Vestidos y Ornamentos
Los estilos de vestidos en las tierras
occidentales sufren cambios constantemente. Por
el contrario, en los países orientales, la
manera de vestir actual es casi la misma de hace
siglos. Hay un punto de vista prevaleciente en
las tierras bíblicas, y es que está moralmente
equivocado el cambiar cualquiera cosa antigua.
Así el vestido predominante en Palestina en los
tiempos modernos (excepto el de los judíos que
han regresado a su tierra de varios países del
globo) es tal como era en las épocas en que se
escribió la Biblia.
LA ROPA INTERIOR- -TUNICA O CAMISA
La túnica (impropiamente traducido "saco") era
una camisa que se usaba junto al cuerpo. Se
hacia de piel, tela de pelo, lana, lino, y en
tiempos modernos usualmente de algodón. La forma
más sencilla era sin mangas, y llegaba hasta la
rodilla y algunas veces al tobillo. La gente "bien"
la usaba con mangas y hasta el tobillo, tanto
las mujeres como los hombres las usaban (véase
Cant. 5:3), aun cuando sin duda había una
diferencia de estilo y modelo en lo que ambos
usaban. Entre las clases pobres, la túnica era
la única prenda de vestir usada en verano. Las
personas de más alta clase usan solamente la
túnica en el interior de su casa, pero no la
usaban sin llevar una vestidura encima cuando
estaban fuera de casa, o cuando recibían alguna
persona. El término "desnudo" en la Biblia, se
usaba cuando el hombre vestía sólo la túnica
(cf. Isa. 20:2-4; 1:8; Jn. 21:7). De la persona
que iba vestida de esa manera escasa, se decía
que iba "desnuda". Por regla general los judíos
en tiempo de Cristo al menos tenían un cambio de
indumentaria. Un hombre era considerado pobre si
tenía sólo un vestido. Juan el Bautista decía a
los que le escuchaba "el que tiene dos túnicas,
dé al que no tiene" (Luc. 3:11). Y Jesús envió a
los Doce en misión evangelística y sanadora, les
dijo que no llevaran dos ropas de vestir (Mat.
10:10).
La túnica que Jacob dio a José (Gen. 37:3) fue,
según la Septuaginta y la Vulgata, según la
traducción en español una "ropa diversos colores".
Pero la expresión hebrea usada aquí es la misma
que se usa para el vestido que usó Tamar, la
hija del rey David, traducida en griego y latín
como "un vestido con mangas" (Vea 2 Sam. 13:18).
Por esta razón muchos de los eruditos bíblicos
creen que la ropa de Jesús era una túnica larga
con mangas: Las clases trabajadoras por lo
regular usaban túnicas cortas, mientras que la
aristocracia usaba túnicas largas con mangas
también largas, era una distinción para José el
usar la túnica de los aristócratas, sin embargo,
algunos se inclinan a pensar que era un manto
que usaba sobre la túnica. El vestido de Jesús
sobre el que los soldados echaron suertes, una
túnica sin costura (Jn. 19:23). Siempre se ha
hecho referencia a él como un manto, pero esto
no es correcto porque no era su vestido
exterior, sino su ropa interior.
Desgraciadamente las tradiciones han sido
responsables de esta idea errónea.
LA TUNICA EXTERIOR
En los tiempos bíblicos había una túnica más
suelta y más larga, que algunas veces se usaba,
pero no por la gente común. La Escritura indica
su uso por los reyes (1 5am. 24:4), por los
profetas (1 Sam. 28:14), por los nobles (Job
1:20), y algunas veces por los jóvenes (1 Sam.
2:19). Algunos eruditos bíblicos piensan que era
un tercer vestido, es decir, aparte de la túnica
acostumbrada y la capa exterior. Pero otros han
pensado de esto como de un manto especial que se
usaba sobre la túnica, y ésta puede haber tomado
el lugar de la capa. E L C I N T O Si la túnica
no se sujetaba con un cinto, podía estorbar, no
permitiendo andar libremente, así es que siempre
se usa un cinto cuando se sale del hogar para
hacer cualquier jornada (véase 2 Reyes 4:29;
Hech. 12:8). Hubo antes y hay actualmente dos
clases de cintos. Uno era la variedad común,
hecho de cuero, por lo regular de quince
centímetros de ancho y equipado con broches.
Esta era la clase de cinto usada por Elías (2
Reyes 1: 8), y por Juan el Bautista (Mat. 3:4).
El otro es de una clase más costosa. Es de lino
(véase Jeremías 13:1), aunque algunas veces era
de seda o de material bordado. Es generalmente
de ancho, como de una mano. El cinto sirve como
una faltriquera donde se guarda dinero (2
Sam.18:11) y otras cosas que se necesitan (Marc.
6:8). El cinto se usaba para afianzar la espada
de la persona a su cuerpo (1 5am. 25:13). Por
eso el cinto era una parte muy necesaria en el
vestuario del hombre. En las Escrituras con
frecuencia se hace un uso simbólico del cinto.
Cuando Jesús dijo a sus discípulos: "Estén
ceñidos vuestros lomos" (Luc. 12:35), es como si
hubiese dicho: "Sed como hombres que tienen una
gran carrera que hacer, recoged vuestras ropas,
asegurándolas con el cinto; para que nada os
impida vuestros pasos". En lenguaje bíblico "estar
ceñidos" quiere decir: estar listos a la acción"
(cf. Sal. 18:39). El profeta Isaí habla de que
será la justicia cinto de los lomos del Mesías
cuando él gobierne el mundo (Isa. 11:5). Y Pablo
describe la verdad como cinto del cristiano en
su lucha con Satán (Ef. 6:14).
EL MANTO O LA CAPA
El vestido exterior que los aldeanos palestinos
usan, es una larga que serviría a los
occidentales de abrigo. Se fabrica de o pelo de
cabra y algunas veces de algodón. Es de color
café oscuro de diferentes tonos y con tiras
blancuscas perpendiculares, como abrigo contra
el viento y la lluvia, y como cobertor por las
noches. Es un cuadro más o menos común el ver a
un hombre andando en un día caluroso, llevando
su pesada capa. Y si se le pregunta por qué la
lleva, su contestación será, "Lo que resguarda
del frío, resguarda también del calor". Fue este
vestido o capa exterior la que usó Elías para
abrir aguas del río Jordán cruzándolo en seco
con Eliseo. Luego, al transportado al cielo, su
capa vino a ser propiedad de Eliseo (2 Reyes
2:8-13). Los tres jóvenes hebreos que fueron
arrojados al horno ardiendo, estaban ataviados
con sus mantos, así como de sus capas y otro
vestido (Dan. 3:21).
La ley de Moisés contenía un mandamiento
explícito acerca de este vestido exterior. Dice
la Ley: "Si tomares una prenda de vestido de tu
prójimo, a la puesta del sol se la volverás:
porque sólo aquello es su cubierta, es aquel el
vestido para cubrir sus carnes, en el que ha de
dormir: y que cuando él a mí clamare, yo
entonces le oiré, porque soy misericordioso"
(Ex. 22:26, 27).
La necesidad de este mandamiento se entiende
fácilmente do se sabe cómo el manto se usaba por
la noche. El acostarse por la noche es un asunto
muy sencillo para los beduinos y labriegos.
Esteras, alfombras o colchones se usan para
acostarse, pero el huésped no provee nada. Cada
persona provee lo propio que consiste en su
manto. Estando su tejido muy apretado, es
caliente, y si la persona duerme fuera en el
campo, su abrigo lo resguarda aun de la lluvia
Es por causa de este vestido exterior, que es el
abrigo del hombre por la noche, por lo que esta
ley no permite a nadie tomarlo como prenda o
garantía, porque ello le priva de conservarse en
calor mientras duerme. Tal vestido, si se tomaba,
tenía que ser devuelto antes de meterse el sol.
El conocimiento de esta ley y su propósito ayuda
a entender algunas de las aseveraciones de
Cristo.
En una ocasión dijo: "y al que te quitare la
capa, ni aun el sayo le defiendas" (Luc. 6:29).
Esta orden fácilmente se entiende porque el
vestido exterior sería el que con más facilidad
fuera tomado por un ladrón. Pero en otra ocasión
también dijo: "Y al que quisiere ponerte a
pleito y tomarte tu ropa déjale también la capa"
(Mat. 5:40). Un juzgado judío no consentiría que
un vestido exterior le fuese quitado a manera de
juicio por causa de la ley de Moisés a que se ha
hecho referencia. Sin embargo, puede dictarse
una sentencia sobre una ropa interior, tales
casos Jesús recomendaba ir "1a segunda milla"
dando también el vestido exterior. Debido al
tamaño del manto, éste servía para llevar varias
cosas en él. El seno siempre se usaba para
llevar granos o fruta. Jesús dijo: "Dad, y se os
dará; medida buena, remecida, y rebosando darán
en vuestro seno: porque con la medida con que
midiereis, será vuelto a medir" (Luc. 6:38).
Ruth pudo poner seis medidas de cebada en su
manto (Ruth 3:15). Así es que el vestido de
encima servía para muchas cosas útiles.
TURBANTE
Mucha atención al cuidado de su cabello
prestaban los judíos en tiempos bíblicos. A las
jóvenes les encantaba llevarlo grande y
encrespado (Cant. 5:11), y se enorgullecían dc
tenerlo grueso y abundante (2 Sam. 14:25, 26).
Los hombres de edad mediana y los sacerdotes
ocasionalmente se cortaban el pelo, pero muy
poco. La calvicie era rara y se sospechaba que
cuando la había, era propicia a la lepra. Por
eso cuando los muchachos dijeron a Eliseo "¡Calvo
¡Calvo, sube!" (2 Reyes 2:23), usaban una
maldición extrema, que el profeta siendo joven,
posiblemente no estaba calvo. Los hombres no se
cortaban la barba, sino que se la dejaban crecer
bastante (2 Sam. 10:4, 5).
La barba se la ungían con aceite con frecuencia.
Los judíos siempre usaban un turbante en público,
porque en ciertas estaciones del año es
peligroso en Palestina exponer la cabeza a los
ardientes rayos del sol. Este turbante era hecho
de material grueso y se pasaba varias veces en
derredor de la cabeza. Eran algo parecidos a
nuestros pañuelos y eran hechos de lino.
Recientemente se fabrican de algodón. El
patriarca Job y el profeta Isaías mencionan el
uso de turbantes como tocado (Job 29:14; Isa.
3:23). En lugar de turbante, los árabes de
Palestina actualmente usan un velo en la cabeza
que llaman kaffieh, el cual cuelga sobre parte
de su vestido.
S A N DA L I A S
Los zapatos usados por la mayoría en tiempos del
Nuevo Testamento eran sin duda lo que nosotros
llamaríamos sandalias. Estas consistían de una
suela de madera o de cuero, que se aseguraban a
los pies con correas de cuero. Algunas personas
usaban algo que se asemejaba a los zapatos
occidentales. Con ellos el pie estaba
completamente cubierto, o sólo los pulgares
quedaban de fuera. Tales zapatos se consideraban
como una voluptuosidad, porque las referencias
bíblicas al calzado indican el uso universal de
las sandalias. En el Antiguo Testamento con
frecuencia se hace mención de las sandalias. El
profeta Amós dijo: "porque vendieron por dinero
al justo, y al pobre por un par de zapatos" (Amós
2:6). Abrahán habló de las correas de las
sandalias (Gen. 14:23). Las referencias del
Nuevo Testamento a las sandalias son muchas. El
ángel dijo a Pedro "Cíñete y átate tus sandalias"
(Hech. 12:8). Y Juan el Bautista se refiere a la
agujeta o correa de las sandalias del Mesías
(Marc. 1:7).
DIFERENCIA ENTRE EL VESTIDO DE LA MUJER Y DEL
HOMBRE
La ley de Moisés prohibía al hombre usar vestido
de mujer, y la mujer usar el vestido del hombre
(Deut. 22:5). Entre los árabes beduinos de
Palestina hay un gran cuidado en que cualquier
no imite la manera de vestir del otro. Un día un
viajero descubrió a un hombre que se había
puesto un vestido de mujer para hacer un trabajo
pesado. Había sido alquilado para ser guía, pero
tenía mucho cuidado de que ninguno de sus
paisanos lo viera con traje mujer, y se
escabullía tan pronto como podía para ponerse
las ropas de hombre. La diferencia entre el
vestido del hombre y el de la mujer se debe
notar cuidadosamente. El vestido de la mujer se
diferenciaba más del detalle que en clase.
Debemos suponer que en cada caso sus vestidos
eran un poco más bien acabados. Sin duda que las
túnicas eran más largas, capas más largas, que
la generalidad. Y si así lo hacían, puede
decirse que tenía todo el derecho para ello,
porque ellas sólo hacían sus propios vestidos,
sino también los de sus señores.
El velo era la característica distintiva del
vestido de la mujer. Todas las mujeres, con
excepción de las criadas y mujeres de baja
condición de vida, usaban el velo. Las mujeres,
por lo general nunca se lo quitaban, a menos que
estuvieran en presencia de los sirvientes y en
muy raras ocasiones.
Esta costumbre ha prevalecido entre los
orientales hasta la época moderna. Cuando viajan,
las mujeres echan hacia atrás el velo sobre la
parte trasera de la cabeza, pero si ven que se
aproxima un hombre, lo vuelven a su posición
original. Así Rebeca, cuando vio que Isaac se
aproximaba a su camello en la caravana, se
cubrió la cara con el velo (Gen. 24:64, 65).
Cuando la mujer está en su casa, no habla a un
huésped sin antes ponerse el velo y en la
presencia de doncellas.
No entran en la cámara del huésped; más bien,
permanecen de pie a la puerta, haciendo saber al
sirviente lo que desean (véase 2 Reyes 4:12,
13). Es conveniente recordar que las prostitutas
no usan velo. Hoy, como en tiempos antiguos,
tanto las vírgenes como las mujeres casadas
pueden verse llevando el velo en las tierras
bíblicas. Las costumbres antiguas no se observan
estrictamente por algunas mujeres musulmanas,
porque actualmente van sin velo. Aun cuando la
costumbre era que las mujeres usaran un velo que
cubriera completamente la cabeza, cuando estaban
en público, esta costumbre no se guardaba
estrictamente entre las mujeres hebreas. Se les
daba más libertad que la que se permitía a las
mujeres árabes.
Los egipcios vieron el rostro de Sara (Gen.
12:14). Cuando estaba orando, Elí "vio moverse
su boca" (1 Sam. 1:12). Cuando una mujer se
bajaba el velo, estaba estrictamente prohibido a
cualquier persona levantárselo, pero ella estaba
en libertad para hacerlo si así lo deseaba.
Jesús dijo: "Cualquiera que mira a una mujer
para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón" (Mat. 5) La Escritura indica que las
mujeres algunas veces exponían su a la vista.
Las solteras eran siempre más idóneas para
cubrirse el velo que las mujeres casadas. La
cofia de las bethlehemitas tiene bastante
interés y nos da sobre las costumbres bíblicas.
Constaba de dos partes. Primero había lo que
podía llamarse una cachucha alta en cuyo frente
cosían hileras de moneda de oro o de plata.
Tenía que ser una honrosa circunstancia la que
le hiciera compartir con alguien sus monedas. Si
ella perdía una de ellas, quería decir que se
atraería a mal por la pérdida, y se consideraba
como una gran vergüenza, pues, la mujer de quien
Jesús nos habla en Lucas 15:8.10, sólo había
perdido una dracma que podía usarse para
adquirir algunos artículos, sino que había
perdido una parte de lo que su ornamento y que
era también su dote.
Se hacían reflexiones sobre su carácter.
Segundo, estaba el velo que era una pieza grande
quizá dos metros y como de uno y fracción de
ancho. Se ponía sobre la cachucha de una manera
que cubriera toda la cofia, con excepción de las
monedas. La mayor parte de estos velos se
fabricaba de lino grueso blanco. Algunos son
bordados, mientras que están completamente
cubiertos con trabajo de aguja. O R N A M E N T
O S Como regla general, los judíos no favorecían
la extravagancia en el vestido, y había pocos
adornos en ellos ornamentos.. Algunos hombres
llevaban un anillo en su mano derecha, o
suspendido del cuello con un cordón o cadena. En
aquel tiempo ésta era una sortija con sello, y
servia como la firma de la persona de su dueño,
y por lo tanto no era usado como ornamento.
(Para ejemplos de anillos en la Escritura, véase
Gen. 38.18, Cant. 8.6, Luc. 15:22, etc.). Entre
las mujeres había más deseo de adornarse que en
los hombres. Pedro y Pablo condenaron el
encrespamiento exagerado del cabello en la mujer
(1 Ped. 3:3; 1 Tim. 2:9), y el uso de ornamentos
posiblemente entraba en la costumbre. Los aretes
en su tiempo eran usados por la familia de Jacob
(Gen. 35:4). Los zarcillos de oro de las mujeres
israelitas contribuyeron para que Aarón hiciese
el becerro de oro (Ex. 32:2).
Estos zarcillos como se usan ahora en el Oriente
tienen como principales patrones los que son en
forma de bolas, pendientes largos, formas
semicirculares o discos. En nombre de su amo, el
siervo de Abrahán llevaba dos brazaletes listos
para regalarle a Rebeca (Gen. 24:22). En años
recientes éstos se hacían de oro, plata o vidrio
de color. En el tercer capitulo de la profecía
de Isaías, hace una lista de muchos de los
ornamentos femeninos. A collares y pendientes se
hacia alusión en Isaías 3:19. Ahora toman la
forma de bolas, cuadros, o cilindros huecos. Las
tobilleras que ahora tienen campanas y discos
adheridos, también se mencionan en este capítulo
(Isa. 3:19). Actualmente son usados por las
mujeres de los beduinos. Los joyeles de las
narices que usan estas mujeres forman parte de
la lista que hace Isaías de los ornamentos
femeninos (Isa. 3:21). Los amuletos se usaban en
tiempos de Isaías (Isa. 3:20), y aún se usan en
el Oriente como un hechizo para proteger a la
persona de varias clases de males.
VESTIDOS ESPECIALES DE LOS FARISEOS
Los fariseos en su vestido religioso, usaban dos
artículos de vestido, los que usaban otros
judíos y lo enfatizaron de una manera especial
que llegó a ser su vestido distintivo. Uno de
estos era la filatería. Consistía en una pequeña
caja de metal, o tiras de pergamino que se
aseguraban en las manos o en la frente por medio
de ellas. Esta contenía pasajes de la Escritura
que se referían a la Pascua y a la redención del
primogénito de Egipto. Esta costumbre basaba en
ciertas prevenciones (Ex.13:9, 16). Los judíos
aún ponen en sus brazos y en sus frentes. El
otro rasgo característico especial del vestido
de los eran las franjas azules puestas en las
esquinas del manto, como mandaba la ley mosaica
(Núm. 15:37, 38; Deut. 22:12). Los judíos usaban
sus filacterias anchas, y franjas largas (Mat.
23:5). Fue por el orgulloso uso de estas cosas
sin una apreciación de su valor, Jesús los
condenó severamente.
EL VESTIDO DE CRISTO
-Como se vestía el Senor Jesucristo? Los
artistas famosos han hecho un retrato famoso de
El para nosotros, no siempre nos a dado una idea
exacta. Un escritor del siglo pasado ha tratado
de describir su vestido. Merece un cuidadoso
estudio. "El debe haber usado siempre sobre su
cabeza el turbante, el tocado nacional usado
tanto por ricos como por pobres... El turbante
que El usaba era blanco probablemente, asegurado
bajo su mentón por un cordón y por los lados
caía sobre los hombros y sobre su túnica, su
turbante llevaba su cabello largo, y su barba
sin rasurar. Su túnica el vestido interior, era
de una pieza y sin costura; por lo mismo era de
algún valor, y probablemente le había sido
obsequiada por alguna de las mujeres que le
"ministraban de sustancias". Sobre ésta llevaba
el manto suelto y flotando. Este manto no era
blanco, pero se ha dicho que emblanqueció
durante la transfiguración. No era rojo, porque
era el color militar; probablemente era azul,
porque el azul era entonces común; o bien, pudo
haber sido simplemente blanco con rayas cafés.
En cualesquiera caso, Jesús tenía en las cuatro
esquinas de su manto, las franjas...
El usó sandalias en sus pies, como lo sabemos
por Juan el Bautista; y cuando viajaba de un
lugar en lugar, sin duda llevaba un cinto en
derredor de su cintura, llevando un bastón en su
mano"
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