La Estafa del "Código Da Vinci": Un best-seller
mentiroso
El
Código Da Vinci es una novela de ficción anti-católica
que está resultando ser un éxito de ventas en
todo el mundo. Con más de 30 millones de
ejemplares vendidos, traducida a 30 idiomas y
con los derechos para la película en manos de
Columbia Pictures y el director Ron Howard (con
Tom Hanks de protagonista) se trata ya de un
acontecimiento propio de la cultura de masas.
Los protagonistas se ven envueltos en un
thriller de aventura, descifrando la simbología
secreta en la pintura de Leonardo Da Vinci. Y el
mensaje que transmite la novela es básicamente
el siguiente:
1. Jesús no es Dios:
ningún cristiano pensaba que Jesús es Dios hasta
que el emperador Constantino lo deificó en el
concilio de Nicea del 325.
2. Jesús tuvo como
compañera sexual a María Magdalena; sus hijos,
portadores de su sangre, son el Santo Grial
(sangre de rey = sang real = Santo Grial),
fundadores de la dinastía Merovingia en Francia
(y antepasados de la protagonista de la novela).
3. Jesús y María
Magdalena representaban la dualidad
masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y
Osiris); los primeros seguidores de Jesús
adoraban "el sagrado femenino"; esta adoración a
lo femenino está oculta en las catedrales
construidas por los Templarios, en la secreta
Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía
Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales
secretos más.
4. La malvada Iglesia
Católica inventada por Constantino en el 325
persiguió a los tolerantes y pacíficos
adoradores de lo femenino, matando millones de
brujas en la Edad Media y el Renacimiento,
destruyendo todos los evangelios gnósticos que
no les gustaban y dejando sólo los cuatro
evangelios que les convenían bien retocados. En
la novela el maquiavélico Opus Dei trata de
impedir que los héroes saquen a la luz el
secreto: que el Grial son los hijos de Jesús y
la Magdalena y que el primer dios de los
"cristianos" gnósticos era femenino.
Todo esto no se vende
como una ucronía o una novela de
historia-ficción en un pasado alternativo o una
Europa imaginaria. Se intenta vender como
erudición, investigación histórica y trabajo
serio de documentación.
En una nota al
principio del libro, el autor, Dan Brown,
declara: "todas las descripciones de arte,
arquitectura, documentos y rituales secretos en
esta novela son fidedignas". Como veremos, esto
es falso: los errores, las invenciones, las
tergiversaciones y los simples bulos abundan por
toda la novela. La pretensión de erudición cae
al suelo al revisar la bibliografía que ha
usado: los libros serios de historia o arte
escasean en la biblioteca de Brown, y brillan en
cambio las paraciencias, esoterismos y
pseudohistorias conspirativas.
Pero eso no impide a la
prensa alabar el "trabajo histórico" que hay
tras el libro. Por ejemplo, el Chicago Tribune
se maravillaba de cómo el libro contiene
"historia fascinante y documentada especulación
que vale varios doctorados"; el New York Daily
News decía "su investigación es impecable"; el
crítico de El Periódico de Catalunya (12/12/03)
Ramón Ventura dice que "entender la novela como
un panfleto anticristiano es no entender lo que
es: un relato de aventuras por los espacios poco
conocidos de la historia, donde se combinan los
misterios de la religión con los enigmas del
arte; Dan Brown escribe con la pasión y la
erudición de Matilde Asensi en El último Catón".
La editora del libro en
España, Aránzazu Sumalla, que ha encontrado una
mina de oro para su pequeña editorial Umbriel
(El Código Da Vinci vende 2.400 libros al día en
España, 125.000 en los primeros 50 días), no
entiende que en la página web del Opus Dei se
critique negativamente el libro, que presenta al
Opus como una secta destructiva dispuesta al
asesinato y otras técnicas magiosas, con el
detalle de que el asesino Silas es numerario y
lleva cilicio. Según la editora "se trata de una
obra de ficción". Pero Dan Brown, en su propia
página web, dice bien claro que no ha escrito
sólo una novela llena de despropósitos para
divertir: "Como he comentado antes, el secreto
que revelo se ha susurrado durante siglos. No es
mío. Es cierto que puede ser la primera ocasión
en que el secreto se desvela con el formato de
un thriller popular, pero la información no es
nueva. Mi sincera esperanza es que El Código Da
Vinci, además de entretener a la gente, sirva
como una puerta abierta para que empiecen sus
investigaciones".
El resultado es que las
ventas de libros pseudohistóricos sobre la
Iglesia, los evangelios gnósticos, la mujer en
el cristianismo, las diosas paganas, etc. se han
disparado: la web de libros
Amazon.com
es la primera beneficiada, enlazando El Código
Da Vinci con libros de pseudohistoria neopagana,
feminista radical y new age. La ficción es la
mejor forma de educar a las masas, y disfrazada
de ciencia (historia del arte y de las
religiones en este caso) engaña mejor a los
lectores. Como afirma el dicho: "calumnia, que
algo queda, y si calumnias con datos que suenen
a científico -aunque sean inventados- queda
más".
¿Inventó Constantino el Cristianismo?
Toda la base
"histórica" de Brown descansa sobre una fecha:
el concilio de Nicea del año 325. Según sus
tesis, antes de esta fecha, el cristianismo era
un movimiento muy abierto, que aceptaba "lo
divino femenino", que no veía a Jesús como Dios,
que escribía muchos evangelios.
En este año, de
repente, el emperador Constantino, un adorador
del culto -masculino- al Sol Invicto se apoderó
del cristianismo, desterró a "la diosa",
convirtió al profeta Jesús en un héroe-dios
solar y montó una redada a la manera stalinista
para hacer desaparecer los evangelios que no le
gustaban.
Para cualquier lector
con algo de cultura histórica esta hipótesis
resulta absurda por al menos dos razones:
1. Tenemos textos que
demuestran que el cristianismo antes del 325 no
era como dice la novela y que los textos
gnósticos eran tan ajenos a los cristianos como
lo son actualmente las publicaciones "new age":
parasitarios y externos.
2. Incluso si
Constantino hubiese querido cambiar así la fe de
millones ¿cómo habría podido hacerlo en un
Concilio sin que se diesen cuenta no sólo
millones de cristianos sino centenares de
Obispos? Muchos de los Obispos de Nicea eran
veteranos supervivientes de las persecuciones de
Diocleciano, y llevaban sobre su cuerpo las
marcas de la prisión, la tortura o los trabajos
forzados por mantener su fe. ¿Iban a dejar que
un emperador cambiase su fe? ¿Acaso no era esa
la causa de las persecuciones desde Nerón: la
resistencia cristiana a ser asimilados como un
culto más? De hecho, si el cristianismo antes
del 325 hubiese sido tal como lo describen los
personajes de Brown y muchos neognósticos
actuales nunca habría padecido persecución ya
que habría encajado perfectamente con tantas
otras opciones paganas. El cristianismo fue
siempre perseguido por no aceptar las
imposiciones religiosas del poder político y
proclamar que sólo Cristo es Dios, con el Padre
y el Espíritu Santo.
¿Jesús es Dios?
En la novela, el
personaje del historiador inglés Teabing afirma
que en Nicea se estableció que Jesús era "el
Hijo de Dios". Un repaso a los evangelios
canónicos, escritos casi 250 años antes de
Nicea, muestra unas 40 menciones a Jesús como
Hijo de Dios. Brown lo que está haciendo es
copiar de uno de los libros pseudohistóricos que
más ha plagiado para hacer su best-seller, Holy
Blood, Holy Grial, en el que se afirma que "en
Nicea se decidió por voto que Jesús era un Dios,
no un profeta mortal".
La verdad es otra. Los
cristianos siempre han pensado que Jesús es Dios
y así figura en los evangelios y en escritos
cristianos muy anteriores a Nicea. Por ejemplo,
y para disgusto de mormones, Testigos de Jehová
o musulmanes (tres credos actuales que niegan
que Jesús era Dios) podemos leer cómo Tomás dice
al ver a Jesús resucitado:
[Juan 20,28] Ho Kurios
mou ho Theos mou (Mi Señor y mi Dios)
O en Romanos 9:5; carta
dictada por San Pablo a Tercio en casa de Gayo,
en Corinto, en el invierno del 57 al 58 d.C: "de
ellos [los judíos] son los patriarcas, y como
hombre ha surgido de ellos el Cristo, que es
Dios, y está por encima de todo".
O en Tito 2,13:
"esperamos que se manifieste la gloria del gran
Dios y Salvador nuestro Jesucristo".
O en 2Pedro1,1: "Simón
Pedro, sirviente y apóstol de Jesucristo, a
aquellos que por la justicia de nuestro Dios y
Salvador Jesucristo han recibido una fe tan
preciosa como la nuestra".
Y saliendo de los
evangelios tenemos los textos de algunos Padres
de la Iglesia muy anteriores a Nicea: "Pues
nuestro Dios, Jesucristo, fue según el designio
de Dios, concebido en el vientre de María, de la
estirpe de David, pero por el Espíritu Santo"
[Carta a los efesios de San Ignacio de
Antioquía, c.35-c.107 d.C].
"Si hubieses entendido
lo escrito por los profetas, no habrías negado
que Él [Jesús] era Dios, Hijo del único,
inengendrado, insuperable Dios" [Diálogo con
Trifón, San Justino Mártir, c.100-c.165 d.C].
"Él [Jesucristo] es el
santo Señor, el Maravilloso, el Consejero, el
Hermoso en apariencia, y el Poderoso Dios,
viniendo sobre las nubes como juez de todos los
hombres" [Contra los herejes, libro 3, San
Ireneo de Lyon, c. 130 -200 d.C].
"Sólo Él [Jesús] es
tanto Dios como Hombre, y la fuente de todas
nuestras cosas buenas" [Exhortación a los
griegos, de San Clemente de Alejandría, 190
d.C].
"Sólo Dios está sin
pecado. El único hombre sin pecado es Cristo,
porque Cristo también es Dios" [El alma 41:3,
por Tertuliano, año 210 d.C].
"Aunque [el Hijo] era
Dios, tomó carne; y habiendo sido hecho hombre,
permaneció como era: Dios" [Las doctrinas
fundamentales 1:0:4; por Orígenes, c.185-c.254
d.C.].
Estas citas -y muchas
otras- demuestran que los cristianos tenían
clara la divinidad de Cristo mucho antes de
Nicea. De hecho, en Nicea el debate era sobre
las enseñanzas de Arrio, un sacerdote herético
de Alejandría que desde el 319 enseñaba que
Jesús no era Dios, sino un dios menor. De unos
250 obispos, sólo dos votaron a favor de la
postura de Arrio, mientras que el resto
afirmaron lo que hoy se recita en el Credo, que
el Hijo de Dios fue engendrado, no creado y que
es de la misma naturaleza (substancia,
homoousios) que el Padre, es decir, que Dios
Hijo es Dios, igual que Dios Padre también es
Dios, un mismo Dios pero distintas Personas.
Pese a esta unanimidad de los padres
conciliares, el historiador Teabing en la novela
dice que Cristo fue "designado Dios" ¡por un
estrecho margen de votos!
Un
historiador que no sabe historia
Teabing también dice
una serie de cosas sobre cómo el cristianismo
inventado por Constantino no era más que
paganismo. "Nada en el Cristianismo es
original", dice el personaje. Escribimos
subrayadas las afirmaciones de El Código Da
Vinci y a continuación comentamos cada una:
-Los discos solares
egipcios se convirtieron en halos de santos
católicos.
El arte cristiano tiene
que expresar conceptos bíblicos, como las caras
luminosas de Moisés (en el Sinaí) y Jesús (en la
Transfiguración).
Para ello usan un
recurso común, los halos o nimbos que ya usaba
el arte griego y el romano. Los emperadores
romanos, por ejemplo, aparecen en las monedas
con cabezas radiantes.
-Los pictogramas de
Isis amamantando a su milagroso bebé Horus
fueron el modelo para las imágenes de la Virgen
María con el Niño Jesús.
La imagen de una madre
amamantando es común a egipcios, romanos,
aztecas o cualquier otra cultura que represente
la maternidad. Isis, en los primeros siglos de
nuestra era, ya no era una diosa popular de la
agricultura egipcia, sino un culto mistérico de
tipo iniciático para élites greco-romanas, culto
que, por cierto, no incluía rituales sexuales
que tanto gustan al autor. Los artistas
cristianos, a la hora de representar a María con
Jesús (una madre con un niño), usaron los
modelos artísticos de la sociedad en la que
estaban.
-"La mitra, el altar,
la doxología y la comunión, el acto de comer a
Dios, fueron tomados directamente de religiones
mistéricas paganas anteriores.
La mitra de los obispos
difícilmente puede estar inspirada en religiones
mistéricas antiguas: no aparece en Occidente
hasta mediados del s. X y en Oriente no se usa
hasta la caída de Constantinopla en 1453.
El altar es -como el
cristianismo mismo- de origen judío, no pagano.
Hay 300 referencias a altares en el Antiguo
Testamento. El altar de los sacrificios del
Templo de Jerusalén es el punto de referencia
del judaísmo antiguo y del simbolismo cristiano.
Nada que ver con cultos paganos.
La Doxología
(doxa=gloria; logos=palabra) no es más que la
oración del Gloria: "Gloria a Dios en las
alturas y en la tierra paz a los hombres; te
alabamos, te bendecimos, te adoramos." usa
lenguaje puramente cristiano, con conceptos
trinitarios y utilizando continuamente pasajes
del Nuevo Testamento. Nada que ver con cultos
mistéricos paganos.
La comunión y "comer a
Dios": parece ser que en los niveles superiores
del culto a Mithras existía una comida sagrada
de pan y agua o pan y vino. No hay datos que
indiquen que los mitraístas consideraran que en
esa comida "comían un dios" ni nada similar. De
nuevo, el origen de bendecir y compartir el pan
es judío, como explica con detalle Jean Danielou
en su estudio La Biblia y la liturgia. Parece
que Jesús instituyó la Eucaristía cristiana
durante una chabourá, una comida sagrada judía.
No hay relación con cultos mistéricos paganos.
El
domingo, día sagrado cristiano, fue robado a los
paganos
Falso. Desde el
principio, los cristianos vieron el día después
del sabbath, es decir, el día primero de cada
semana, como el más importante, día de su
reunión. Ya lo hacían en época de San pablo (ver
Hechos 20,7: "y en el primer día de la semana,
cuando estábamos reunidos para partir el pan.",
o 1 Cor 16,2, cuando Pablo pide reunir las
colectas y diezmos el primer día de la semana).
Danielou, en La Biblia y la Liturgia, dedica
todo su capítulo 16 a hablar de "El octavo día",
con citas de Ignacio de Antioquía, de la
Epístola de Barnabás, de la Didajé, todos
autores de finales del.s.I y principios del s.II
Todos hablan del "dies domenica" (día del
Señor). San Justino, hacia el 150 d.C es el
primer cristiano en usar el nombre latino de Día
del Sol para referirse al primer día de la
semana.
Ya en el concilio de
Obispos hispanos de Elvira, en el 303 d.C se
proclamó: "si alguien en la ciudad no viene a la
iglesia tres domingos seguidos será excomulgado
un tiempo corto, para que se corrija". Sólo 20
años después, en 321, Constantino declara
oficialmente el domingo como día de descanso y
abstención del trabajo. O sea, que el domingo es
un "invento" cristiano, que posteriormente
adoptó la sociedad civil, y no una fiesta pagana
robada por cristianos, justo lo contrario de lo
que dice la novela de Brown.
También
al dios hindú Krishna, recién nacido, se le
ofreció oro, incienso y mirra
Extraído, al parecer,
del libro de pseudohistoria The World's Sixteen
Crucified Saviours, [Los 16 salvadores del mundo
crucificados] escrito por Kersey Graves en 1875
y denostado incluso por ateos y agnósticos,
aunque muy popular y copiado en Internet. Graves
no da nunca documentación de sus afirmaciones.
Ésta del oro, incienso y mirra parece
simplemente un invento. En la literatura hindú
no sale por ningún sitio. El Bhagavad-Gita (s.I
d.C.) no menciona la infancia de Krishna. En las
historias sobre el Krishna niño del Harivamsa
Purana (c.300 d.C) y el Bhagavata Purana
(c.800-900.dC.) tampoco aparecen regalos.
-El dios Mithras,
nacido en 25 de diciembre como Osiris, Adonis y
Dionisos, con los títulos "Hijo de Dios" y "Luz
del Mundo", enterrado en roca y resucitado 3
días después, inspiraron muchos elementos del
culto cristiano.
En realidad, la fiesta
pagana del 25 de diciembre en Roma la inventó el
emperador Aurelio en 274, muchos años después de
que los cristianos latinos celebrasen el 25 de
diciembre como fecha del nacimiento de Cristo.
Aunque en la novela
hablen de Mithras como un dios "muerto,
enterrado en roca y resucitado tres días
después", esta afirmación no sale recogida en
ningún texto ni tradición antigua sobre Mithras.
Al parecer es otro de los préstamos tomados del
panfleto decimonónico de Kersey Graves, en
concreto del capítulo 19 de The World's Sixteen
Crucified Saviours. Por supuesto, Graves no da
documentación.
Gnosticismo al servicio del feminismo radical
¿Por qué el mundo va
tan mal, hay guerras, violencia y contaminación?
La respuesta del feminismo radical y de El
Código Da Vinci es sencilla, la culpa es del
cristianismo, que es machista:
"Constantino y sus
sucesores masculinos convirtieron con éxito el
mundo desde el paganismo matriarcal hasta la
Cristiandad patriarcal mediante una campaña de
propaganda que demonizó lo sagrado femenino,
eliminando a la diosa de la religión moderna."
Como consecuencia, "la Madre Tierra se ha
convertido en un mundo de hombres, y los dioses
de la destrucción y la guerra se toman su
tributo. El ego masculino ha pasado dos milenios
sin equilibrarse con su balanza femenina. una
situación inestable marcada por guerras
alimentadas con testosterona, una plétora de
sociedades misóginas y una creciente falta de
respeto por la Madre Tierra"
Esto se habría evitado
de seguir el "cristianismo" gnóstico, algunos de
cuyos grupos y tendencias consideraban lo divino
como masculofemenino, relaciones armónicas de
puestos (ying-yang), o incluso andrógino. Jesús
-según los gnósticos del s. II y los newagers
feministas del s. XX- necesita un opuesto
femenino que le complete; su consorte sería
María Magdalena. Y unos documentos que lo
avalen: los evangelios apócrifos, textos
gnósticos imaginativos sin base histórica.
Mientras que los
evangelios canónicos son del s. I, ningún texto
gnóstico es anterior al s. II. Muchos son del s.
III, IV o V. A mediados del s. II la Iglesia ya
tenía claro que los evangelios de Mateo, Marcos,
Lucas y Juan eran los inspirados por el Espíritu
Santo, y sólo dudaba en el canon de un par o
tres de textos. Es falsa la idea de la novela de
que en el 325, con Constantino, de entre "más de
80 evangelios considerados para el Nuevo
Testamento", sólo se eligieron cuatro: estos
cuatro ya hacía 200 años que estaban
seleccionados, como leemos en los textos de
Justino Mártir (150 d.C) y de San Ireneo.
En El Código Da Vinci
hay material de muchos tipos: new age,
ocultismo, teorías conspiratorias, neopaganos,
wiccas, astrología, préstamos orientales y
amerindios. Pero el cóctel gnóstico-feminista es
la base de la macedonia. Hay poca investigación
verdadera sobre el Santo Grial, pero mucha
sangría.
Así, se nos cita un
texto que existe de verdad, el Evangelio de
María Magdalena, una obra gnóstica tardía,
escrita por autores de una secta gnóstica, desde
fuera del cristianismo. En él, María besa en la
boca a Jesús y eso causa la envidia de los
apóstoles. Según Teabing, el historiador de la
novela, "Jesús era el primer feminista.
Pretendía que el futuro de su iglesia estuviese
en manos de María Magdalena".
Lo que nadie cita es el
versículo 114 del famoso texto gnóstico
Evangelio de Tomás, donde Jesús dice que Él hará
de María Magdalena "un espíritu viviente que se
parezca a vosotros, varones. Porque cada mujer
que se haga a sí misma varón entrará en el reino
de los cielos". El gnosticismo antiguo es
reciclado por antagonistas de la Iglesia actual,
pero para ello han de rechazar algunas cosas del
gnosticismo antiguo, que en realidad era
machista, elitista, despreciaba el cuerpo y todo
lo material y es difícil de vender como "el
auténtico cristianismo".
Así, el entusiasmo del
autor por los "ritos de fertilidad", que tanto
admiran -y practican- los protagonistas, no
tiene nada que ver con la fertilidad,
obviamente, sino con el placer sexual.. Es un
signo de los tiempos, pero también una herencia
gnóstica y cátara: engendrar, dar vida a nuevos
cuerpos, es malo. ¡Justo lo contrario que en el
cristianismo! Sexo sin concepción. Es de suponer
que la próxima novela trate de clonación, es
decir, de concepción sin sexo.
Otros
muchos errores
Sandra Miesel, una
periodista especializada en literatura moderna
popular, no puede evitar hacer un listado de
errores misceláneos del libro, como ejemplo de
su "impecable" documentación.
a. Se dice que
el planeta Venus se mueve dibujando un
pentagrama, el llamado "pentagrama de Ishtar",
simbolizando a la diosa (Ishtar es Astarté o
Afrodita). Al contrario de lo que dice el libro,
la figura no es perfecta y no tiene nada que ver
con las Olimpiadas. Las Olimpiadas se celebraban
cada cuatro años y en honor de Zeus, nada que
ver con los ciclos de Venus ni con la diosa
Afrodita.
b.
El novelista dice que los cinco anillos de las
olimpiadas son un símbolo secreto de la diosa;
la realidad es que cuando se diseñaron las
primeras olimpiadas modernas el plan era empezar
con uno e ir añadiendo un anillo en cada
edición, pero se quedaron en cinco.
c.
En la novela presentan la larga nave central y
hueca de una catedral como un tributo secreto al
vientre femenino, con las nervaduras como
pliegues sexuales, etc. Está tomado del libro de
pseudohistoria "The Templar Revelation", donde
se afirma que los templarios crearon las
catedrales. Por supuesto es falso: las
catedrales las encargaron los obispos y sus
canónigos, no los templarios. El modelo de las
catedrales era la iglesia del Santo Sepulcro o
bien las antiguas basílicas romanas, edificios
rectangulares de uso civil.
d.
El Priorato de Sión realmente existe, es una
asociación francesa registrada desde 1956,
posiblemente originada tras la II Guerra
Mundial, aunque clamen ser herederos de masones,
templarios, egipcios, etc. No es creíble la
lista de Grandes Maestres que da la novela:
Leonardo Da Vinci, Isaac Newton, Victor Hugo.
e.
La novela dice que el tetragramaton YHWH, el
nombre de Dios en letras hebreas, viene de
"Jehová, una unión física andrógina entre el
masculino Jah y el nombre pre-hebreo de Eva,
Havah". Al parecer, nadie ha explicado a Brown
que YHWH (que hoy sabemos que se pronuncia
Yahvé) empezó a pronunciarse "Jehová" en la Edad
Media al interpolarse entre las consonantes las
vocales de "Adonai".
f. Las cartas del tarot no enseñan
doctrina de la diosa; se inventaron para juegos
de azar en el s.XV y no adquirieron asociaciones
esotéricas hasta finales del s.XVIII. La idea de
que los diamantes de la baraja francesa
representan pentáculos es un invento del
ocultista británico A.E. Waite. ¿Qué dirán los
esotéricos de la baraja española con sus copas
-símbolos sexuales femeninos- y sus espadas
-símbolos fálicos, quizá como los garrotes.-?
g.
El Papa Clemente V no eliminó a los templarios
en un plan maquiavélico ni echó sus cenizas al
Tíber: el Tíber está en Roma y Clemente V no,
porque fue el primer papa en Avignon. Toda la
iniciativa contra los templarios fue del rey
francés, Felipe el Hermoso. Masones, nazis y
ahora los neognósticos quieren ser herederos de
los templarios.
h.
Mona Lisa no representa un ser andrógino, sino a
Madonna Lisa, esposa de Francesco di Bartolomeo
del Giocondo. Mona Lisa no es un anagrama de los
dioses egipcios Amón e Isa (Isis).
i.
En La Última Cena de Leonardo, no aparece el
cáliz y aparece el joven y guapo San Juan, el
discípulo amado. La novela dice que el joven
guapo en realidad es María Magdalena, que ella
es el Grial. La verdad es que no sale el cáliz
porque el cuadro está describiendo la Última
Cena tal como sale en el Evangelio de San Juan,
sin institución de la Eucaristía, más
concretamente cuando Jesús avisa "uno de
vosotros me traicionará" (Juan 13,21).
j.
La novela habla de que Leonardo recibió muchos
encargos de la Iglesia y "cientos de lucrativas
comisiones vaticanas". En realidad Leonardo pasó
poco tiempo en Roma y apenas le mandaron algún
encargo.
k.
En la novela presentan a Leonardo como un
homosexual ostentoso. En realidad, aunque en su
juventud fue acusado de sodomía, su orientación
sexual no está del todo clara.
l.
La heroína, Sophie Neveu, usa el cuadro de
Leonardo "La Madonna de las Rocas" como un
escudo y lo aprieta tanto a su cuerpo que se
dobla: es asombroso, porque se trata de una
pintura sobre madera, no sobre lienzo, y de casi
dos metros de alto.
m.
Según los protagonistas de la novela, "durante
trescientos años la Iglesia quemó en la estaca
la asombrosa cifra de cinco millones de
mujeres". Esta es una cifra repetida en la
literatura neopagana, wicca, new age y feminista
radical, aunque en otras webs y textos de
brujería actual se habla de 9 millones. Los
neopaganos necesitan una "shoah" propia.
Cuando acudimos a
historiadores serios se calcula que entre 1400 y
1800 se ejecutaron en Europa entre 30.000 y
80.000 personas por brujería. No todas fueron
quemadas. No todas eran mujeres. Y la mayoría no
murieron a manos de oficiales de la Iglesia, ni
siquiera de católicos. La mayoría de víctimas
fue en Alemania, coincidiendo con las guerras
campesinas y protestantes del s. XVI y XVII.
Cuando una región cambiaba de denominación,
abundaban las acusaciones de brujería y la
histeria colectiva. Los tribunales civiles,
locales y municipales eran especialmente
entusiastas, sobre todo en las zonas calvinistas
y luteranas. De todas formas, la brujería ha
sido perseguida y castigada con la muerte por
egipcios, griego, romanos, vikingos, etc. El
paganismo siempre mató brujos y brujas. La idea
del neopaganismo feminista de que la brujería
era una religión feminista precristiana no tiene
base histórica.
Y se podría seguir
diseccionando los errores y los simples engaños
de este best-seller mentiroso. Por no hablar de
su calidad literaria. Pero ¿vale la pena tanto
esfuerzo por una novela? La respuesta es sí:
para miles de jóvenes y adultos, esta novela
será su primer, quizá único contacto con la
historia antigua de la Iglesia, una historia
regada por la sangre de los mártires y la tinta
de evangelistas, apologetas, filósofos y Padres.
No sería digno de los cristianos del s. XXI
ceder sin lucha ni respuesta ante el
neopaganismo el espacio que los cristianos de
los primeros siglos ganaron con su fidelidad
comprometida a Jesucristo.
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