la manera normal de un niño (Lc. 2:39,
40).
3-
Creció en sujeción a sus padres (Lc. 2:51, 52).
Él es llamado “La Simiente de Mujer”, “La
Simiente de Abraham”, y “El Hijo de David”; de
esta manera Jesús es relacionado con la raza
humana.
4-
Jesús fue tentado y probado en todas las áreas,
tal como nosotros, pero Él no cometió pecado.
Frecuentemente se pregunta si Jesús pudo haber
pecado. Él no pudo haber pecado porque poseía,
en adición a su naturaleza humana, una
naturaleza divina que era santa; además, por el
hecho de que fue concebido por el Espíritu Santo
sin un padre humano, su naturaleza humana estaba
libre de pecado. Sumado a esto, su naturaleza
humana estaba en perfecta sumisión a su
naturaleza y voluntad divina. Algunos dirán
entonces ¿por qué Jesús fue tentado si no podía
pecar? La tentación, como se aplica a Jesús,
significaba “prueba.” Estaba en orden
perfectamente que Él fuera probado para
demostrar, como el último Adán, su perfecta
obediencia; y como el Cordero de Dios, que El
era “sin mancha y sin contaminación” (Mt.
4:1–11; Lc. 4:1–13; Mt. 26:36–46; Heb. 2:18,
4:15).
5-
Se llama a sí mismo “hombre” (Jn. 8:40); se
llama a sí mismo o es llamado el “Hijo del
Hombre” setenta (70) veces (Jn. 8:28); “un
mediador … Cristo hombre” (I Ti. 2:5).
6-
Jesús es nuestro sumo sacerdote. El requisito de
un sacerdote es que tiene que ser tomado de
entre los hombres a fin de ser su representante.
Debe compartir su estado (Heb. 5:1–10). Isaías
vio a Jesús en visión profética como “varón de
dolores, experimentado en quebranto” (Is. 53:3).
El verdadero sumo sacerdote debe también poder
acercarse al trono de Dios por su propio mérito.
Jesús, el Hijo de Dios, representa al hombre
delante de Dios, y recíprocamente representa a
Dios delante de los hombres. Nuestro sumo
sacerdote es el Dios-hombre; un sumo sacerdote
de la orden de Melquisedec.
7-
Jesús tuvo atributos humanos tales como hambre,
sed, lágrimas, fatiga, etc.; al fin, Él sufrió,
derramó su sangre, murió y fue sepultado.
8-
Aún después de la resurrección, con un cuerpo
glorificado, podía invitar a Tomás a tocar sus
manos y su costado para que él pudiera sentir
sus heridas. Jesús todavía retenía su humanidad
junto con su divinidad. En Apocalipsis 19:13, Él
regresa a gobernar sobre la tierra y se dice de
Él: “Estaba vestido de una ropa teñida en sangre
…” En el capítulo veintidós de Apocalipsis vemos
a Jesús con el Padre en la nueva Jerusalén y Él
es llamado el “Cordero.” Jesús tenía una triple
obra posicional: profeta, sacerdote, y rey; en
el siglo venidero, Jesús retendrá estas mismas
posiciones.
(Ver
Hch. 3:19–26; Heb. 7:17, 21; Mt. 27:29, 39; Jn.
19:21; I Ti. 1:17; 6:13–16; II P. 1:11; Heb.
1:8–14).
El Hijo de Dios se hizo el Hijo del hombre a fin
de que los hijos de los hombres pudieran ser
Hijos de Dios.