Mensajes Escritos de Impacto
EL SECRETO
DE UNA GRAN VICTORIA
Rev. E. Centeno
Cada cristiano debe saber que el secreto de la
victoria está en la confianza que tengamos en el
Señor. En 2da. de Crónicas 14:2-15 observamos
que el rey Asa descubrió el secreto de obtener
una gran victoria. El puso en acción varios
aspectos que lo condujeron a alcanzar la misma.
Aspectos que llevaron al rey Asa a la victoria
Hubo purificación- ver. 2 "E hizo Asa lo recto y
lo bueno antes los ojos de Jehová su Dios". Es
posible hacer lo bueno y no hacer lo recto.
Muchos religiosos son buenos, son generosos, son
bondadosos, ayudan a la gente pobre; pero no son
rectos, porque estafan en los negocios. Judas "fue
bueno con los pobres" cuando una mujer derramó
un frasco de perfume sobre los pies del Maestro,
él calculó que valdría unos trescientos denarios
dijo: ¡que desperdicio!, "mejor hubiera sido que
se vendiese y se le diera a los pobres". La
realidad es que Judas era ladrón. Hay personas
que son buenas y generosas con el dinero de
otros. En el pueblo de Dios también los hay, los
que son buenos con el dinero que le pertenece al
Señor. No cumplen con sus deberes, con sus
responsabilidades financieras en la iglesia
hacen con el dinero que le pertenece a Dios, lo
que a ellos mejor le parece.
De otro modo, es posible encontrar personas que
sea rectas pero con actitudes no buenas. Jonás
era muy recto tan recto que cuando fue a Ninive
anunció que en cuarenta días, ésta sería
destruida y subió a una montaña para ver la
destrucción de los habitantes de aquella nación.
Mientras esperaba que el juicio cayera sobre
Ninive, dice la Palabra de Dios que el rey
declaró tres días ayuno para todos los
habitantes; hombres, mujeres, niños y aún
animales. Vio Dios que este pueblo se humilló,
que imploró su perdón, que acudió a su
misericordia y detuvo el juicio. Jonás se enojó
en gran manera porque su profecía sobre juicio
no se cumplió. El Señor tuvo que hablarle a
Jonás, de tener compasión de una ciudad donde
habían más de ciento veinte mil personas que no
sabían discernir entre su mano derecha y su mano
izquierda.
Otro ejemplo es el de Juan y Jacob, los hijos
del trueno, los cuales eran rectos, pero no eran
buenos. En el camino de Jesús hacia Jerusalén,
el Señor les dijo que entraran y le preparan la
estadía den Samaria, más como lo samaritanos
entendieron que Jesús no se detendría allí y que
continuaría camino a Jerusalén, no le quisieron
recibir. Juan y Jacobo fueron donde Jesús y le
dijeron "no han querido recibirte, quieres que
hagamos como hizo Elías que mandó a llover fuego
del cielo y los consuma", Jesús tuvo que
reprenderles "Vosotros no sabéis de qué espíritu
sois porque el Hijo del Hombre no ha venido a
perder las almas, sino a salvarlas". Igualmente
el hermano del pródigo era recto pero su actitud
no fue buena. Cuando oyó sobre la fiesta que se
realizaba, preguntó cual era la causa y el
motivo. Entonces le dijeron que su hermano menor
había regresado, que su padre le había recibido
con gozo y regocijo, y que había mandado a
prepararle una fiesta de recibimiento. Dice la
Palabra del Señor que él no quiso entrar a la
celebración. El padre le dijo:"he aquí tu
hermano muerto era y ha revivido, se había
perdido mas ha sido hallado". Era ocasión de
gozo, de alegría, y de regocijo, más el hermano
no se regocijo. La razón, era que él había
vivido todo el tiempo al lado del padre sin
haberle causado molestias y el padre no le había
dado un cabrito para gozarse con sus amigos, mas
no así con el hijo que había malgastado toda su
herencia, con rameras y en una vida de perdición.
El hijo mayor había sido recto mas no tenía un
corazón bueno.
Porqué hizo Asa lo recto y lo bueno delante de
Jehová su Dios. Dice la Palabra en el ver. 3 en
adelante "Porque quitó los altares del culto
extraño, y los lugares altos; quebró las
imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; y
mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus
padres, y pusiese por obra la ley y sus
mandamientos. Quitó así mismo de todas las
ciudades de Judá los lugares altos y las
imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su
reinado"·. Estos lugares que se mencionan, eran
donde se le rendía culto a Baal el dios de la
fertilidad, a Asera la diosa de la fortuna, y a
Moloc, el dios al cual se le ofrecían
sacrificios humanos. Todos esos dioses estaban
en medio del pueblo de Israel, y por supuesto,
el pueblo estaba desviado de la verdadera
adoración. Estos dioses extraños interrumpían la
comunicación entre Dios y su pueblo. Sin
embargo, Asa fue guiado para limpiar de en medio
del pueblo todo aquello que estorbaba e impedía
la verdadera adoración y el culto a Dios. Y
cuando Asa hizo esto, el reino tuvo paz. La
Palabra dice "que cuando los caminos del hombre
son agradables a Dios, aún a sus enemigos hace
estar en paz con él" aunque en nuestros días, el
pueblo de Dios no tenga esos dioses
desagradables, abominables como lo tenía el
pueblo de Israel; existen muchas cosas que están
apartando y separando al pueblo de Dios. Si
queremos la bendición de Dios, tiene que haber
purificación en nuestras vidas, y queremos ser
de bendición para otros, tenemos que quitar todo
lo que impida que Dios pueda usarnos como canal
y fuente.
Hubo preparación ver. 6 - Asa edificó ciudades
fortificadas en Judá para asegurar la victoria.
Para que haya edificación tiene que haber paz.
En tiempos de guerra, una nación no puede
edificar porque la guerra destruye lo que estaba
edificado. Amado, aunque el mundo esté en guerra
y en conflicto; en el pueblo de Dios y la
Iglesia de Jesucristo tenemos paz, porque Cristo
es el autor de la paz. El dijo:"mi paz os dejo,
mi paz os doy, no como el mundo la da yo os la
doy". Para poder vivir en paz con nuestros
semejantes, tenemos primeramente estar en paz
con Dios, y con nosotros mismos. El mundo habla
mucho de paz, pero no hay en el mundo. Y todos
sabemos que este anuncio de paz se oye por
doquiera, no es más que un pregón de lo que está
por suceder muy pronto. Cristo levantará la
Iglesia y los juicios de Dios serán derramados
en toda su potencia sobre la faz de la tierra.
En medio de ese ambiente de guerra, de zozobra,
y de intranquilidad, la Iglesia de Cristo, el
pueblo de Dios, debemos tener paz. La Iglesia
tiene mucho para edificar, el cristiano
individualmente tiene que edificar. Cristo dijo;
"sobre esta roca edificaré mi Iglesia" En hechos
9:31 dice que las Iglesias eran edificadas pro
todas partes "porque tenían paz". Tenemos que
estar conciente para qué el Señor nos ha
llamado. Para poder edificar tenemos que estar
cien por ciento en perfecta unidad, trabajando
en equipo el engrandecimiento de la obra de Dios
y para la gloria de su nombre. Tenemos que
mantenemos en unidad para poder seguir
edificando. Debemos cerrar cada vez más las
brechas, para no darle oportunidad al enemigo.
Edificó Muros. Ver.7 - Asa dijo por tanto, a
Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas
de muros. Los muros nos hablan de protección.
Los habitantes de Jericó y su rey estaban
confiados mientras los muros estuvieron
levantados, pero cuando Dios los derribó,
quedaron a expensas del pueblo de Israel.
Cuando Nehemías supo del estado y de la
condición en que se encontraba Jerusalén; que
sus muros estaban arruinados, sus puertas por el
piso, sintió gran preocupación, porque Jesuralén
estaba desprotegida, estaba en ruinas.
Antiguamente una ciudad sin muros era vulnerable
al enemigo. En la vida cristiana tenemos que
tener muros a nuestro alrededor. Cuando Dios le
habló a Satanás a cerca de Job, le dijo:"no has
visto a mi siervo Job, hombre perfecto, recto,
temeroso delante de Dios" El diablo le dijo a
Dios: "pero no le has cercado a él y a todo lo
que tiene". Así que el diablo veía la muralla
que Dios había puesto alrededor de la vida de su
hijo, de su siervo. En la vida ministerial tiene
que levantarse muros de protección, igualmente
en esta Obra del Movimiento Misionero Mundial,
los muros tiene que seguir en pie. Los muros de
Santidad no pueden caerse. Dentro del llamado
pueblo de Dios se ha colado mucha inmundicia,
mundanalidad, se hace muy difícil distinguir
entre los que son de Dios y los que pertenecen
al mundo. El pueblo de Dios siempre ha sido y
deber ser un pueblo diferente. Tiene que
establecerse esa diferencia. Tenemos que seguir
edificando el muro de la Santidad aunque nos
digan anticuados, aunque nos digan fanáticos. No
podemos rebajar las normas de conducta que Dios
ha establecido dentro de esta Obra. Preferimos
tener contento al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo guardando su Palabra, no importando los
apodos o epítetos que nos pongan, porque es
mejor honrar a Dios y su Palabra. El Señor ha
dicho: "honraré a los que me honran" Dios quiere
hombres y mujeres rendidos, dispuestos, llenos
del Espíritu Santo, que proclamemos su Palabra
tal como El nos la ha dado. Hay que seguir
levantando los muros de la Palabra, siendo luz y
testimonio en este mundo. Tenemos que confesar a
Cristo con nuestros labios y con nuestros
hechos. Tenemos que vivir vidas santas por
dentro y por fuera.
Edificó Torres - ver.7 Las torres nos hablan de
vigilancia. La torre de la oración. "Velad y
orad para no entréis en tentación".
Vigilancia."Bienaventurados aquellos siervos que
cuando su Señor venga, los halle haciendo así"
Vigilando. "Sed sobrios y velad porque vuestro
adversario el diablo como león rugiente anda
alrededor buscando a quién devorar". Cuando
descuidamos nuestra vida de oración, en nuestra
muralla de protecciones puede abrir una brecha
por la cual entre el enemigo. Por eso es que
tenemos que mantenernos en vigilancia. Las
torres no se pueden descuidar, tenemos que
seguir edificándolas, para la gloria del Señor.
Asa tenía también ejércitos, hombres diestros
que tenían escudos. La Iglesia de Cristo es un
ejército. Cuando Moisés fue comisionado para que
fura delante de Faraón, con la orden de dejar en
libertad al pueblo de Israel. Dios le dijo a
Moisés: "Faraón no oirá, más yo pondré mi mano
sobre Egipto y sacaré mis ejércitos, mi pueblo,
los hijos de Israel". En el libro de Cantar de
los Cantares 6:10 y refiriéndose a la Iglesia
dice: "¿Quién es esta que se muestra como el
alba, hermosa como la luna, esclarecida como el
sol, imponente como ejércitos en orden?" Así que
Dios llama a su pueblo mis ejércitos y Dios es
llamado en la Biblia: Jehová, Dios de los
Ejércitos.
Somos parte del ejército de Dios. Dice la
Palabra que en el ejército de Asa todos eran
hombres diestros. En Cantares 3:7 "los valientes
que rodeaban las literas de Salomón eran sesenta
hombres valientes, diestros en la guerra cada
uno con la espada sobre su muslo". Sabemos que
la espada del pueblo de Dios es la Biblia. Asa
tenía resistencia. "Vendrá el enemigo como ríos
pero el Espíritu de Dios levantará bandera
contra él". "Aunque un ejército se levante
contra mí, no temerá mi corazón, aunque contra
mí se levante guerra yo estaré confiado". "Y
clamó Asa a Jehová". Zera comandaba un ejército
de un millón de hombres el cual superaba en
soldados a los ejércitos de Asa, casi lo
duplicaba. Asa clamaba "¡Oh Jehová, para ti no
hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o
al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, Oh Jehová
Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos". Aunque
el ejército de Asa estaba bien adiestrado y
equipado; el no puso su confianza en las armas,
ni en lo diestros que eran sus soldados. Su
confianza estaba en Dios. No podemos apoyarnos
en nosotros mismos, ni en otros, ni en la
política, ni en el mundo. Tenemos que apoyarnos
en Dios. Asa reconoce que el enemigo era
poderoso, pero sabía que la batalla realmente,
era el Señor el que tenía que pelearla.
He aquí uno de los secretos de la victoria; la
confianza en el Señor. "El" es Dios de la
victoria, Zera y todos los etíopes fueron
aniquilados. Fue una victoria moral, material y
económica, regresaron a Jerusalén triunfantes.
La Iglesia tiene el desafío y el reto más grande
de la historia. Muchos están siendo vencidos,
derrotados ante las fuerzas enemigas; pero como
dijera el apóstol Pablo, "nosotros no somos de
los que retroceden para perdición, sino de los
que tienen fe para preservación del alma".
Estamos en conflicto, en una gran batalla, en
una gran lucha; la cual no es contra carne y
sangre sino contra principados, contra
potestades, contra gobernadores de las
tinieblas, contra malicias espirituales. Es un
ejército poderoso, pero el Cristo de la gloria
nos ha proporcionado las armas adecuadas para
pelear.
Como Iglesia nos enfrentamos a este ejército,
por eso las armas de nuestra milicia no son
carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortaleza. Creemos que Dios nos a
provisto del poder del Espíritu Santo, con los
dones milagrosos, los frutos del Espíritu Santo,
y el arma defensiva más poderosa de los siglos,
la Palabra de Dios.
Haciendo lo que Asa hizo, con la ayuda del
Señor, en medio de este tiempo de conflictos y
de muchas dificultades, podemos mantenernos
firmes en una vida cristiana de total y
constante victoria; porque esta es la victoria
que vence al mundo, nuestra fe en el Cristo
invisible, victorioso. No estamos solos en esta
batalla, Cristo ha prometido: "He aquí yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin"
dándonos siempre su victoria.
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