Pastor Ezequias Garcia

El mundo del nuevo testamento

El Mundo Político del Nuevo Testamento 

En este excitante viaje a través del Nuevo Testamento, uno necesita recordar dos temas; Primero, este estudio procede del supuesto que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios y por consiguiente, el fundamento para la fe y la práctica. El Antiguo Testamento es el fundamento, el Nuevo Testamento es la superestructura; pero todo es la Palabra de Dios. La religión cristiana está basada en la tradición Judea-cristiana. Segundo, éste es un curso de estudio, una introducción, una apreciación global de todo el Nuevo Testamento antes que una exploración individual de los libros.

Se ha sugerido con frecuencia que cuando uno está comprando o vendiendo una casa hay que recordar tres cosas: situación, situación, situación. En estudios históricos y bíblicos, hay tres cosas que recordar: contextualización, contextualización, contextualización. Los primeros tres estudios de esta serie se preocupan de la contextualización, incluyendo una discusión del mundo político, sociocultural y religioso del Nuevo Testamento. Este primer estudio se preocupa de la contextualización política y seguirá seis periodos de tiempo muy claramente identificables que  normalmente se llaman el periodo intertestamentario. Para cada periodo de tiempo, se considerará un nombre, una fecha, personas, eventos importantes y términos que son necesarios para el estudio. 

 

El Periodo Babilónico 

El primero de estos seis periodos de tiempo fue el Periodo Babilónico. En 597 AC, el rey Nabucodonosor de Babilonia capturó a Judá y deportó a muchos miles de personas experimentadas, educadas y que tenían un alto grado de especialización. Él también despojó al templo judío de sus vasos de oro y por otra parte, devastó el Imperio de Judá. El rey puso en Judá lo que podría llamarse un rey “títere”, un judío cuyo nombre era Zedequías. Este hombre bien podría llamarse un colaboracionista,* que es “uno que traiciona a su propio pueblo para alcanzar beneficios personales.” Zedequías hizo una alianza confidencial con Egipto para derrocar al Imperio Babilónico. Cuando esto fue descubierto por Nabucodonosor, éste invadió a Judá de nuevo y en el 586 AC destruyó completamente la ciudad. La parte más importante de la invasión fue la destrucción del templo judío. La cautividad duró aproximadamente 70 años y se expone extensamente en el libro de Jeremías.

Fue durante este tiempo de destierro babilónico que aparece  una institución judía muy importante llamada sinagoga, y muy significativa en el Nuevo Testamento; pero allí no se da ninguna reseña acerca de su origen el cual realmente se remonta a este periodo particular de la historia del Antiguo Testamento. La palabra sinagoga viene de dos palabras griegas que significan cuando se les usa unidas, “dirigir junto”. La sinagoga llegó a ser un sustituto del Templo y podría llamarse un santuario alternativo. El Templo había sido destruido, ya no se hacían los sacrificios, por lo cual la sinagoga llegó a ser el centro de la vida judía. En lugar del sacrificio, los judíos instituyeron el estudio de la Escritura, por lo cual la sinagoga se convirtió en el lugar del libro, es decir, de la Palabra de Dios. El propio Jesús hizo gran uso de la sinagoga; porque muy frecuentemente en sus viajes a lo largo de Palestina, fue invitado a ministrar en éstas. 

 

El Periodo Persa 

El segundo periodo en la contextualización política del mundo del Nuevo Testamento fue el periodo Persa, qué empezó aproximadamente en el 538 AC. La personalidad importante aquí es Ciro, el rey de Persia de quien Isaías profetizó incluso antes que éste naciera. Ciro se dispuso favorablemente hacia los judíos y se preocupó mucho por verlos retornar a su patria y por ver a su Templo reconstruido. De hecho, Ciro usó los fondos del Imperio Persa para ayudar en la reconstrucción del templo. Él recuperó los vasos de oro que habían sido tomados por Nabucodonosor y los restituyó al servicio del Templo. 

Los judíos, volvieron a su patria. Pero la parte trágica de esta historia acerca del retorno es que de los muchos miles de judíos que habían sido deportados a Babilonia, sólo aproximadamente 40,000 habían querido volver. Ellos se habían acomodado en Babilonia, en donde construyeron casas, empezaron negocios y formaron familias. Volver a Judá significaba un trabajo, porque la tierra que había sido devastada tenía que ser reconstruida. Un número relativamente pequeño regresó.

Hay tres personalidades que son importantes en el momento del retorno judío a Judá. Uno de ellos es Zorobabel, quien fue responsable de la dirección  en la reconstrucción del Templo, la cual se completó finalmente  en el 516 AC. Otro era su compatriota judío Esdras, cuya responsabilidad fue principalmente restablecer la prioridad de la ley de Moisés en las mentes de las personas. Y la tercera persona fue Nehemías cuya responsabilidad fue fortificar a Jerusalén reconstruyendo los muros de la ciudad.

Durante este tiempo de cautividad, muchos de los judíos que habían permanecido en Judea se casaron con personas paganas. Los judíos que volvieron de Babilonia no tuvieron ninguna interacción con ellos a los que ni tan siquiera se les permitía  ayudar en la reconstrucción del Templo o de la ciudad. 

Realmente, la historia de los matrimonios mixtos entre paganos y judíos habían empezado antes de la Cautividad Babilónica, ya en el 722 AC, antes que los babilónicos, los asirios habían entrado y devastado la tierra. Hubo dos grupos muy distintos de personas viviendo juntos en Judá. Un grupo podría ser llamado los “judíos puros,” aquellos que habían vuelto del destierro babilónico y el otro grupo era una “raza mixta,”parte judía y parte asiria, o parte judía y parte babilónica, o parte judía y parte pagana de cualquier otra clase. Este pueblo se congregaba principalmente en la parte central de la antigua Palestina y era conocido como los samaritanos. Ellos aparecen en el Nuevo Testamento y son un pueblo despreciado. Pero al mismo tiempo, Jesús a menudo se salió del camino de Su ministerio para atenderlos y darles el tipo de ayuda que ellos necesitaron. Un primer ejemplo de Su actitud se encuentra en la parábola del buen samaritano. 

 

El Período Alejandrino o Griego 

El tercer periodo en la contextualización político del Nuevo Testamento es el periodo Alejandrino, a veces llamado el periodo Griego que va de 332 a 301 AC. La figura sobresaliente aquí es Alejandro el Grande, el hijo de Felipe de Macedonia. Una de las cosas notables sobre Alejandro, además de su disposición militarista y su especialización en la guerra, fue el hecho de que fue personal y privadamente entrenado por el gran filósofo griego Aristóteles. La contribución de Alejandro al Nuevo Testamento fue su compulsión u obsesión de Helenizar el mundo. Helenizar significa “extender la cultura, el idioma, las costumbres y la filosofía griega”. Él tuvo tanto éxito que el griego muy rápidamente llegó a ser el segundo idioma de todo el mundo. Muchas personas de los días de Jesús fueron por lo menos bilingües, sabían el idioma de su sitio; pero además de éste, el idioma griego. Por esta razón un individuo podía ir de una parte del mundo a otra y muy probablemente ser entendido al hablar el griego; aunque él no supiera el idioma de la localidad donde estaba. El idioma griego fue tan prominentemente esparcido bajo el programa de la helenización de Alejandro, que el dialecto de ese tiempo se llamó Koine, que quiere decir “griego común, el que normalmente se habla”. Éste fue el idioma hablado entonces por los judíos de la dispersión: el grupo comúnmente llamado la Diáspora, judíos extendidos a lo largo del mundo mediterráneo por diversas persecuciones de diferentes pueblos durante la historia judía. Fue muy importante para los judíos de la Dispersión, que no habían conocido desde mucho tiempo el hebreo, traducir el Antiguo Testamento al griego. Ellos estaban inmersos en la cultura helenista, de hecho el griego era su idioma. Aproximadamente 150 años antes del nacimiento de Jesús, una traducción del Antiguo Testamento del hebreo al griego, llamada la Septuaginta, se hizo en Alejandría, Egipto, hecho especialmente por aquellos judíos que hablaban griego de la Diáspora. Dicha traducción fue llamada por los judíos el Texto Masorético, la Biblia usada por Jesús, los discípulos y los apóstoles en el período del Nuevo Testamento. La palabra Septuaginta significa “siete”  y fue llamada así, porque aproximadamente 70 estudiosos estuvieron envueltos en su traducción. 

 

El Periodo Sirio 

El cuarto periodo en la contextualización político del Nuevo Testamento es el periodo sirio, que se extendió aproximadamente del 198 hasta el 167 AC. La persona notable aquí es Antíoco IV, quién tomó el nombre Antíoco Epífanes IV. La palabra Epífanes significa “una manifestación de Dios”. Esta demanda de ser Dios revela mucho egoísmo por parte de Antíoco y fue muy repulsivo con los judíos que creían que había sólo un Dios. Es probable que la ciudad de Antioquía, en Siria, tomó su nombre de este ilustre personaje. 

Uno de los hechos terribles cometidos contra los judíos por Antíoco Epífanes IV, fue poner una imagen del dios Zeus en el Templo y obligar a las personas a rendirle culto. Los libros apócrifos de 1 y 2 Macabeos exponen una pequeña parte de este episodio. Los libros apócrifos fueron libros que no eran parte del canon de las Santas Escrituras. La palabra apócrifo significa “oculto,” y de esa palabra se derivan los significados de dudoso o espurio. Los libros de Macabeos no son considerados Escritura canónica; pero ellos son con toda seguridad muy importantes en cuanto a información histórica, como es evidente en esta situación.

En otro momento, para mostrar su desdén absoluto hacia los judíos, Antíoco Epífanes IV ofreció una cerda delante del gran altar de Dios en el Templo. Según las leyes dietéticas del Antiguo Testamento, estaba prohibido comer carne de cerdo, por lo tanto, ofrecer un cerdo en el altar judío era considerado el último acto de profanación al Templo, y esto no pasó inadvertido para los patriotas judíos. 

 

El Periodo Macabeo 

El quinto periodo en la contextualización política del Nuevo Testamento fue llamado el periodo Macabeo, que empezó en el 167 AC. y continuó hasta el 141 AC. Hay dos personajes prominentes durante este periodo, padre e hijo. El padre, Matatías, rehusó seguir los dictados del liderazgo Sirio y se sublevó. Fue moderadamente exitoso; sin embargo, su hijo, Macabeo, fue mucho más exitoso. El nombre Macabeo significa “el martillo,” y por un periodo significativo de tiempo, él y su banda ilegal martilló a los sirios en lo que hoy podría llamarse guerra de guerrillas. Esta revuelta fue de naturaleza tanto patriótica como religiosa. En 164 AC. , Macabeo fue capaz de derrotar a los sirios y recuperar el Templo para que pudiera usarse para el culto judío. Este rededicación requirió una fiesta mayor, la Fiesta de la Dedicación, a veces llamada la Fiesta de las Luces. La celebración hoy es llamada Hanukkah y coincide con la celebración cristiana de la Navidad. El periodo Macabeo debe recordarse como un tiempo de revuelta patriótica contra los opresores sirios por parte de los judíos en Judá, probablemente durante este tiempo aparecieron dos grupos conocidos como los Zelotes y los Fariseos. 

 

El Periodo Romano 

El sexto y final periodo en la contextualización del mundo político del Nuevo Testamento es el periodo Romano. Este periodo empezó en el 63 AC y continuó a lo largo del periodo del Nuevo Testamento. Hay varias personas durante este tiempo que fueron importantes. Fue el tiempo de Jesús, de los apóstoles, de los grandes esfuerzos evangelísticos y del establecimiento de la iglesia primitiva. En el 63 AC un general romano de nombre Pompeyo conquistó Siria y procedió a anexar a Palestina. 

En el 49 AC. Julio César, que sucedió a Pompeyo, estableció a Herodes como un rey títere sobre Judá. Herodes en el mundo romano es tan recordado como Zedequías en el mundo babilónico, que también fue un rey  títere (un rey títere es uno que es puesto en “el trono” para servir a los intereses de aquellos que le gobiernan)

Del año 37 AC en  adelante, Herodes estuvo al frente del trono por muchos años. En un esfuerzo por ganar el favor del pueblo, Herodes el Grande restauró, agrandó y embelleció el Templo. Esta es la causa por la cual durante el tiempo del Nuevo Testamento, el Templo es llamado templo de Herodes. Después de la muerte de éste, su “reino” fue dividido entre sus tres hijos: Arquelao, Felipe y Herodes Antipas. Arquelao gobernó sobre Judá y Samaria y se le menciona en Mateo 2. Felipe, el Tetrarca es mencionado en Lucas 3, y es visto gobernando sobre más de cuatro distritos en la región de Galilea (la palabra tetrarca significa “uno que gobierna más de cuatro distritos”)  Herodes Antipas es mencionado varias veces en el Nuevo Testamento, incluso en Lucas 13 donde Jesús lo llamó “ese zorro,” significando “ese astuto”. Él es mencionado de nuevo en Mateo 14 como el que fue responsable de la decapitación de Juan el Bautista y finalmente en Lucas 23, donde se le ve burlándose de Jesús antes de la crucifixión del Salvador. La palabra Antipas significa “después del padre”, en el sentido de ser como el padre. Él desplegó el mismo tipo de disposición, de actitud burlona o de mofa, hacia todas las cosas cristianas que tuvo Herodes, el Grande.

En resumen, la importancia del periodo romano es que fue brutal. Su naturaleza opresiva creó dentro de la mente judía el anhelo por un libertador. Se levantaron preguntas de una naturaleza crucial tales como, ¿cuál es la obligación de uno para con Roma? ¿Cómo uno puede ser un buen judío, obedecer la ley, hacer lo que es correcto según la ley, y al mismo tiempo ser un ciudadano de Roma y vivir en paz y en un relativo favor con aquellos que están en autoridad?

El Mundo Sociocultural del Nuevo Testamento 

Helenización

Helenización significa “la expansión de la cultura griega”, que tiene que ver principalmente con el idioma, la filosofía y las costumbres. Esto empezó alrededor del 332 o 333 AC, con la conquista del mundo mediterráneo por parte de Alejandro el Grande. Y para cuando la iglesia del Nuevo Testamento emerge en la sociedad, este proceso había asumido el control de la mente y el estilo de vida mediterráneo. Tal como uno podría considerar acerca de cualquier pueblo, los años de dominación extranjera también empezaron a afectar la constitución social y cultural del pueblo judío. La imposición de la cultura grecorromana y el idioma es un rasgo muy importante para la mente y la misma sicología del cristianismo del Nuevo Testamento. El término grecorromano realmente significa una combinación de la cultura griega y romana. Uno de las cosas interesantes sobre este periodo de la historia es que cuando Roma llegó a dominar el mundo, tenía semejante aprecio, incluso fascinación, por la cultura griega, que en lugar de destruirla y reemplazarla, ellos la adoptaron. Un escritor dice que los romanos adoptaron y adaptaron la cultura griega. Por consiguiente, los eruditos hablan del mundo o la cultura grecorromana en la cual apareció la iglesia primitiva. 

Los judíos del primer siglo también estuvieron bajo la dominación de Roma. Ellos estaban sujetos al control romano en cada área de su vida: la imposición de contribuciones, la ley, la constitución gobernante, las leyes de la tierra, la educación e incluso la vestimenta y la moda. De hecho, la cultura israelita fue tomada por la filosofía, el pensamiento y los valores romanos, cuando esta influencia se fue mezclando con otras influencias paganas que infiltraron el Imperio, es que uno puede entender cómo el Judaísmo había sido de hecho un desafío serio. 

 

La Respuesta judía 

 

Los judíos respondieron de varias maneras a lo que podría llamarse una marea creciente de Helenismo. Dos de ellas son bastante importantes y deben ser consideradas aquí. Una manera que los judíos respondieron fue con aceptación y acomodación. Esto significa que la clase alta, la nobleza judía o aristocracia, buscó acomodarse a la dominación romana para  así poder mantener su lugar en la vida del mundo romano. Ellos tenían ventajas que otros no tenían y en lugar de perderlas en vista de su herencia judía, ellos aceptaron y se acomodaron al estilo romano. Ésta es la forma en que los Saduceos respondieron a la dominación romana. Los Saduceos eran la aristocracia gobernante en Israel, probablemente tenían más que perder si hubieran tratado de mantener su herencia judía, así que respondieron con la aceptación y el acomodamiento. 

Una segunda manera en la que algunos judíos respondieron a esta marea creciente de Helenismo fue a través del rechazo y la rebelión. Hubo dos formas principales: Zelotismo y Fariseismo. 

 

Zelotismo

El Zelotismo fue un movimiento de resistencia, que a veces tomaba las dimensiones de un movimiento de guerrillas. La palabra Zelote se refiere a una disposición o una actitud. El término realmente viene de una palabra que significa “hervir” o “bullir”. Así que, el Zelotismo es actitudinal o disposicional por naturaleza. Los Zelotes tomaron medidas sumamente violentas para derrocar la dominación romana. Creyeron que el verdadero judío estaba sujeto solamente a Dios y ciertamente no al César. César Augusto estaba siendo adorado como un dios. El emperador romano César Augusto al que se refiere la Escritura, en el relato de la natividad, es Octavio, quien llegó a ser emperador de Roma en el 31 AC. No hubo una lucha de poder demasiado larga después de la muerte de Julio César entre Octavio y Antonio. 

Octavio tuvo éxito en la Batalla de Actium en el 31 AC. La república  dejó de existir. El Imperio Romano había empezado un periodo de gran opresión y por este tiempo, el emperador romano fue considerado como un dios. Esto era, por supuesto, completamente desagradable y blasfemo a los Zelotes. Ellos consideraron el pagar impuesto a César o al emperador romano como una colaboración con el enemigo. Para los Zelotes, el único romano bueno era un romano muerto. Desde aproximadamente el 35 AC hasta el 135 DC, la rebelión incesante y el terrorismo reinaron a lo largo de Palestina, motivada por los Zelotes. Su rebelión fue muy parecida a la revuelta macabea durante el periodo Sirio. El rechazo y la rebelión fueron un estilo de vida permanente. 

 

Fariseismo 

Otro ejemplo de rechazo, pero no de tanta rebelión, fue el Fariseísmo. El origen de los Fariseos ocurrió durante el periodo intertestamentario, estos llegaron a ser el pueblo del libro, la Torah, después de que el Templo judío había sido destruido por los babilonios y cuando la sinagoga había llegado a ser el foco de la vida religiosa y social judía. Los Fariseos, al contrario de los Zelotes, eran no violentos, ellos resistieron la helenización, no a través de la fuerza bruta; sino por la imposición de las leyes judías, muchas de las cuales ellos mismos habían escrito y no seguían la Escritura. La palabra Fariseo viene de la raíz hebrea perush que significa “estar separado”. Los Fariseos a veces fueron llamados perushim, o los separados. Su punto fue resistirse a la helenización por la observancia más estricta de la ley y de las enseñanzas de los padres. Es muy probable que los Fariseos fueran un movimiento más bien laico, lo que se llama hoy un movimiento clerical, no era tanto una organización oficial en cuanto a una disposición o un estilo de vida religioso, era un movimiento religioso que empezó entre el pueblo y era para el pueblo Para los días de Jesús  habían llegado a ser muy pretenciosos. Se habían vuelto tan egocéntricos que el pueblo judío común los ridiculizaba en la calle o tenía muy poca consideración hacia los Fariseos. A los ojos de los Fariseos durante este periodo, los Saduceos y el ministerio del Templo tenían comprometido completamente la Ley. Creyeron que los sacerdotes habían perdido su derecho de interpretar la Torah, los primeros cinco libros de Moisés o el corazón de la Ley. Se ubicaron  ellos mismos como los únicos intérpretes autorizados de las  Escrituras. Se refirieron a éstas, muy frecuentemente, hasta donde su papel les interesaba, Éxodo 19:5-6. fueron los versos que formaron el fundamento de su programa. La Escritura dice: “Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (NVI) Este pasaje de Éxodo sirvió como el mandato o la plataforma para el pensamiento, la vida y el programa de los Fariseos.

Sería positivo asegurar que los Fariseos se consideraban a sí mismos un reino de sacerdotes, que tenían que guardar todas las regulaciones de pureza de la Escritura. Ellos creyeron que la Ley debía practicarse muy cuidadosa y escrupulosamente por todos, no sólo con respecto al ministerio del Templo, sino todos los días y en cada lugar. Buscaron proteger a Israel aislándose de la helenización y cualquier otro paganismo a través del retirarse a la Ley. Al principio, los Fariseos no se estaban refiriendo a la higiene personal o a estar sucio cuando hablaron de pureza (esto llegó a ser cierto en los días de Jesús) Para los primeros Fariseos, pureza significaba observación de los requisitos religiosos, hacer lo que estaba autorizado por la ley judía (kosher) en el momento y en el lugar correcto y con la actitud correcta. Pureza; entonces se refería más a la relación personal con Dios observando legalismos y nada más. Uno de los problemas fue que los Fariseos hicieron de esta pureza, de esta adhesión a la Ley, de este seguimiento, un código estrictamente legalista o un requisito previo a la gracia de Dios. Uno podría ganar favor con Dios cumpliendo no las complejidades de la Ley u otras leyes extrañas que se ofrecieron al mismo tiempo. Entonces; la pureza no era una cuestión periférica; no era una cuestión académica; era una cuestión de vida y muerte religiosa; porque la pureza de la observancia de la Ley tenía que ver con la relación de uno con Dios. La pureza para los Fariseos llegó a ser el corazón de la lucha de Israel contra la dominación extranjera, fue una manera de lograr la liberación de la cultura que estaba siendo impuesto sobre ellos. 

 

Gentiles

Esta comprensión de la vida religiosa que los Fariseos ofrecieron había alcanzado consecuencias para Israel. En primer lugar, la comprensión farisea de pureza significó hacer o no hacer lo requerido por la Ley y así llegar a ser diferente de los Gentiles. Los Gentiles no seguían la Torah y por consiguiente ellos eran impuros. Eran impuros; porque no estaban en una relación correcta con Dios. La obediencia a la Ley ya no se pensó en los términos de ser como Dios, sino ser realmente diferentes de los Gentiles. Ésta se volvió una insignia de identificación y de honor para los Fariseos. En segundo lugar, ya que Dios había separado a Israel de todas las otras naciones, los Fariseos creyeron que Israel tenía la obligación de estar separada de todo lo que era impuro. Por ejemplo, un verdadero israelita debía comer sólo aquello que estaba limpio y entrar en contacto sólo con lo que estaba ceremonialmente limpio. 

 

Esenios

Probablemente, la forma más extrema de separatismo fue encarnada por un grupo llamado Esenios, que vivió en el lado occidental del Mar Muerto en un área llamada Qumrám. El nombre Qumrám fue la ubicación del descubrimiento de los Pergaminos del Mar Muerto. El pueblo de la Comunidad de Qumrám no sólo se separó del mundo Gentil, sino del otro mundo judío que no estaba de acuerdo con ellos en sus percepciones de la Ley. Para aquellos en Qumrám, los Esenios y otros como ellos, no sólo el Gentil era sucio, sino todos los judíos que no veían como ellos lo que estaba impuro, consideraron al sacerdocio de Israel como adúltero, al Templo como sucio y a los ministros en el Templo como estar ceremonialmente impuros. Todos lo que antes había sido tan importante para ellos, ahora era una abominación. Se llamaron a sí mismos “los hijos de luz”. Su agenda confesa era derrocar ceremonialmente a “los hijos de la oscuridad”.

La polarización y la fragmentación social se desarrollaron muy rápidamente en Israel. Aquello que había comenzado bueno y sano había degenerado considerablemente en egoísmo y autoelevación. Para el tiempo de Cristo, grandes segmentos de la sociedad en el mundo judío estaban alienados entre sí. Había, ejemplo, la comunidad helenizada, representada por los Saduceos, quienes se acomodaron y aceptaron la dominación romana y estaban los Zelotes que completamente la repudiaron, se sublevaron y se rebelaron contra ella, estaban los Fariseos que rechazaron a todos los que eran ceremonialmente impuros y finalmente estaban los Esenios en la comunidad de Qumrám, que no sólo rechazaron a los Gentiles, sino a los otros judíos cuyas perspectivas eran un poco diferentes a las suyas propias. Quizás, uno podría decir que una segregación intercultural e intracultural se habían establecido, desde que escrupulosos cuidados estaban siendo tomados para separarse a sí mismo de los Gentiles y de los hermanos no judíos. 

Jesús vivió entonces en una sociedad completamente mixta y cuando el lector abre las páginas del Nuevo Testamento, se encuentra observando esta situación. Jesús criticó esto y llamó la atención del  pueblo que necesitaba, tan desesperadamente, una verdadera perspectiva de quién realmente es Dios, lo que Dios requiere, y lo que ha de ser una correcta relación con Dios. Esto fue indudablemente la causa de la aceptación que Jesús recibió de las multitudes a quienes predicó en varias ocasiones. En otras palabras, uno podría decir que cuando Jesús surge en las páginas de la Escritura, la pregunta predominante era: “¿Quién es un verdadero judío?” ¿Era uno que se acomodaba a Roma? ¿Uno que se rebelaba contra Roma? ¿Uno que se retiraba a la Ley e incluso preparaba leyes extrañas más allá de lo que Moisés había requerido? ¿O pudieron haber sido aquellos que se separaron de todos los otros que tenían cualquier grado de diferencia con la perspectiva sobre la ley religiosa que estaba sobre todos? Para este tiempo la aceptación por parte de Dios no era una simple pregunta teológica. Era una pregunta sobre la identidad nacional. ¿Quién de hecho era el verdadero judío? El apóstol Pablo, cuando llegó a la escena mucho más tarde, tomó la perspectiva que el verdadero judío era el que creyó en Jesucristo como el Mesías, quien vino de la línea del judaísmo, fue profetizado y quién vivió y murió redentoramente por la humanidad.

En resumen, el Capítulo 1 consideró la contextualización política del mundo del Nuevo Testamento y vio, en sucesión, a seis diferentes opresores del Pueblo judío, seis diferentes invasores; pero anteriormente a todos ellos estuvo el proceso de helenización impuesto por Alejandro el Grande y la cultura grecorromana que fue la cultura en boga en los días de Jesús. El mundo romano había adoptado y adaptado el estilo de vida griego y el mundo romano llegó a ser la moda del periodo del Nuevo Testamento. 

El mundo religioso del judaísmo; también fue afectado. La contextualización es sumamente importante en cualquier materia de naturaleza bíblica o histórica. Nada pasa en el vacío. Nada pasa en aislamiento de otros pueblos o de otros eventos o de otros acontecimientos del pensamiento. Así, el próximo capítulo, avanzará en la contextualización religiosa del Nuevo Mundo del testamento y seguirá algunos de estos hilos con más detalles. 

El Mundo Religioso del Nuevo Testamento 

Este estudio representa el tercero en el proceso de contextualización del mundo del Nuevo Testamento. El estudio número uno distinguió la contextualización política y el número dos la contextualización social y cultural. Estos resumieron la historia a este punto, describiendo a los poderes extranjeros que habían invadido a Israel y los cambios que trajeron a las vidas, el pensamiento, y los valores de cada judío del primer siglo.

El enfoque de este tercer capítulo será la contextualización religiosa del mundo del Nuevo Testamento. Observaremos a algunos de los grupos antes mencionados, con descripciones extensas desde una perspectiva diferente; pero también se encontrarán otros que son completamente nuevos. Por motivos de simplicidad, uno podría referirse a esta contextualización religiosa como un estudio de los grupos de las personas que constituyeron el mundo del Nuevo Testamento. 

 

Grupos de Personas 

 

Hay seis grupos de personas de los cuales cada erudito del Nuevo Testamento debe estar consciente, los Fariseos, los Saduceos, los Zelotes, los Recaudadores de Impuestos, los 'Am Ha-aretz (pueblo de la tierra), y los Pecadores. 

 

Fariseos 

El origen exacto de los Fariseos no puede ser específicamente determinado. Las referencias más tempranas se encuentran en las escrituras de Josefo, un historiador del primer siglo que fue contemporáneo de Jesús. Josefo era una persona muy interesante. Él era un judío; pero después se volvió un pagano romano. Él negó su trasfondo judaico, y años después, llegó a ser confidente y secretario personal de varios altos oficiales en el Imperio Romano. A pesar que la información escrita este periodo de tiempo acerca de la Escritura es muy reducida, los estudiosos se apoyan mucho en la información dada por Josefo. En uno de sus trabajos, Antigüedades de los Judíos, habla de los Hasidim, quien comenzó a existir aproximadamente en el 135 AC. Esto fue durante el tiempo de la Revuelta Macabea.

Durante el tumulto político del periodo Macabeo, movimiento religioso conocido como los Hasidim, apareció por primera vez estas referencias. La mayoría de los estudiosos consideran a este movimiento como las raíces del Fariseismo. Josefo explica que los Fariseos consideraron que poseían una cadena irrompible de relación que se remonta al profeta Moisés. Él también indica que la primera motivación de los Fariseos fue expandir a todo Israel la posibilidad de alcanzar las demandas de Dios para ser un pueblo santo.

Anota la referencia más temprana en Éxodo 19, un capítulo que parece servir como el mandato de los Fariseos. Con toda probabilidad, Josefo llamó a los Fariseos “el partido del pueblo” o “el partido popular”. Los Fariseos formaron una fraternidad informal conocida como los haberim. Esta palabra hebrea significa “el compañerismo o la hermandad”, indicando que dentro de Israel había una fraternidad santa especial: los Fariseos, que tenía una agenda para alcanzar a todos los judíos con su mensaje de lo que ellos percibieron como una vida santa.

Tres prácticas religiosas centrales caracterizaron a los Fariseos. 

Primeros buscaron la pureza absoluta con respecto a la comunión de mesa. Los Fariseos sólo podrían comer con Fariseos, podrían comer alimentos kosher o alimentos que habían sido ritualmente limpiados de una manera prescrita por la ley levítica. Sesenta y siete por ciento, las dos terceras partes de todos los pasajes legales que preocupaban  a los Fariseos, tenían que ver con el consumo de alimentos o con los compañeros en la comida.

Es interesante que Jesús a menudo compartió comidas imperturbablemente con publícanos, pecadores, proscritos y los desheredados de la sociedad. Él fue visto muy a menudo con esos mismos, que los Fariseos autojustificados designaban como sucios. 

Segundo, los Fariseos insistieron en una muy cuidadosa observancia del diezmo. Absolutamente todo tenía que ser diezmado. Esto no sólo se refirió al dinero, sino también a las semillas más pequeñas que se tenían en posesión para ser plantadas. Cuando Jesús entró en escena, Él no culpó a los Fariseos por diezmar; pero los criticó por hacerlo con rudeza y a costa de amar a las otras personas. Los Fariseos estaban tan interesados en el cuidado meticuloso de la ley y observando cada diminuta estipulación que ellos prácticamente  no amaron más que a ellos mismos. 

Tercero, los Fariseos insistieron en una muy estricta observancia del día Sabático. Ellos muy a menudo encontraron en falta a Jesús por hacer cosas en el Sabbath que no estaban de acuerdo con la ley de los Fariseos. En una ocasión, cuando Jesús y sus discípulos caminaban a través de un campo y tomaron trigo para comer, los Fariseos lo criticaron; porque consideraron esto como un trabajo. No tenía que trabajar en el Sabbath. En varias ocasiones, Jesús sanó enfermos en el Sabbath; pero en lugar de regocijarse, porque el poder de Dios había sido demostrado y las personas enfermas recuperaron la salud, los Fariseos criticaron a Jesús por trabajar en el Sabbath. 

Uno debe tener presente que, mientras Josefo pudo haber llamado en su día a los Fariseos “el partido del pueblo” o “el partido popular”, estos mismos Fariseos, con el tiempo, llegaron a disgustar mucho al pueblo. 

 

Saduceos 

Al contrario de los Fariseos que rastrearon su linaje hacia hasta llegar al profeta Moisés, los Saduceos remontaron su pasado hasta el sacerdote Sadoc, aproximadamente por el 1000 AC durante el tiempo del rey David. De nuevo, uno debe recurrir a Josefo para rellenar algunos espacios en blanco acerca de estas personas. En una obra titulada “Las Guerras de los Judíos”, Josefo prueba que los Saduceos formaron un partido gobernante, o un partido aristocrático y que ellos eran los mayores mediadores (o acomodaticios) entre los judíos y Roma. Los Saduceos estaban tan preocupados en preservar sus propios intereses que adoptaron de muy buena gana las estipulaciones que Roma impuso. Desde el tiempo de Herodes el Grande hasta la revuelta contra los romanos en el 64 DC los Saduceos estuvieron en control del sumo sacerdocio y la administración del Templo. Teológicamente, los Saduceos aceptaron sólo el Pentateuco, consideraron el resto del Antiguo Testamento como innecesario. La Torah, los cinco libros de Moisés, fueron su preocupación central. 

Los Fariseos; sin embargo, abrazaron al Antiguo Testamento por entero. Ellos también difirieron de los Saduceos por estar relativamente abiertos y receptivos respecto a nuevos desarrollos teológicos. Por ejemplo, la doctrina de la resurrección del cuerpo de la muerte, no es un tema prominente del Antiguo Testamento. Si bien es cierto que hay referencias a la resurrección corporal en Job, Daniel y en los Salmos, la idea no era lo que uno podría llamar una auténtica doctrina dentro del Judaísmo del Antiguo Testamento. Mientras que los Fariseos estaban abiertos a esta doctrina, los Saduceos no lo estaban. Uno también debe tener en mente que la doctrina de los ángeles, que sí era una doctrina prominente  en el Antiguo Testamento, no fue aceptada por los Saduceos; pero sí fue abrazado ampliamente por los Fariseos. 

Un escritor ha sugerido que si un individuo quería comparar los dos grupos, todo lo que tenía que hacer era hallar lo que un grupo creía y saber simplemente que el otro grupo sostendría la visión opuesta. Los Saduceos no aceptarían ninguna doctrina, si no estaba enseñada explícita y completamente en la Torah. 

Jesús rechazó los legalismos y la insensibilidad de los Fariseos. En Mateo 23, uno halla algunas palabras bien escogidas que Jesús usó en referencia a los Fariseos. Él los llamó hipócritas que significa “llevar una cara falsa” o “pretender ser religioso cuando, en el corazón de todos ellos no los eran”. Él los llamó líderes ciegos de los ciegos. Y, quizás la más significativo, Él se refirió a ellos como sepulcros blanqueados, llenos de huesos de muertos. por fuera y parecían limpios, santos, pero en el interior estaban completamente desprovistos de cualquier relación correcta con Dios.

Sin embargo, a pesar del hecho que Jesús criticó severamente la pretensión de los Fariseos, hubo algunas formas en las que Él se identificó con ellos. Por ejemplo, Él creyó que el Antiguo Testamento entero era la Palabra de Dios. Nosotros tenemos sólo que ir a Lucas 24, para ver que Jesús entendió al Antiguo Testamento entero como la Palabra de Dios, creyó ciertamente en la resurrección del cuerpo, en la actividad angélica y que uno podría vivir justamente en una sociedad completamente corrupta; aunque Su definición de justicia difirió bastante significativamente de la definición de los Fariseos. 

 

Zelotes 

Los Zelotes han sido mencionados antes como uno de los grupos que se resistieron a la cultura grecorromana. Ellos fueron un grupo rebelde, que confiaban en el poder militar. La palabra Zelote viene de una palabra que significa “hervir” o “bullir”, indicando bastante claramente su disposición y actitud. Los Zelotes se resistieron a la dominación extranjera. Tenían una agenda para lo que, en cada sentido de la palabra, podría llamarse guerra de guerrillas, y ellos se opusieron completamente a todo lo extranjero. La relación exacta de Jesús con los Zelotes ha sido debatida por muchos estudiosos. Por ejemplo, el pagar impuestos era un problema ardiente en el mundo del primer siglo y los Zelotes estaban completamente en oposición a pagarle impuestos a César. Jesús; sin embargo, dijo que César igual, debe recibir su deuda. 

Con toda probabilidad, Barrabás, el prisionero escogido para ser liberado cuando Jesús fue crucificado, era un revolucionario Zelote. Uno de los propios discípulos de Jesús, interesantemente, era una Zelote, conocido como Simón el Zelote (Lucas 6:15) Esto probablemente se refiere a su viejo estilo de vida. Habiendo llegado a ser un discípulo de Jesucristo, él siguió el camino del amor en lugar del camino de la rebelión.

Es interesante que el amor de Dios expuesto en la enseñanza de Jesús incluso haya alcanzado el corazón de uno conocido, por haber sido caracterizado como un Zelote que hervía y bullía bajo la mano fuerte de la opresión romana. Jesús nunca dirigió una guerra contra el Imperio Romano. Sus armas no eran la espada o la lanza; sino la Palabra de Dios. Él creyó que el amor podría vencer al reino del mal, tanto que, Él finalmente dio su vida, la suprema prueba de su convicción. 

 

Recaudadores de Impuestos

A primera vista uno puede considerar que esto es apenas un grupo de poco valor. Después de todo, un recaudador de impuestos es un recaudador de impuestos; sin embargo, hay más en la historia que eso. Los romanos no recaudaban personalmente sus impuestos, Ellos nombraban  a ciertos individuos de la población local para dicha recaudación. Era un esquema ingenioso. Quienes vivían en cada comunidad sabían donde estaba la riqueza y los romanos  evitaban la ira personal y el peligro de entrar en cada barrio. Los judíos fueron nombrados por el gobierno romano para la actividad y probablemente eran pagados por una comisión. Por esta razón, los recaudadores de impuestos fueron odiados por los judíos, eran vistos como traidores, como aquellos que se habían vendido al gobierno romano. El pueblo sentía que un recaudador de impuestos simplemente no cuidaría de su compañero. Imagine a un judío, recibiendo impuestos para el gobierno romano, ¡para el gobierno romano de sus compañeros judíos!

Los recaudadores de impuestos fueron odiados por otras razones. Adicionalmente a ser colaboradores de Roma, estaban continuamente entrando en contacto con los gentiles y esto los hacía ritualmente impuros. También eran despreciados por los compañeros judíos que los veían como ladrones. Con toda probabilidad, muchos de ellos lo fueron. Subsecuentemente los romanos exigieron una cantidad fija de ingresos a ser reunido, cualquier cantidad que el recaudador de impuestos podría tomar de las personas por encima del requisito era su ganancia. Así, un recaudador de impuestos tenía motivos buenos para recaudar más de lo requerido. Al judío, el término recaudador de impuestos era sinónimo de extorsionista.

Uno de los recaudadores de impuestos más prominentes mencionado en la Escritura fue Zaqueo, conocido por el hecho de que siendo pequeño de estatura se subió a un árbol para ver a Jesús cuando llegó a su pueblo. Jesús llamó a Zaqueo que bajara del árbol y le sugirió que ellos irían a su casa por una comida. Esto era, por supuesto, otra violación del código social judío en términos de los Fariseos. Los profetas y los santos varones de Dios no tenían compañerismo con los pecadores y los publicanos.

Más notable fue la contestación de Zaqueo.  Le dijo a Jesús que él devolvería lo que tenía, lo que había recaudado de sus contemporáneos, reconociendo de hecho que era un extorsionista. 

Mateo probablemente fue el segundo recaudador de impuestos más reconocido en el Nuevo Testamento. Así como es notable que Simón el Zelote llegó a ser un discípulo de Jesús, volviéndose de sus caminos rebeldes; también lo es que el recaudador de impuestos Mateo llegó a ser un fiel discípulo del Maestro. 

 

'Am Ha-Aretz (Pueblo de la Tierra) 

El término para este cuarto grupo significa el pueblo común de Israel, el campesino, el judío de las calles. Estos eran aquellos que vivían de la tierra, quienes trabajaron la tierra, los granjeros y los pastores. Ellos eran de hecho el pueblo común, no rechazaron la Torah; pero cuando algunas de las estipulaciones de la Torah se volvieron imprácticas, las desatendieron, cuando no era conveniente pagar impuestos, o pudieron evitarlo, no pagaron. Cuando ellos juzgaron innecesario pagar el impuesto del Templo o diezmar, no lo hicieron. Uno podría decir que este pueblo común practicó un descuido juicioso con respecto a la autoridad, en términos de líderes políticos y religiosos. 

Los Fariseos detestaron mucho a los 'Am Ha-aretz, llamándolos los padres de la impureza; porque eran ritualmente sucios y ceremonialmente impuros, no eran escrupulosos en guardar la Ley; aunque ellos eran, en todo el sentido de la palabra, ciudadanos de segunda clase del judaísmo del primer siglo, todavía representaron a las masas. Éstas fueron, por supuesto, las multitudes a quienes Jesús muy frecuentemente ministró. 

 

 

 

Pecadores 

El grupo de personas en el Nuevo Testamento que finalmente se menciona en este estudio será el de los Pecadores. La definición para los pecadores no es necesariamente sinónima con 'Am Ha-aretz. Estas personas son designadas como pecadores; porque ellos no hicieron ningún compromiso con  las cosas de Dios, ya que rechazaron todas las cosas por las que los Fariseos estaban en pie, ellos fueron considerados como moralmente corruptos, espiritualmente arruinados, los despreciados de los despreciados. A la luz de los intensos programas religiosos de los Fariseos, uno sólo puede imaginar cuanto rechazó y aislamiento deben haber sentido y sufrido estas personas. 

 

Conclusión 

 

Principalmente, estos seis grupos de personas, Fariseos, Saduceos, Zelotes, Recaudadores de impuestos, 'Am Ha-aretz y Pecadores, conformaron la sociedad de ese mundo en el primer siglo. Éstas son las personas con quienes Jesús se mezcló, vivió y a quienes Él atendió.  A todos ellos Jesús les predicó el reino de Dios. El mensaje que Jesús predicó era notorio y dramáticamente diferente del mensaje de los Fariseos.

Para Jesús, el reino de Dios se trataba de una relación con Dios, con actitud hacia el deber y hacia los otros. Se debía hacer con amor, servicio y el riesgo del discipulado. Ninguna de estas cosas era realmente importante para los Fariseos.

Esta es la contextualización del mundo político, socio-cultural y religioso del Nuevo Testamento, todo lo cual debe ser entendido por los estudiosos serios, para comprender e interpretar apropiadamente las Escrituras.