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La Iglesia en el Siglo IV
LA RUPTURA ENTRE JUDAÍSMO Y JUDEOCRISTIANISMO
Surge hoy pues, en el seno del cristianismo
gentil una más que sana reivindicación de este
pasado, ya que sin riesgo a equivocarnos,
podemos decir que el cristianismo histórico no
es más que una rama del judaísmo. Rama por otro
lado que reivindica que las promesas dadas a los
padres de la nación hebrea se han cumplido ya en
el Mesías Yeshua (Jesús el Cristo, como lo
llamaron los escritores judíos del Nuevo
Testamento entre los griegos). Podemos decir así
que el "cristianismo" del Nuevo Testamento (y no
sus burdas imitaciones históricas) para un judío
"debería ser" el verdadero judaísmo, y para un
gentil, la manera de participar de las promesas
hechas a los padres de la Nación Hebrea por
Dios, y de participar por la fe de la ciudadanía
de Israel y del Mundo Venidero.
Dentro de este despertar a las raíces de nuestra
fe no se han dejado de producir desviaciones
judaizantes, que achacamos desde aquí a una
falta de identificación con el Mesías, que hace
que algunos gentiles se vuelvan por puro
desconocimiento a lo que el Nuevo Testamento
llama "Rudimentos" (Gálatas 4:9,10) judaizando
además no con el judaísmo de la época de Jesús (que
era variado en formas y doctrinas), sino con un
tipo determinado de judaísmo: el judaísmo
rabínico actual (por puro desconocimiento tanto
del fundamento del mismo como de la historia de
su origen), que tiene sus raíces precisamente,
entre otras cosas en la reacción anticristiana
de los primeros siglos del cristianismo dentro
de un sector muy particular de la nación de
Israel.
El Judaísmo antiguo y Yeshua haMashiah:
Tras la destrucción del Segundo Templo por los
romanos en el año 70 d.C. conforme a las
profecías hechas por Jesús en Mateo 24:1,2 y ss.
se produjo una crisis de primer orden dentro del
judaísmo: Si todo el sistema salvífico del
judaísmo reposaba en el sistema de sacrificios
establecido en el Antiguo Testamento, al no
existir dicho templo y desaparecer muchos de los
grandes sabios y eruditos del momento, se
precisaba perpetuar la herencia espiritual de
las enseñanzas de los fariseos de algún modo.
Fue precisamente un superviviente del asedio a
Jerusalén, Yojanán ben Zakkay, quien
estableciéndose en Jamnia (Yavne) con otros del
remanente de Israel, estableció una academia de
enseñanza. Durante este primer siglo de lo que
el judaísmo llama la Era Común es bien sabido
que existían dos grandes escuelas de
interpretación de las Torá (el Pentateuco), la
de Shammay (más ortodoxa y rigurosa en su
aplicación de la Ley -Jesús parece estar más de
acuerdo en muchos puntos, como el divorcio, con
esta escuela- y la de Hillel (léase Hilel) más
flexible y tolerante que la de Shammay.
En la escuela de Yojanán ben Zakkay se
reinstauró un Sanedrín y prevaleció la corriente
Hillelita (predominante en el actual judaísmo
rabínico). Su obra sirvió para articular un
sistema salvífico alternativo al de los
sacrificios en el destruido templo, basado en el
arrepentimiento y las buenas obras.
A la muerte de Yohanán ben Zakkay le sucedió
Rabban Gamaliel (no confundir con el maestro en
el judaísmo del apóstol Pablo) que asumió el
reto de conservar viva la identidad judía. Para
esto consideró que debían ser excluidos de
Israel todos aquellos que no compartieran la
visión del judaísmo específica del Fariseísmo:
en particular los Saduceos, los Esenios, y en lo
que a nuestro estudio respecta, los
Judeocristianos. En su celo unificador hasta los
mismos fariseos disidentes fueron excomulgados.
El resultado de este movimiento de recomposición
y renovación del judaísmo tras la destrucción
del Templo culminaría con la Misná (recopilación
del siglo III de las tradiciones religiosas de
lo que el judaísmo actual considera la Ley oral)
y sus comentarios por eruditos judíos: la
Guemará (terminada de compilar en el siglo V)
constituyen lo que se ha llamado el Talmud, un
libro que hoy en día muchos judíos ortodoxos
consideran como inspirado.
La Mishná, es para ciertos sectores mayoritarios
del judaísmo la llamada Ley Oral o "Torá oral" y
contiene, siempre según estos sectores, los
fundamentos de la Torá que se enseñaron
oralmente desde Moisés (Moshé Rabeinu) hasta el
Príncipe Iehuda Hanasi (Rabí Iehuda Hanasí),
quién la escribió "para que esté entre el pueblo
por largo tiempo, para que no sea olvidada del
corazón de los que la leen y así no se perderá".
Podríamos comparar pues el Talmud con la
Tradición según la teología Católico-Romana, que
la pone a la misma altura que la Escritura, y
así dentro del judaísmo, salvando las distancias,
existe una corriente que en esto se parece al
protestantismo y a su "sola scriptura" llamada
los "Caraítas" que no aceptan la inspiración ni
la autoridad del Talmud, y a los que el célebre
médico y talmudista Maimónides combatió en su
época.
Es fundamental asimismo decir, para la buena
comprensión de este estudio, que en el Talmud no
se da una única corriente de pensamiento, sino
que se discuten doctrinas y se dan diferentes
puntos de vista sobre un mismo tema, a veces
completamente opuestos.
Por el Talmud poco puede dudarse que Jesús y sus
seguidores judíos fueron muy mal vistos por sus
hermanos de nación. Se le reconocen milagros a
Jesús, pero como resultado de prácticas de
hechicería. Se consideran blasfemas sus
afirmaciones de ser el Mesías, el Hijo del
Hombre, el hacerse igual a Dios, etc. Se le
denosta por su pretensión de que volvería por
segunda vez sin que esto se haya producido. Las
autoridades judías lo condenaron en pascua, pero
fue Pilato el romano quien lo ajustició cuando
Jesús contaba unos treinta y pocos años. No se
le niega su identidad de judío, e incluso se
atestigua que una de sus interpretaciones de la
Ley complació a uno de los sabios, pero pese a
esto se habla de Él como fruto de una relación
adúltera de una tal María con un legionario
romano llamado Pantera. Además se dice en el
Talmud que Jesús está en el infierno sufriendo
tormento en un lago de excrementos hirvientes
junto con Balaam y Tito el emperador que
destruyó el templo. El recuerdo de Jesús es tan
detestable para el judaísmo Talmúdico que
aparecen referencias veladas a Él como "Balaam",
"Ben Pantera", "Ben Stada", "Un tal", etc.
Veamos a continuación algunos textos del Talmud
referentes a Jesús:
«R. Eleazar dijo a los sabios: -¿No trajo de
Egipto Ben Stada hechizos en una hendidura de su
carne?- Le respondieron: -Era un loco, y no
puedes aducir a un loco como prueba-» (Shabbat
104b; Sanedrín 67a.)
«La víspera de Pascua colgaron a Jesús y el
heraldo estuvo ante él durante cuarenta días,
diciendo: Va a ser lapidado, porque practicó la
brujería y la seducción, y conducía a Israel por
el mal camino. Todo el que pueda decir algo en
su defensa, que venga y lo defienda. Pero no
hubo nada que pudiera esgrimirse en defensa suya,
y lo colgaron la víspera de Pascua.» (Sanhedrín
43a. baraita.)
«Cierto min (judeocristiano) dijo a R. Janina: ¿Sabes
algo acerca de la edad de Balaam (se refiere así
a Jesús)?. Contestó: No hay nada escrito acerca
de ello. Pero según se desprende de lo que está
escrito: 'Los hombres sanguinarios y embusteros
no llegarán a la mitad de sus días', debe haber
tenido treinta y tres o treinta y cuatro años.
El min dijo: Me has respondido bien. He visto la
crónica de Balaam, y allí está escrito: 'Balaam
el cojo tenía treinta y tres años de edad cuando
Pinjas el ladrón (se refieren a Poncio Pilatos)
lo mató» (B. Sanhedrín 106b.)
«Jesús practicó la brujería y la seducción y
llevaba a Israel por el mal camino.» (Sanhedrín
107b. baraita. También Sotah 47b.)
«Nuestros maestros enseñaron: cuando R. Eleazar
fue arrestado por minut (esto es, por cristiano,
por error), lo llevaron ante el tribunal para
ser juzgado. El gobernador le dijo: ¿Cómo se
ocupa de estas cosas inútiles un viejo como tú?.
Él respondió: Yo confío en el que me juzga. El
acusador pensó que se refería a él, pero en
realidad se estaba refiriendo al Padre
celestial. El gobernador le dijo: Ya que confías
en mí, estás absuelto. Cuando regresó a su hogar,
los discípulos acudieron a consolarlo, pero él
no aceptó ese consuelo. R. Aqivá le dijo: Déjame
decirte algo de lo que me has enseñado. Él
asintió y (R. Aqiva) dijo: Quizá la minut te
pilló de sorpresa y te gustó, y por ello fuiste
arrestado. Él respondió: Aqivá me ha hecho
recordar. Una vez, iba yo caminando por el
mercado alto de Séforis y me encontré con uno de
los discípulos de Jesús de Nazaret, cuyo nombre
era Jacob de Kefar Sekanya. Éste me dijo: 'En tu
Ley está escrito: No recogerás el salario de una
ramera... ¿Qué debe hacerse con él? ¿una letrina
para el Sumo sacerdote?'. Yo no le respondí, y
él me dijo: 'Jesús de Nazaret me enseñó lo
siguiente: lo recogido del salario de una ramera
al salario de una ramera ha de volver; de la
inmundicia viene ya la inmundicia irá'. Aquel
dicho me agradó y por ello fui arrestado por
minut. Yo había transgredido lo que está escrito
en la Ley: 'Manténte lejos de ella y no te
acerques a la puerta de su casa» (Avodah Zarah
16b-17a. También T. jul 2, 24.)
«R. Abahu dijo: Si un hombre te dice: 'Yo Soy
Dios , es un embustero. Si dice: 'Yo soy el Hijo
del Hombre', la gente acabará riéndose de él. Si
dice: 'Subiré al cielo' , puede decirlo pero no
lo hará (J. Taanit 65b.)
«Onqelos bar Qaloniqos, un hijo de la hermana de
Tito, deseaba convertirse en prosélito... Invocó
a Jesús mediante la nigromancia y le dijo: ¿Quién
es honrado en este mundo?. Él contestó: Israel.
¿Qué debo hacer en relación con él?. Contestó:
Busca su bien, no les hagas daño. Porque todo el
que los hace daño es como si tocara la niña de
Su ojo. Él ( Onqelos) dijo: ¿Cuál es el castigo
de este hombre?. Él contestó: Excrementos en
ebullición. Porque un sabio ha dicho: 'Cualquiera
que se burla de las palabras del sabio es
castigado con excrementos en ebullición' .Ven y
ve la diferencia entre los pecadores de Israel y
los profetas de los pueblos del mundo que sirven
a una religión falsa.» (E. Guitin 56b-57a.)
«R. Eleazar ha-Kapar dijo: Dios dio vigor a su
voz de forma que alcanzó el extremo del mundo,
porque Él miró y vio a los paganos que se
postraban ante el sol, la luna y las estrellas,
y ante la madera y la piedra, y contempló que
había un hombre, nacido de mujer, que se
ensalzaba e intentaba hacerse Dios a sí mismo,
para que todo el mundo siguiera el mal camino.
Entonces Dios dio vigor a la voz de Balaam para
que todos los pueblos de la tierra pudieran
escucharla y dijo: 'Tened cuidado de no caminar
por la senda mala de ese hombre, porque está
escrito que Dios no es un hombre para que
mienta. y si dice que es Dios, es un embustero y
miente, porque dijo que partiría y que luego
volvería. Lo dijo y no lo hizo. Ved lo que está
escrito: comenzó su parábola y dijo: '¿Quién
podrá vivir si Dios hace esto?'. Balaam dijo:
'¿Quién podrá vivir de esta nación que escuchó a
ese hombre que se hizo Dios a sí mismo?'.»
(Yalkut Shimeoni, pr. 725 sobre NÚmeros 23, 7).
El Judaísmo antiguo y el Judeocristianismo:
Tratamiento más amplio que el dedicado a Jesús
es el que reciben en el Talmud los denominados
minim. Como ya he señalado en otro lugar, el
término suele ir referido a los judeocristianos,
es decir; a aquellos judíos que sin renegar de
su condición identificaban a Jesús como Mesías.
De las fuentes talmúdicas se desprende que
siguieron viviendo entre sus paisanos intentando
convencerlos de la mesianidad de Jesús al menos
hasta finales del siglo III o inicios del siglo
IV. Lejos de identificarse -como han pretendido
algunos autores- con los ebionitas, los minim o
judeocristianos eran totalmente ortodoxos en su
teología, contemplada la misma desde una
perspectiva cristiana. Para empezar; creían en
lo que hemos venido a llamar posteriormente la
trinidad e intentaban demostrar la misma a sus
compatriotas judíos partiendo de textos
veterotestamentarios. Que aquella circunstancia
debió de causar serias molestias a algunos
rabinos es algo que se desprende de los textos
talmúdicos donde aparecen tales controversias.
En los mismos no se da una respuesta sólida a
los argumentos de los minim -algo que además es
confesado- e incluso se recurre a presentar a
los mismos como una especie de politeístas, algo
falso, para desacreditar su posición. Sabemos
también por las fuentes talmúdicas que los minim
tenían como día sagrado el domingo y aunque
respetaban la Ley de Moisés interpretaban la
misma de acuerdo a las enseñanzas de Jesús y,
por lo tanto, de manera diferente a los sabios.
Aspecto muy interesante también entre los minim
era la existencia en su seno de dones
carismáticos de los que ya tenemos noticias por
el libro de los Hechos de los Apóstoles o la
carta de Santiago (5,14- 15) y entre los que
destacaba el de curaciones o sanidad. El Talmud
señala cómo hubo personas que se curaron cuando
se invocó sobre ellas el nombre de Jesús y cómo
tal circunstancia -de muy posible resonancia
evangelizadora- preocupó lo suficiente a ciertos
rabinos como para prohibir acudir a los minim
para recibir curación y para señalar que era
mejor morir a ser curado de esa forma. También
se consideró loable el destruir sus libros sin
hacer salvedad -como solía ser habitual- ni
siquiera de los escritos de los nombres sagrados
que hubiera en los mismos. Por otras fuentes
sabemos que los minim fueron sometidos a una
férrea vigilancia plasmada en diversas medidas
contrarias a ellos que, finalmente, los llevaron
a la apostasía de la fe en Jesús como Mesías y
su integración en el judaísmo rabínico, o bien,
a su asimilación en el marco del cristianismo
gentil.
«Los minim preguntaron a R. Simlai cuántos
dioses habían creado el mundo. Les dijo: ¿A mí
me preguntáis? Preguntad más bien al primer
hombre, según está escrito: 'Pregunta sobre los
días de antaño que fueron antes de ti, cuando
Dios creó al hombre sobre la tierra'. No está
escrito 'crearon' sino 'creó'. Le dijeron: Está
escrito: 'En el principio Dios creó'. Él les
dijo: ¿Está escrito 'crearon'? Sólo está escrito
'creó'. » R. Simlai dijo: En todos los pasajes
donde los minim se equivocan, se halla cerca la
respuesta.» Ellos regresaron y le preguntaron,
¿y qué de lo que está escrito: 'Hagamos al
hombre a nuestra imagen, según nuestra
semejanza?'. Les dijo: 'aquí no está escrito:
'Crearon al hombre a su imagen, sino Dios creó
al hombre a Su imagen'. Sus discípulos le
dijeron: Rabí, a estos hombres los has echado
recurriendo a un argumento débil, pero ¿qué nos
dices a nosotros?. Les dijo: 'Al principio Adán
fue creado del polvo, y Eva fue creada de Adán.
De Adán en adelante es a nuestra imagen y
semejanza. Es imposible para el hombre existir
sin mujer, y es imposible para la mujer existir
sin hombre, y es imposible para ambos existir
sin la Shejinah (la expresión Shekiná se refiere
a la presencia Divina, al Espíritu Santo)» J.
Ber. 12d y 13a.)
«Sucedió que una serpiente mordió a R. Eleazar
ben Dama, y Jacob de Kefar Sama vino a curarlo
en el nombre de Jesús ben Pantera. Pero R.
Ismael se lo impidió. Dijo: Ben Dama, no te es
lícito. Éste respondió: Te daré una prueba de
que es posible curarme. Pero antes de que
pudiera probar nada murió. R. Ismael dijo:
Bienaventurado tú, Ben Dama, porque descansas en
paz y no has transgredido la cerca de los
sabios» (T. Jul. 2, 22-23; B. Av. Zar. 27b.;J.
Shab. 14d.)
«Rubén dijo: En esa hora un ángel descendió y
golpeó a aquel inicu032 en la boca y le dijo:
'Corrige tus palabras. ¿Acaso tiene Él un
hijo?'. Se volvió y le dijo: 'Bendito sea el
Dios de Sadrac, de Mesac y de Abed-Nego que -no
está escrito: ha enviado a Su hijo, sino: ha
enviado a Su ángel, y ha liberado a Sus siervos
que confiaban en Él'» (]. Shab. 8d.)
«El nieto tenía algo en la garganta. Vino un
hombre y pronunció sobre él el nombre de Jesús
Pantera, y se curó. Cuando se fue, le dijo: ¿Qué
pronunció sobre ti?. Le contestó: Una palabra.
El otro exclamó: Hubiera sido mejor para él
morir que llegar a esto.» J. Shab. 14d.)
«Ima Shalom era esposa de R. Eleazar y hermana
de Rabán Gamaliel. Cerca de ella habitaba un
filósofo (un judeocristiano) que tenía fama de
no haber permitido nunca que lo sobornaran.
Trataron de reírse de él. Ella le mandó una
lámpara de oro y ambos fueron a verlo. Ella le
dijo: Deseo que me den una parte de la propiedad
de la familia. Él les dijo: Desde el día que
dejasteis vuestra tierra, la Ley de Moisés ha
sido derogada y se ha dado la ley del Evangelio,
y en él está escrito que un hijo y una hija
heredan por igual. Al día siguiente, el otro
envió un burro libio. Él les dijo: He mirado más
hacia el final del libro y está escrito: 'No he
venido a derogar la Ley de Moisés y no he venido
a añadir nada a la Ley de Moisés'; y está
escrito que donde hay un hijo, la hija no
hereda. Ella le dijo: Que tu luz brille como una
lámpara. Gamaliel le dijo a ella: El asno vino y
pisó la lámpara (esto es, que al final el
judeocristiano aceptó el soborno adaptando la
Ley a su conveniencia)» (Shab. 116a y b.)
«Un hombre no tendrá tratos con los minim, ni
será curado por ellos, ni siquiera por causa de
una hora de vida» (E. Av. Zar: 27b.)
«En la víspera del sábado no ayunaron por
respeto al sábado. Todavía menos ayunaron
durante el sábado. ¿Por qué no ayunaron el día
después del sábado? R. Yohanan dice: A causa de
los nazarenos.» (B. Taanit. 27b.)
«Los márgenes y los libros de los minim no deben
ser respetados, sino que han de quemarse en su
lugar, ellos y los nombres sagrados que se
hallen en los textos. R. José el Galileo dice:
Deben quitarse los nombres sagrados y
esconderlos y quemar el resto. R. Tarfón dijo:
iAntes perdería yo a mi hijo! Si cayeran en mis
manos los quemaría y también a sus nombres
sagrados. Si alguien me persiguiera, me
escondería antes en una casa de idolatría que en
una de sus casas. Porque los idólatras no lo
conocen a Él y hablan falsamente sobre Él, pero
éstos lo conocen y hablan con falsedad sobre
Él.» (1: Shab. 13,5)
Por último no debemos olvidar para quien quiera
usar este tipo de información de mala manera,
que el antisemitismo es un pecado especialmente
grave delante del Dios de Israel, que no ha
olvidado a Su pueblo ni sus promesas para con él
(ver capítulos 9, 10 y 11 de la epístola a los
Romanos), y que como en todo, pese a la presión
en contra del cristianismo que ejerció el
judaísmo que no reconocía a Jesús como Mesías en
los primeros siglos del cristianismo (y que ya
se refleja algo en los mismos Hechos de los
Apóstoles), muchos de éstos textos tan duros son
escritos por los judíos como consecuencia de la
terrible y mortal presión que un falso
"cristianismo" apóstata ejerció contra los hijos
de Abraham en los siglos posteriores, en el
nombre de un "Jesús" que nada tiene que ver con
el judío Jesús del judío Nuevo Testamento.
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